La fecha de siembra es una de las decisiones de manejo de mayor impacto en el rinde del maíz ya que condiciona el ambiente hídrico y fototérmico que explora el cultivo durante su ciclo y, en consecuencia, los niveles de rinde potencial, alcanzable y logrado.
En los últimos años, la proporción de maíz tardío ha aumentado en detrimento de los cultivos sembrados de manera temprana. Su mayor estabilidad en rendimiento en las últimas campañas y ante la posibilidad de tener nuevamente un año con precipitaciones inferiores a lo normal, hace que se vuelva una alternativa atractiva como estrategia sobre todo en ambientes con limitantes productivas.
Las siembras tempranas presentan los máximos potenciales de producción. Desarrollan su etapa vegetativa con menor demanda atmosférica, temperaturas moderadas y el período crítico ocurre con la mayor oferta anual de radiación solar. Esto tiene como consecuencia altas tasas de crecimiento del cultivo y un alto número de granos fijados. El peso de granos también es mayor al de las siembras tardías ya que la oferta de radiación durante el período de llenado es superior.
Una ventaja adicional, es que las condiciones climáticas durante el secado permiten cosechar con una humedad del grano cercana a la comercial. El riesgo de esta fecha de siembra en nuestra zona es que en diciembre, coincidente con el período crítico que es el momento de máxima demanda de agua y nutrientes, se pueden presentar escasas precipitaciones, que derivan en mermas de rendimiento.
En lo que a siembra tardía se refiere (fin de noviembre y principio de diciembre) la principal ventaja es que se aumentan los rendimientos mínimos, otorgándole más estabilidad al productor. Además, se expone al cultivo a temperaturas más altas durante la etapa vegetativa, lo cual implica la reducción de los días de floración. Las mayores diferencias entre siembras tempranas y tardías, se dan durante el período crítico y el llenado de granos. Comparativamente, las siembras de septiembre reciben 35% y 40% más de radiación incidente en el periodo de floración que aquellas siembras realizadas en noviembre o diciembre. Una vez alcanzada la madurez fisiológica, el proceso de secado del grano se prolonga, ya que ocurre con menores temperaturas y mayor humedad relativa.
Si bien los maíces tardíos presentan una ventaja en ambientes con limitantes y en años con precipitaciones inferiores a los normal, existen aspectos desfavorables que es necesario resaltar. Por un lado, las siembras tardías encuentran ambientes poco favorables para el secado natural del grano en la planta, obligando al gasto del secado artificial. Además, las siembras tardías están expuestas a una mayor incidencia de plagas y enfermedades.
El cultivo de maíz en fecha de siembra tardía se presenta como una alternativa atractiva para aumentar la productividad de los planteos de maíz en ambientes con limitantes productivas, como por ejemplo los argiudoles vérticos, y como estrategia para diversificar el planteo en ambientes de buena productividad en campañas de baja recarga del perfil y con pronósticos de un año Niña.
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