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Martín Balza: “Sin Alfonsín el juicio a las Juntas Militares no se podría haber hecho”
ENTREVISTA EXCLUSIVA

Martín Balza: “Sin Alfonsín el juicio a las Juntas Militares no se podría haber hecho”

El ex jefe del Estado Mayor del Ejército Argentino nacido en Salto habló de diferentes temas y valoró el coraje del ex Presidente radical. “Tuvo la transición más difícil de la actual democracia; en algunos cuarteles lo llamaban el anticristo”, reveló.

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Servir a la Patria. Una frase muy utilizada pero muy pocas veces puesta en práctica. Pero es, sin dudas, lo que ha intentado hacer Martín Balza a lo largo de toda su carrera militar, llegando a ser Jefe del Estado Mayor del Ejército Argentino, embajador en Colombia y Costa Rica. “Del Ejercito recibí tanto como de una madre bien amada”, aseveró.

Nacido en Salto, lugar al cual reconoce y recuerda como el sitio donde se crio y se formó como hombre, no olvida su lugar de origen y asegura tenerlo siempre presente. También recordó sus partidas de ajedrez en Rojas y otros pasatiempos de pueblo.

Martín Balza proviene de una familia humilde. Recuerda a su padre vasco español, muy culto, cantando La Marsellesa, ya que vivió muy cerca de Francia.

Por eso estudió en un seminario (donde estudiaba la gente humilde). Ya en Argentina, se formó en temas jurídicos y se desempeñó como procurador no universitario.

Con mucho pesar Balza contó que perdió a su padre de muy de joven, con tan sólo 16 años. De no ser así, seguramente su meta hubiera sido la abogacía.

Pero el destino quiso que luego de terminar el secundario en Salto, se alistase en el Colegio Militar, sin ningún antecedente. “Hoy volvería a tomar la misma decisión”, admitió.

A sus 89 años, sus pasatiempos en la actualidad son escribir columnas para diarios nacionales, leer, estar informado, disfrutar de su familia y tratar de transmitir a los más jóvenes sus historias.

Odia las guerras más que cualquiera, según le dijo a Diario Núcleo, y sólo se arrepiente “de no haberle dado más abrazos a los soldados del Litoral que combatieron en Malvinas”. 

Agradecido de la virgen de Itatí, no se olvida que estando en la guerra, en el octavo día en las islas, nació su hija (la cuarta después de tres varones), a miles de kilómetros de distancia.

Por eso, le pidió a la virgen salir con vida del conflicto bélico para poder conocerla, lo cual pudo hacer tres meses después. Con el tiempo, vistió Corrientes para cumplir la promesa.

Sin pelos en la lengua, también tuvo tiempo de hablar de la actualidad del país y se mostró preocupado “al igual que todos los argentinos” por los problemas que hay.

También contó que vio la película “Argentina, 1985”, la cual consideró, desde su “interpretación personal” (algo que siempre remarca, ya que cree no tener la verdad revelada en ningún tema), que “hubo omisiones importantes”. “Sin Alfonsín el juicio a los Juntas Militares no se podría haber hecho”, aseguró.

También cuestionó cada uno de los golpes de Estado que sufrió el país y argumentó que fue un “horror” lo vivido. A pesar de su cariño y pasión por el ejército, fue uno de los primeros militares de alto rango en criticar abiertamente las violaciones de Derechos Humanos que han ocurrido dentro de la fuerza en aquellos años. 

Además, pidió a los políticos acercarse más a la gente, la cual descree de la clase, y terminar con la grieta. Todos estos temas y algunos más, se podrán leer en las siguientes líneas de esta nota.

Balza fue el último jefe del Ejército del Siglo XX, ya que su retiro fue en 1999. Considerado como el hombre que lo democratizó, ha marcado un punto de inflexión en la manera de pensar en la institución. Aunque no se reconoce en ese rótulo, aseguró que “la democratización del Ejército la hicieron los soldados de Malvinas”.

