El convulsionado e incierto contexto económico -desatada sobre todo por una operación adjudicada al exjefe de asesores, Antonio Aracre- precipitó ayer un encuentro entre el ministro de Economía, Sergio Massa, y Alberto Fernández en olivos. Apremiados, en el Gobierno analizan estrategias posibles para frenar la escalada del dólar paralelo y evitar una devaluación del tipo oficial empujada, justamente, por los mercados.
En la Casa Rosada y en Economía sienten la presión de las últimas jornadas, pero creen que la foto que publicaron juntos el primer mandatario y el ministro sirvió para contener el valor de la divisa paralela, que terminó ayer en $431. “La ratificación de Massa calmó el dólar”, dijeron, como forma de reasegurar que el líder del Frente Renovador sigue en su cargo. De todas formas, la disparada fue marcada entre ayer y el miércoles con un nuevo récord. Mientras intenta comandar las variables de la crisis, Massa le informó a Fernández sobre las perspectivas en medio de la sequía, la inflación en alza y la falta de reservas en el Banco Central.
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