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Santos Solioz: manteniendo vivo el legado de "Annan de Pergamino"
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Santos Solioz: manteniendo vivo el legado de "Annan de Pergamino"

Ingresó a la mítica empresa con sólo 14 años y desde entonces siempre estuvo relacionado con el comercio textil; cuando la fábrica cerró; se hizo cargo de la tienda que funcionaba en la planta baja, tarea que desarrolla hasta hoy.

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En la historia de Pergamino hubo varias empresas que hicieron historia en la ciudad y que la representaron en todo el país e inclusive en el extranjero; empresas que fueron famosas por innovadoras, por creativas, por diferentes o por la calidad de sus productos. Sin embargo, sólo un puñado de ellas lograron convertirse en emblemáticas y de esas, quizás la más emblemática, por innumerables motivos es Annan de Pergamino; no sólo porque la propia marca llevaba el nombre de la ciudad sino también por su tamaño, lo extendido de sus productos y lo que significó para Pergamino.

Fundada por el inmigrante sirio Isaac Annan a principios de la década de 1930; fue la empresa más importante del polo textil más importante del país; con ventas en todo el territorio nacional, con más de 1000 empleados, con un nombre que se repetía hasta el infinito en las transmisiones del entonces fascinante y extremadamente popular Turismo de Carretera, cuyos autos llevaban en sus puertas el estilizado emblema de la fábrica, que mencionaba siempre a la ciudad; Annan fue la empresa que vistió a figuras del nivel de José "Pepitito" Marrone y Jorge Porcel, entre muchas otras; fue la firma cuyos representantes viajaban anualmente a Europa y Estados Unidos a adquirir equimamiento de máximo nivel; la fábrica que contribuyó en enorme medida a que pergamino recibiera; en las décadas del 40, 50 e inclusive del 60, el sobrenombre de "La Perla del Norte". 

Annan fue el emblema de un Pergamino notablemente próspero, que se destacaba en la industria, el comercio y el agro, una ciudad que ofrecía pleno empleo, donde cada año se inauguraba un barrio nuevo. Trabajar en la fábrica era un orgullo y otorgaba prestigio, además de "abrir puertas" y garantizar un crecimiento personal, con buenos sueldos y gratificaciones, ya que la familia Annan era conocida por su lealtad con los empleados comprometidos. 

Un Pergamino que, lamentablemente, no existe desde hace 50 años, ya que desde entonces, aunque moderna y pujante, aquella "Perla del Norte" fue perdiendo gran parte de su brillo y a mediados de los años 90, la empresa Annan cerró sus puertas y con ello se cerró también una etapa muy importante de la historia de la ciudad. 

Sin embargo, existe un lugar en el que el legado de la familia Annan permanece activo y sobrevive al paso de las modas y los cambios en la ciudad: la tienda Vestir Mercedes, propiedad de Santos Solioz, se encuentra en el mismo lugar en el que antes se ubicaba la Tienda de Annan, en Merced 646, un lugar de gran valor histórico para la ciudad ya que allí funcionó hasta la década del 20 el Teatro Verdi, donde en 1912 se constituyó la Federación Agraria Argentina, nacida luego del denominado "Grito de Alcorta". 

Santos comenzó a trabajar en la empresa a los 14 años (tiene 75) y permaneció en la firma hasta su cierre, fue el último empleado en retirarse y cuando se produjo el cese de actividades, hizo una oferta por el espacio de la tienda y se convirtió en el propietario de Vestir Mercedes; un lugar con una impronta muy especial; una tienda de ropa para hombres donde quien ingresa a comprar, al retirarse no se lleva sólo una prenda de vestir sino también un consejo, un recuerdo, una palabra amable o simplemente una charla amistosa. Una tienda con el estilo "de las de antes" que no es sólo un local comercial sino un punto de encuentro, de intercambio de ideas, de historias de vida, de clientes que se conocen desde hace mucho tiempo. 

Santos Solioz rescata en su tienda no sólo el espíritu de Annan de Pergamino sino que conserva gran parte de la documentación, fichas de empleados y libros rubricados de la antigua empresa. Hombre de trato extremadamente cordial y dueño de una memoria prodigiosa, asegura que el trato con los clientes es importante en cualquier rubro, pero vital en el suyo: pertenece a esa raza de comerciantes del rubro textil que con sólo mirar a una persona conocen el talle adecuado de una determinada prenda y saben además asesorar sobre combinaciones de tipo y color adecuadas. 

En diálogo con DiarioNucleo.com, Santos recordó sus inicios en Annan, habló sobre la importancia del trabajo, las mejores épocas de la empresa, los miembros de la familia fundadora y su experiencia al frente de su comercio. 

Vestir Mercedes se encuentra en Merced 646, donde funcionó el Teatro Verdi. 

¿Cuándo empezaste a trabajar en Annan y qué cargo tenías?

A los 14 años entré en Annan de Pergamino y en ese momento hacía de todo. Ahí donde hiciera falta estaba yo. Nadie tenía un título determinado, una iba pasando por distintos lugares y haciendo su experiencia. Con el tiempo me pasaron al sector de expedición; ahí controlaba lo que entraba y lo que salía hacia los distintos comercios, la calidad, la confección, etc.