Sus días en la actualidad y la película “Argentina 1985”

Leer y escribir son sus pasatiempos, publica artículos en diarios de prestigio, le interesa estar informado y charlar con los vecinos para estar cerca de la realidad.

Una de sus últimas columnas habla de la película “Argentina 1985”, de la cual dio una interpretación personal de la misma, respetando las diferentes. “Por lo que vi, y lo que no vi, puedo decir que tiene omisiones importantes”, soslayó.

Más allá de eso, es consciente que el rodaje tiene “partes de ficción comprensibles” y no busca hacer una crítica de la misma, eso se lo deja para los entendidos en el tema. “Desde el punto de vista político y militar hice una apreciación, porque en esa época era coronel y viví los hechos y conocí a muchos de los actores.

Por eso me permití hacer un comentario sobre el juicio a las Juntas Militares. Los unos y los otros no están dispuestos a aceptar la responsabilidad de la época demencial que asoló al país en los 70”, manifestó.

En conclusión, para Balza, “sin el triunfo electoral del doctor Raúl Alfonsín en 1983, con el 52% de los sufragios en primera vuelta, difícilmente se hubiera realizado el juicio a las Juntas Militares, ni tampoco se podría haber hecho la película”. “Esto lo digo como un ciudadano más, no tengo nada partidario. 

Alfonsín tuvo la transición más difícil de la actual democracia; en algunos cuarteles militares lo llamaban el anticristo. Por eso hay que reconocer que su tarea fue muy importante, por el coraje, la ecuanimidad con la que encaró la tarea de esclarecimiento y de encuadramiento jurídico de los crímenes cometidos por la dictadura cívico militar. En la película a Alfonsín no se lo menciona”, recriminó.

La llegada de Menem a la presidencia

“Con Carlos Menem como presidente de Argentina vinieron los indultos inconstitucionales. Si bien el indulto es una facultad del Poder Ejecutivo Nacional, sólo se puede aplicar para los condenados por la Justicia Federal, pero Menem indultó a los procesados (lo cual impide que demuestre su inocencia). Además, quedó por hacer el juicio a las cúpulas de las organizaciones terroristas”, remarcó.

La situación actual de Argentina

Balza cree que cada ciudadano quiere a su país, pero nota mucha preocupación en la sociedad por lo que ocurre, y también comparte. “Insisto con que lo que trato de hacer es interpretar los hechos.

Escucho mucho una muletilla sobre la verdad, pero el hombre tiene interpretaciones y la verdad la tiene Dios. Estamos en una grieta y tenemos que superarla”, destacó.

Además de leer y escribir, le gusta salir a caminar por la zona donde vive, conversar con la gente en la calle o en el café del barrio con los mozos. “Mi apreciación es que el ciudadano de a pie ha perdido la confianza en la dirigencia política. En todos mis años nunca vi una situación similar como la actual.

Pareciera que los políticos viven una realidad paralela y cada uno dice ser el constructor de la realidad y la democracia, pero los constructores de esas son el pueblo argentino en su conjunto. La mentira tiene patas cortas. Los hechos que vivimos son serios y podemos evidenciar una ceguera e indiferencia de los políticos”, aseveró.

Los golpes de estado y la guerra de Malvinas

El año que viene se cumplen 40 años de democracia ininterrumpida, pero para Balza, gran parte de la sociedad está anclada en el pasado buscando ver quién tiene la razón: “Todos somos responsables en mayor o en menor medida. No se puede adjudicar que hubo un terrorismo contra el Estado democrático. Y la respuesta que dio el Estado fue un golpe cívico militar, que se marginó de toda la fuerza que había que aplicar dentro del orden jurídico vigente”. Y agregó: “Los gobiernos se apartaron de todos los principios éticos, morales y religiosos, concibiendo un terrorismo de Estado, lo cual es muy serio. El concepto de desaparecido es terrible. Hubo violación de propiedad privada, robo de niños y otras cuestiones. Y no me vengan con que fue una guerra. Yo sé lo que es una guerra como miles de argentinos que fuimos a Malvinas”, disparó.

