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“Motosierra”: la respuesta de la gente ante el durísimo mensaje
LA MOVILIZACIÓN EN LA CALLE

“Motosierra”: la respuesta de la gente ante el durísimo mensaje

Los seguidores que se acercaron al Congreso apoyaron con cánticos y aplausos a los dichos del nuevo presidente.

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En la asunción de Javier Milei, sus seguidores llenaron parte de la Plaza del Congreso, de la Plaza de Mayo y calles adyacentes con una atmósfera festiva y llena de “esperanza y fe”. Ataviados con banderas, remeras y disfraces, la multitud apoyó al nuevo presidente de manera espontánea, quien pronunció un discurso aclamado, a pesar del cruel diagnóstico. “Motosierra, motosierra”, gritaron cuando el nuevo presidente dijo que el ajuste lo iba a pagar el Estado y no el sector privado. 

Significativamente en el día en que se cumplieron 40 años de democracia ininterrumpida, la Plaza del Congreso no vistió otros colores que el celeste y blanco. No se vieron banderas de agrupaciones políticas, ni colectivos “arriando” gente, tampoco punteros políticos ni sindicalistas organizando la calle. Sí se vieron estandartes amarillos con leones rugiendo, personas disfrazadas y banderas argentinas, además de muchos gorros en la cabeza para amortiguar el sol. 

Entre la gente, muchas decían que habían llegado de distritos del Conurbano, gritaba “no hay plata”, convalidando el ajuste que el líder de La Libertad Avanza anunciaba como única alternativa. Aunque “ajuste” suele ser casi mala palabra en la boca de los políticos populistas, fue una de las más utilizadas en el discurso del nuevo presidente. Y lejos de las esperables protestas de la gente que había soportado horas de calor, la reacción fue un cántico al unísono “motosierra, motosierra”. 

Mientras explicaba los problemas de la emisión monetaria indiscriminada que avaló el gobierno saliente, Milei dijo contundente: “No es gratis; lo vamos a pagar con inflación”. 

“Milei, querido, el pueblo...” 

La reacción de los espectadores sorprendió a más de uno cuando, ante el panorama sofocante que vaticinó, le respondieron “Milei querido, el pueblo está contigo”. Devolución que pareció hacer eco en el orador y pausó su discurso para escuchar. 

El “sincericidio” no aplacó la atmósfera de esperanza y fe que transmitían los entrevistados por la calle. Desde distintos puntos del país y del extranjero, los simpatizantes del partido LLA agitaban sus banderas y disfrazados de leones vitorearon ante las famosas frases que llevó consigo como caballitos de batalla durante su campaña. 

Milei se mostró tranquilo y seguro en las escalinatas del Congreso, mientras le hablaba a la gente. El nuevo cargo no aplacó al economista que jugó su primera carta con verdades crudas porque prefiere “decir una verdad incómoda antes que una mentira confortable”. 

Habló de la herencia: 45 por ciento de pobreza, 10 por ciento de indigencia, una inflación plantada del 15.000 por ciento anual, más de la mitad de los alumnos por debajo del nivel básico, entre otros; y agregó que piensa combatir con todas sus fuerzas la hiperinflanción. La gente lo apoyó: “Sí, se puede; sí, se puede”, un lema que nació en la última campaña presidencial de Macri cuando buscaba la reelección tras una dura caída en las PASO. 

El discurso de las malas noticias, proclamando el inicio de una nueva era en Argentina y anunciando medidas de ajuste y shock que, según él, impactarán negativamente en la actividad económica, el empleo y la situación de los ciudadanos, fue avivado por la gente desde la plaza frente a las escalinatas del Palacio Legislativo donde el flamante presidente decidió dar su primer mensaje de mandato y no durante la tradicional asamblea legislativa. “Un golpe a la casta”, coincidían varios de sus seguidores. 

“Libertad, libertad” 

En concordancia con lo que viene diciendo a lo largo de toda su campaña política, Milei resaltó que estas elecciones han marcado el puente de quiebre de la historia argentina, a lo que la muchedumbre le respondió enfática: “¡Libertad, libertad!”. 

Asimismo, Milei expresó su preocupación por el grave deterioro en todas las áreas de la vida en comunidad, destacando la crisis en seguridad. Señaló que el país enfrenta altos niveles de violencia, convirtiéndose en un baño de sangre donde los delincuentes actúan impunemente. Destacó la presencia del narcotráfico en las calles, mencionando la toma de “una ciudad importante” (Rosario) por parte de los narcos. Criticó la falta de apoyo y abandono de las Fuerzas de seguridad por parte de la clase política saliente y resaltó la baja tasa de condena de delitos. “Se acabó con el ‘siga, siga’ de los delincuentes”, advirtió. La gente apoyó a la vez que cantaba: “Policía, policía”. Momento cúlmine en el discurso, y fiel a su estilo, el presidente arengó a los simpatizantes y cerró interpelando a viva voz: “¡Viva la libertad, carajo!”; “¡Viva!”, vibraron; y se retiraron del acto mientras espontáneamente limpiaban la plaza de las huellas del festejo.

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