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Con un cartel causó una ola de ventas en la pastelería de su madre
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Con un cartel causó una ola de ventas en la pastelería de su madre

Adriana y y Mariana abrieron el local hace 15 días. Por el furor en Facebook, se pasaron la Semana Santa sin dormir y el domingo de pascuas vendieron unas 40 roscas

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La imagen del cartel fue posteada por una vecina de Ituzaingó y fue compartida casi 6.000 veces en menos de una semana.

Se trata de una idea que llevaron adelante los chicos chicosque habían quedado al cuidado del negocio de su mamá. Una vecina que pasa y le saca una foto,  lo postea en su Facebook porque le genera empatía la actitud de los pibes y la publicación que estalla de likes y se comparte casi 6.000 veces en menos de una semana.

Es que la idea surgio de una moda en TikTok e Instagram donde los jóvenes presentan carteles que se vuelven virales porque  piden abrazos o besos, por las calles de las ciudades del mundo. En este caso, en un barrio de oeste del conurbano bonaerense pedían también algo simple: “Vengan a comprar”.

 Mariana y Adriana dos amigas de Ituzaingó, hace menos de un mes abrieron una pastelería en un pequeño local de un barrio cercano a la zona de quintas de Parque Leloir en esa localidad. Las chicas habían arrancado de a poco con un local de Adriana que había quedado vacío tras una barbería que lo había desocupado el año pasado. “Arrancamos con un horno que le regalaron en el trabajo de mi marido. Tenía una puerta rota. La arreglamos, funcionó y nos largamos con Dulcemente”, explica a Infobae Adriana, de 45 años.

Entonces estaba el local vacío y las dos amigas que se miran una tarde de verano y casi al mismo tiempo se ven pensando lo mismo. Y casi que lo dijeron a coro: “Y si arrancamos nuestro emprendimiento propio”.

“Vimos las chances y arrancamos desde cero. Compramos una bolsa de harina y la cargamos en el colectivo. Pintamos el local negro y rosa porque nos gustaban esos colores. Y nos lanzamos a la aventura de tener un negocio en Argentina con todo lo que eso implica frente a la inflación y los problemas económicos del país”, admite Mariana, entusiasmada por lo que vendrá.

Las primeras semanas fueron difíciles y de puro aprendizaje. Los cambios en los precios. Cómo tener stock de productos, pero al mismo tiempo que no se vuelvan viejos y haya que tirarlos. Y cómo hacerse conocer.

Ese tercer ítem fue solucionado por dos chicos de 14 años. “Me tenía que ir a hacer unos trámites y lo dejé a mi hijo con su amigo a cargo del negocio –recuerda Adriana, del momento previo a la viralización-. Cuando vuelvo los veo en la puerta con el cartel muy prolijo que decía ‘vengan a comprar’. No lo podía creer la ocurrencia que habían tenido”.

Una vecina pasó sacó la foto y su posteo en Facebook estalló de comentarios y likes. “La foto del día. Mis vecinitos con su emprendimiento. Que lindo es enseñarle el trabajo y el sacrificio. Me emociona. Dios quiera que vendan todo”, escribió la usuaria. Y el ruego de Natalia funcionó y las ventas fueron subiendo en forma sostenida hasta estallar durante la Semana Santa.

El posteo empezó a circular por las rede sociales y cada día llegaban nuevos clientes a Dulcemente. “Los propios clientes nos empezaron a decir que venían por el cartel de los chicos. Nosotras primero no entendíamos de que hablaban, hasta nos pedían sacar foto a nuestro cartel de bienvenida”, comenta Adriana.

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