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Confiterías bailables: los orígenes de la noche de Pergamino
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Confiterías bailables: los orígenes de la noche de Pergamino

Vía Appia y Fedra impusieron el concepto del ocio nocturno y la juventud ya no sería la misma. En esta nota de diarionucleo.com, la historia de los locales cambiaron la cultura de la ciudad.

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De la mano del historiador Raúl Villalba, diarionucleo.com reconstruye la historia de cómo se originó la noche pergaminense y cuáles fueron los factores jugaron a favor para la irrupción de las primeras confiterías que marcaron el inicio del ocio nocturno en la ciudad durante la década del 60'.

"Durante la noche el conjunto de gente parece como si se escondiera, se ocultara. Para el imaginario general, el día era la actividad productiva, el orden; en cambio, la noche comenzaba a ser parte del ocio, el placer, la diversión y el desorden. Así la noche se convierte en un hábito. Se la asocia al "ruido". Lo que sí se sabe, es que la noche en la ciudad es territorio distinto. Por ende, durante la misma existe siempre una ilusión de transgresión", extracto del libro "Pergamino entre 1960 y 1969: Pergamino y la década de oro" escrito Raúl Villaba en colaboración con María de los Ángeles González.

Vía Appia y Fedra: el inicio del ruido

Estas dos confiterías bailables fueron el punto de inflexión que marcó el gran cambio en la noche de Pergamino. La juventud ya no se vería restringida a pasar momentos de ocio nocturno en hogares de clase media o en bailes organizados por clubes barriales o escolares. El final de la década del 60' marcó la irrupción de la juventud en la cultura de todo el mundo y por supuesto esto se vio replicado en el país. "Los jóvenes ya no querían ser como sus padres ni tampoco respetar las reglas de los mayores. Como decía Beatríz Sarlo, fue la última revolución de los jóvenes", explicó Villalba.

Vía Appia fue la primera confitería bailable de Pergamino, se inauguró en el año 1963 y se mantuvo vigente durante 5 años en la esquina de 9 de Julio y Merced. Fue creada por "Pichi" Zini y "Pirincho" Fiorito. Su irrupción fue tan novedosa que el Concejo Deliberante debió sacar una ordenanza nueva ya que no existía ninguna previa que regule este tipo de locales. Dicha disposición aún se mantiene vigente.

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Otro de los cambios culturales que originó la confitería en la cultura pergaminense, fue que las mujeres no podían ir acompañadas por sus madres, como se solía hacer en los tradicionales bailes, sino que, por primera vez, debían concurrir solas.

La emblemática confitería bailable "Fedra" abrió sus puertas en el año 1968 y su creador fue Alberto Villanueva. Se construyó en el Cruce de Caminos en donde se encontraba el Hotel Roncatti, que había sido construido en la década del 40' y cuyo arquitecto fue el afamado Mario Álvarez, responsable de muchas edificaciones emblemáticas de Buenos Aires e incluso diseñó construcciones en París. Álvarez junto a Clorindo Testa fueron los arquitectos más importantes del país en aquellos tiempos.

Los arquitectos de Fedra dejaron adrede la escalera de entrada y la torre que poseía el hotel y que incluso hoy en día siguen en pie. Las publicidades de la época anunciaban la apertura de la confitería con el slogan "Fedra, regalese una noche feliz".

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En sus comienzos, la confitería aún conservaba algunas imposiciones de la época que pronto iban a cambiar, las mujeres debían vestirse de largo para poder concurrir a bailar y los hombres tenían que ir de traje. "El 80% de la música que se pasaba era para bailar pegados, como dice la canción", indicó Villalba.

Sus noches se extendían hasta las 4 de la mañana y las bebidas más demandadas tanto por hombres como por mujeres eran el whisky y el champagne. Poco a poco Fedra fue transformando la noche pergaminense e incluso se convirtió en una atracción turística debido a que cientos de jóvenes se trasladaban a Pergamino desde las ciudades vecinas para bailar. Incluso era la confitería elegida por los corredores de TC que llegaban para competir en las carreras del "Circuito Chico".

Me gusta la noche, me gusta el bochinche

El éxito que tuvo Fedra provocó que otros empresarios también abrieran confiterías bailables en el Cruce de Caminos a comienzos de la década del 70', trasnformando a la zona en el epicentro de la diversión nocturna de la ciudad. YeyosPhoenicia, fueron los boliches que funcionaban en el lugar.

Esto significó un imán para toda la juventud pergaminense, de las ciudades aledañas y hasta incluso de Buenos Aires. Personalidades de la época como Perla Caron, Susana Romero y hasta incluso Susana Giménez visitaron la ciudad para divertirse en estas confiterías. La diva argentina, que en ese entonces era una incipiente actirz, estuvo en la ciudad en el año 1971.

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Lo que fomentó la llegada de personalidades nacionales en Pergamino durante la década del 70' fue la fuerte industria textil que tenía la ciudad. Firmas muy importantes como Abda Hnos y Annan tenían modelos contratadas que vestían sus prendas y eran invitadas a pasar noches de diversión en la ciudad. Otro ejemplo es el de Grandes Tiendas Santa Rosa, empresa que organizaba desfiles que se realizaban en Fedra y en Phoenicia.

Las pistas de los boliches se llenaban de jóvenes que bailaban la música de The Beatles, Elvis PresleyCreedence Clearwater Revival, Sandro, Leonardo FavioJuan Ramón y "Palito" Ortega. "En esta época ya se empezó a imponer el baile suelto", sostuvo Villalba.

La musicalización no solo estaba a cargo de dj's sino que también se presentaban muchas bandas en vivo, entre los que se destacaba las performances de "Pepe" Motta.

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Para fines de la década de los 70' y comienzos de la de los 80', el Cruce de Caminos dejaría de ser el centro neurálgico de la diversión nocturna debido a que las confiterías comenzaron a trasladarse hacia la zona del centro de la ciudad. Boliches como Bohemia y la Vieja Barraca pasaron a ser los favoritos de la nueva generación de jóvenes.

La noche, y los jóvenes pergaminenses de la década de los 80', debieron esperar cuatro años para que se genere un nuevo cambio en el ocio nocturno. La nueva ruptura llegaría una noche de febrero de 1984 cuando, en la intersección de las rutas 8 y 188, el gigante Specktra abrió sus puertas por primera vez  y redefinió el concpeto de diversión de la noche pergaminense.

 

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