¿Y cómo era Annan en aquella época?

Annan fue lo más grande que hubo en Pergamino; yo hasta el último día de mi vida voy a agradecer porque nunca en la historia de la ciudad va a haber unos patrones como ellos.

¿Por qué?

Porque te reconocían todo el sacrificio que hacías. Si uno les cumplía ellos siempre sabían reconocerlo y agradecerlo, en muy pocas empresas pasaba y pasa eso. Yo viajaba, venía de Acevedo; a veces llovía y venía todo embarrado, todo mojado, pero venía. No faltaba nunca, tenía puesta la camiseta de la empresa y ellos lo reconocían,cuando alguien era cumplidor ellos no lo olvidaban. Se trabajaba con ganas porque llegaba la quincena y vos cobrabas, no tenías que esperar. Y aparte de lo que vos cobrabas, siempre te daban un sobrecito aparte, una yapa, un premio. 
Además, si alguno tenía un familiar enfermo y necesitaba dinero para un remedio o algo se lo daban sin preguntar. No eran patrones, eran amigos del empleado. Vos necesitabas cualquier gauchada: plata, préstamo o adelanto, te lo daban.

Santos Solioz conserva todas las fichas de las empleadas de Annan de Pergamino.

¿En ese momento cuántos compañeros tenías?

Eramos 900 trabajadores permanentes entre oficina, costureras, mecánicos y encargados. Había una cartera de 5000 clientes ¿alguien puede imaginarse lo que era eso? de La Rioja, Tucumán, Mendoza. En todo el país. Teníamos con ellos una relación especial. A fin de año nos pagaban el asado, nos traían regalos. Yo conservo las fichas de las personas que trabajaban acá; son 6500, con las fotos de cada persona. Es historia pura: el Dr. Jaunarena, que fue ministro de Defensa, empezó trabajando acá; Escobar, el padre de Fernando (contador y ex concejal) y de Camucha (destacada novelista) también.

Era otro Pergamino aquel.

Era la verdadera Perla del Norte. Nosotros cobrábamos una quincena, íbamos al centro y nos comprábamos una heladera de contado. Porque la plata de uno valía; el sueldo rendía, la moneda era fuerte. En el 70 y pico venían todas las chicas a trabajar en bicicleta o en moto y era un mundo de gente y a la tarde la calle Merced se llenaba de muchachos que venían a ver a las chicas que salían de trabajar; porque ellas venían todas arregladas y parecía que estuvieran yendo a bailar.

¿Los miembros de la familia Annan estaban siempre presentes en la fábrica?

Los que estabam en Pergamino eran Alfredo y Antonio; mientras que en Buenos Aires estaban Adolfo y Musa; que era un bocho con los números, los créditos y los bancos.

¿Era la época de las famosas publicidades?

En el tema ese estaba Antonio, que manejaba muy bien todo eso. En ese momento logró que la marca fuera no sólo conocida, sino directamente famosa. Porque aparte se había hecho muy conocido por el turismo de carretera, los autos de (Dante y Torcuato) Emiliozzi, (Luis Rubén) Di Palma y (Carlos) Pairetti decían Annan de Pergamino y la gente los identificaba por eso. 
Además, gente como El Gordo (Jorge) Porcel y Pepitito (José) Marrone se hacían la camisa acá; Marrone tenía los brazos muy cortitos y entonces se le hacía la camisa a medida. En ese entonces, si vos ibas al teatro donde actuaba él y le decías que eras de Pergamino te hacía pasar. Había cantantes, artistas que compraban toda su ropa en Annan. 

Las antiguas publicidades de la fábrica decoran las paredes de "Vestir Mercedes".

¿Cómo era un día de trabajo en Annan de Pergamino?

Los días diferían de acuerdo con cada sección. En mi caso yo no tenía horario, porque cuando había que despachar, que la mercadía salga, nunca me fijé en el reloj, trabajaba hasta que todo estuviera listo pero no había problemas porque te daban de comer, había un comedor. Los sábados se trabajaba medio día pero si había que quedarse a la hora te la pagaban doble.
Como anécdota, recuerdo que cuando cumplí los 18 la cocinera nos hizo un puchero, porque éramos unos cuantos, y lo disfrutamos en el comedor de la fábrica.

De esa época ¿Recordás a algún compañero en particular?

La verdad es que eran todos muy buena gente, podría nombrar a Juan Rubén Rocco, el que pinta carteles, que fue un compañero de lujo. Después muchos más, porque éramos todos amigos: no había envidia, ni odio. Era un cima de trabajo buenísimo.

Estuviste hasta que Annan cerró definitivamente.

