Ayer se cumplieron 12 años del crimen de la joven que atendía en el kiosco Carlitos, ubicado frente a la plaza Sarmiento de Junín. Se trata de Karen Campos quien, en aquel momento, tenía tan solo 17 años.
Un asesinato que cambió para siempre –y sin dudas– la vida de una familia, pero también la historia de una ciudad que en aquel entonces dijo “Basta” y salió a las calles a manifestarse y a pedir justicia.
Fue en una movilización realizada hace 12 años exactamente que aquel 10 de marzo de 2013 se convirtió en el “10M”. Se trató de una jornada de reclamo y furia que se desató en las calles de Junín y que marcó un punto de inflexión en la historia local.
“El 18 de abril de 2013 iba a cumplir los 18 años. Estaba haciendo el último año del secundario y su sueño era ser abogada para, el día de mañana, poder comprarle la casa a su mamá”, así recordaba a su hija María del Rosario Coria, la madre de Karen Campos, en una nota realizada por Democracia en marzo de 2015.
Aquella noche del “10M”
La movilización histórica, que desembocó en una violencia inusitada inició cerca de las 19.20 de aquel 10 de marzo de 2013.
Grupos de manifestantes provocaron destrozos e incendios frente a la Comisaría Segunda, la Municipalidad y los Tribunales de Junín.
La jornada se inició con una concentración de vecinos frente a la seccional policial del barrio Villa Belgrano, situada en Dorrego y Siria. Los alrededores de la comisaría estuvieron vallados y custodiados por personal de la Guardia de Infantería dado que la noche anterior, tras el crimen de Karen Campos, la sede policial ya había sido apedreada por personas que también prendieron fuego un patrullero y cinco vehículos.
Algunos de los manifestantes comenzaron a quemar neumáticos en medio de la calle y, minutos antes de las 20, un grupo de jóvenes tumbó algunas de las vallas que custodiaban la seccional y las arrojaron contra el frente del edificio.
Como respuesta, efectivos de Infantería montaron un cordón humano sobre la calle Siria e intentaron dispersarlos con balas de goma. Pasadas las 20.20, los más enardecidos comenzaron a arrojar bombas molotov contra la comisaría y otros elementos contundentes contra los policías que se protegían con sus escudos.
En medio de los incidentes arribó al lugar Walter Campos, padre de Karen, quien pidió a los manifestantes que reclamen pero "en paz".
Cerca de las 21.30, los incidentes se trasladaron hasta la plaza ubicada frente la seccional, donde los manifestantes se enfrentaron con el personal policial.
Más tarde, un grupo de vecinos se dirigió hasta el centro de Junín, donde provocó incendios y daños en la Municipalidad y también atacaron el frente de los Tribunales y el Banco Provincia.
Alrededor de las 22, en ese sector de la ciudad también incendiaron dos patrulleros de la policía.
Un reclamo con historial
El reclamo de los vecinos se había desbordado tras el crimen de Karen Campos, pero ya tenía un historial de tiempo atrás.
En el último año habían ocurrido otros diez crímenes, tres de ellos en los dos meses y días que corrieron de 2013. Los familiares de varias de aquellas víctimas hicieron causa común en aquel 10M; situación que se podía ver en los carteles y pancartas que transportaban los manifestantes.
En uno de ellos se podía leer “Justicia para Octavio”, Octavio Ponce, un adolescente de 19 años muerto el 5 de mayo del 2012.
No todos fueron víctimas durante asaltos. Diego Villegas, por ejemplo, murió durante una pelea tras una discusión no relacionada con un robo. Una tía de Villegas había sido una de las primeras manifestantes en llegar a la esquina de Dorrego y Siria, aquella noche del 10 de marzo de 2013.
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