Balza fue uno de los militares de alto rango que fue a las islas a luchar por su país. No todos hicieron lo mismo. Esto, tal vez, lo haya hecho ser aún más respetado de lo que ya era dentro del Ejército. Inclusive, le tocó ser prisionero de guerra junto a otros 500 compañeros durante 30 días.

A pesar de eso, aseguró que el Reino Unido respetó su dignidad. “Malvinas fue el único conflicto donde argentinos y británicos respetaron los usos y leyes de la guerra, el derecho internacional humanitario y la dignidad del adversario. Esa fue la única guerra que viví y ahí no valía todo. En cambio, en los golpes de estado se marginaron de todo lo que acabo de explicar”, aseveró. 

A lo largo de los años, Videla, Massera y otros tantos se escudaron en decir que “cumplieron órdenes”. Parado en la vereda de enfrente, Balza asegura que no fue así: “Es decir que cumplieron órdenes de un gobierno constitucional el cual ellos mismos derrocaron, es un disparate porque eliminaron al adversario y no el accionar. Fue terrible y vivimos algo horrible”, incorporó.

Retornando a Malvinas, el teniente coronel en aquella época aseguró que “la guerra no es obra de Dios”, sino que “es un renunciamiento a las escasas pretensiones de la humanidad”. “Si hay algo de lo que me arrepiento es de no haber abrazado más a mis soldados. Ojo, los abracé mucho, pero a veces me pregunto si fue suficiente”, dijo.

Sus años como embajador

En 2003, tras un llamado del ex canciller Rafael Bielsa, recibió el ofrecimiento para ser embajador argentino en Colombia. “Eso me sorprendió porque no me considero un político. Tampoco sabía si estaba capacitado para el cargo, aunque había trabajado para Naciones Unidas y en el ejército tuve muchas misiones de paz”, contó.

Más allá de eso se tomó unos días para pensarlo, hasta luego aceptar. Finalmente estuvo 8 años en Colombia y 4 en Costa Rica. Sobre esos años, recordó que “fueron experiencias enriquecedoras” y que siempre trató de dar lo mejor de sí, para no defraudar a nadie. “Fui embajador de todos los argentinos, de todos los sectores e ideologías”, remarcó.

El rol de las fuerzas armadas en democracia

Para Balza, las fuerzas armadas nacionales, en especial el Ejército, son ejemplo de subordinación al poder constitucional. Y esto lo sustenta con los hechos ocurridos el 3 de diciembre de 1990 (la rebelión carapintada).

Pero el problema para el ex militar es que en este siglo hubo una desatención peligrosa hacia las fuerzas. Sobre esto dijo: “Es el elemento que tiene un país para cuidar los intereses vitales, a través de una disuasión en defensa de esos intereses. Tenemos una Patagonia rica, despoblada e indefensa. Hay gas, petróleo y otros minerales, además de un territorio marítimo de 6 mil kilómetros de costa totalmente desprotegidos”.

Es por eso que para Balza las fuerzas armadas “tienen que estar potenciadas para resguardar el territorio y no para pelear en Malvinas”. “Llevamos dos décadas desatendiendo a las fuerzas armadas. Las fronteras deberían estar protegidas por la Gendarmería Nacional y Prefectura. Pero de nada sirve tenerlas haciendo controles en los lagos de Palermo o en funciones policiales. Eso hace que tengamos fronteras permeables en todo sentido”, advirtió.

Lo que queda claro para Balza es que “cuando el germen de lo ideológico y lo político se aplica en una fuerza armada es muy peligroso”, y eso “es responsabilidad política”. A sus casi 90 años, su única verdad, es que volvería a elegir una y otra vez al Ejército como forma de vida, a pesar de lo que le ha tocado resignar y ver; porque en su concepto de vida, el servir a la patria se aplica diariamente.

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