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Una mujer de Salto hizo 1400 kilómetros en bicicleta para cumplir una promesa
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Una mujer de Salto hizo 1400 kilómetros en bicicleta para cumplir una promesa

A uno de los siete hijos de Stella Ferra le diagnosticaron leucemia. En su momento, prometió que si se curaba, cosa que ocurrió, iba a realizar un viaje a la Virgen del Cerro de Salta. Sin preparación física, agarró su bicicleta y en tan solo 11 días cumplió con lo prometido.

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Un milagro es un suceso extraordinario y maravilloso que no puede explicarse por las leyes regulares de la naturaleza y que se atribuye a la intervención de Dios. Hay quienes creen en ellos y quiénes no.

Esta es una historia de fe en la que su actriz principal cree en los milagros, y tiene motivos de sobra. Stella Ferra es una vecina de Salto de 58 años que se dedica a atender abuelos por las noches y por las mañanas cuida un niño con autismo.

Un día, a Jonathan, uno de sus siete hijos, le diagnosticaron una leucemia difícil de recuperar y eso cambió la vida de toda la familia. Desde aquel momento, hace unos ocho años, la mente de cada uno de los integrantes de ese grupo familiar se abocó a desear que aquella enfermedad sea sólo un mal sueño. Pero era una realidad.

Stella, en medio del transcurso de diferentes tratamientos que atravesaba Jonathan, prometió que, si su hijo se curaba, iba a ir desde su ciudad, Salto, hasta la Virgen del Cerro en Salta, como muestra de agradecimiento.

Un día, casi de manera inexplicable, y luego de estar internado varios meses en Rosario, su hijo se curó. Pasaron unos años y la promesa de Stella seguía pendiente, hasta que una mañana se levantó de su cama y se dijo: “Tengo que cumplir mi promesa”.

Ahí, comenzó a planificar el viaje en silencio y llegado el día, sin ningún tipo de preparación física, comenzó a pedalear.

Tras su regreso a Salto, Stella habló con Diario Núcleo y compartió su historia tras dejar atrás “el estrés de la bicicleta”, como ella misma explicó.

Lo primero que recordó de aquel mal trago que les tocó pasar con su hijo es que pasaban los días y Jonathan no mejoraba. “Entonces dije, si sale de esta voy a llegar a Salta en bicicleta”, dijo.

A los seis meses, Jonathan empezó lentamente a mejorar, y hoy, con 24 años, puede contar la historia. “Tenía pensado ir a la Virgen de los Milagros, que está en la Catedral de Salta, pero algo me decía que tenía que ir a la Virgen del Cerro. El mayor sacrificio de llegar hasta allá arriba fue uno de los factores”, detalló.

1400 kilómetros de motivos

Salto y la Virgen del Cerro son separados por 1400 kilómetros. Hacerlos en bicicleta, es una tarea para nada sencilla, más aún para una persona como Stella, de 58 años y sin preparación física previa (y tal vez esta es otra parte difícil de explicar en esta historia de dos milagros en uno).  

Stella contó que empezó a programar el viaje hace unos cuatro años y por razones laborales y la pandemia el objetivo se fue retrasando.

Como se explicaba más arriba, la mujer de Salto empezó a sentir la necesidad de cumplir con lo que había prometido. “Llegó un día en el que me dije que tenía que hacerlo. Tengo 58 años y la vida se me va pasando y más adelante no lo iba a poder realizar. Por eso me había puesto como inquieta y la familia había notado cambios en mí”, admitió.

Tal es así, que en los primeros días de septiembre les comunicó a sus patrones que iba a necesitar tomarse sus vacaciones. Una vez resuelto eso, decidió emprender el viaje el día 9 de septiembre.

Después llegó el momento de avisar en la familia, pero antes, Stella, se iba preparando y armando a escondidas lo que iba a llevarse. Reparó su bici, mejoró los frenos y le puso un portaequipaje. “Cuando mis hijos vieron la bici me empezaron a preguntar qué iba a hacer. Se juntó toda la familia y les expliqué que tenía que hacer el viaje. Ellos no querían, pero me entendieron”, reveló.

En su interior vivía un momento de alegría. No existía en su cabeza el no poder realizar el viaje. Llegado el 9 de septiembre, a las 6 de la mañana, Stella emprendió el viaje. Sus hijos la acompañaron en auto hasta Bigand, provincia de Santa Fe, y desde ahí transitó en soledad ciento de kilómetros.

La ruta y sus dificultades

En las rutas 178 y 34 Stella rompió el ruleman su compañera de viaje y eso la obligó a parar. Unos días después, un domingo, la mujer retomó su camino en busca de cumplir su promesa.

“Tuve muchos días de viento a favor. En un día y medio llegué a hacer 400 kilómetros que iba compartiendo con mis hijos a través de un GPS. Ellos me seguían y de esa manera estaban tranquilos”, sostuvo.

Cada noche la esperaba un lugar diferente. En algunos sitios paró en hoteles, en otros en escuelas, paradores, estaciones de servicio, peajes y también en casas de familia. Stella contó que la gente la iba ayudando día a día y eso también le dio mucha fuerza.

La relación entre la mujer y una bicicleta previa al viaje, era solo para hacer mandados. Lo que sí fue haciendo la saltense fue empezar a preguntar a ciclistas qué tenía que hacer, qué llevar y qué comer. Así, fue sumando kilómetros hasta llegar a más de mil.

La tranquilidad de haberlo dado todo

El 21 de septiembre Stella llegó a Salta con mucho esfuerzo, porque las rutas de montaña costaron más de la cuenta. “Desde Tucumán a Salta me acompañaron nuevamente en auto mi hija y mi yerno”, valoró.

Llegar a la Virgen del Cerro “fue algo muy fuerte”, dijo Stella, quien contó que a medida que iba llegando empezó a suspirar y a llorar cada vez más. “Me faltaban 100 metros y no los podía hacer. La bicicleta y las piernas me pesaban y no podía llegar. Hasta que pude y fue una emoción muy grande”, compartió. “La mente es fundamental, es en lo que hay que prepararse. Cada día estaba en la ruta a las 7 de la mañana y solo pedaleaba hasta las 19 o 20 horas, fue continuo”, destacó.

Al regresar a Salto, su lugar de origen, su familia la recibió con los brazos abiertos. Ahora celebra y disfruta sus días en familia, con la tranquilidad de haberlo dado todo para cumplir su promesa y estar en paz consigo misma. 

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