Así es, fui el último empleado que arregló; todo decayó en la época de Menem, cuando empezó a entrar todo lo importado y cayeron mucho las ventas; entonces fueron arreglando con los empleados; le pagaron a todo el mundo, hasta el último peso. No muchas empresas pueden decir lo mismo. Por eso siempre vuelvo a lo mismo. En Annan cuidaban a la gente, había respeto como personas: había escuela para los que no hubieran completado su educación. Había un jardín para los nenes; enfermería, médico, nos daban dos equipos completos de ropa por año. Para nosotros era un orgullo decir "yo trabajo en Annan de Pergamino" Vos ibas con la ropa de trabajo de Annan y te daban crédito en todas partes; cuando la gente de la fábrica cobraba la quincena los comercios de la zona estaban de fiesta porque se pagaba bien y a fecha y los empleados de la fábrica dejaban su dinero en Pergamino, eso hacía florecer el comercio. 

Santos entrevistado por la revista "Punto y Seguido"

Tenés un conocimiento profundo de la industria textil.

A eso también se lo debo a Annan, donde aprendí los secretos del oficio. Yo que manejo todas las máquinas y puedo saber si una tela es mala o buena solo con mirarla y tocarla.  Aprendí en la empresa, que fue fue una escuela de textiles. Todos los talleres que se fueron haciendo en Pergamino salían de Annan. Cuando vino Wrangler los encargados salierón de acá porque estabamos en un nivel muy alto. Máquina nueva que aparecía máquina que los Annan traían, viajaban todos los años a traer lo último en tecnología entonces cualquier operario que hubiera pasado por acá conocía las máquinas y sabía manejarlas.

¿Cómo terminaste quedándote en la tienda?

Cuando la fábrica cerró, yo fui el último en arreglar. Me pagaron hasta el último centavo. A los dos días vine y les hice una oferta por la tienda y me la vendieron. Esa es la historia. 

Y vos conocías la tienda, porque aquí se vendía también en aquel entonces.

Se vendía retazo, saldo, camisas de segunda. Venía tanta gente que a veces los sábados teníamos que cerrar la puerta porque se nos llenaba el local y hacíamos pasar de a siete personas.

Vendían toda la producción de Annan

Si, y que por cierto era muy variada: pantalones, camisas, sacos, trajes. También hubo en Juan B. Justo, entre Liniers y Garay, donde después estuvo el supermercado Supercoop, se hacía ropa de cuero que se exportaba a Alemania y a Canadá y pasaba algo gracioso que era que la gente que viajaba iba allá y compraba ropa; y cuando volvía a Pergamino decía "mirá la campera que me compré" y entonces buscabas la etiqueta y decía "Annan de Pergamino". Eran prendas de cuero preciosas, de primerísima calidad. 

Imágenes, textos y documentación relacionada con Annan de Pergamino son una constante en la tienda de Santos Solioz. 

También hacían ropa por encargo para empresas.

Se hizo ropa para el Ejército y para la Fuerza Aérea, hubo una partida especial para Aerolíneas Argentinas también. En esa época se presentaban a un montón de licitaciones y las ganaban siempre. Había una oficina comercial muy buena en Buenos Aires, que si no me equivoco quedaba en Moreno 3055.

¿Y cómo se desarrolló tu trayectoria dentro de la empresa?

Siempre hiece de todo, fuera de Pergamino estuve siete años en Arrecifes, en la fábrica que después compró Levi's; después fui dos años a Buenos Aires: allá yo recibía la mercadería de las fábricas de Pergamino, San Luis, Tucumán y Arrecifes. Ese predio de Buenos Aires era gigantesco, tenía tres pisos de altura y los semirremolques entraban completos adentro. 

Vestir Mercedes es el lugar en el que aplicás ese aprendizaje de tantos años.

Así es y es un orgullo; tengo clientes de toda la vida; gente de Conesa, Guerrico, Erezcano, Rojas, San Nicolás... hay chicos que no consiguen vaqueros allá y vienen acá. Vienen a buscar también camisas grandes, remeras grandes. Esas cosas.

¿Y cómo se logra estabecer esa relación con los clientes?

Una vez más tengo que decir que eso lo aprendí de los Annan. Ellos decían que los edificios y las máquinas no eran el capital más importante sino los clientes y que por eso había que cuidarlos. Entonces aprendí que el trato es fundamental pero no sólo porque sea un cliente sino porque es una persona. Yo si por ahí alguien tiene un problema con una prenda, se la cambio. No tengo problema, prefiero perder una prenda antes que un cliente.

Santos y un grupo de amigos festejan, hace años, el natalicio de uno de los miembros de la familia Annan en el Club Sirio Libanés. 

También has tenido la suerte de que tus hijos te ayuden en la tienda. 

Gracias a Dios sí pero de todas formas yo quiero que ellos hagan su vida y estudien: Claudio, que me está ayudando ahora, se recibe en un año y medio de ingeniero electrónico. Tengo otro hijo, Esteban, que es ingeniero desde hace 15 años y trabaja en Siderar, a su vez Daniela, mi única hija mujer, es farmacéutica y mi otro hijo Fernando también estudió ingeniería. Yo de chicos siempre les inculqué el tema del estudio porque uno puede dejarles a los hijos dos o tres casas y después por un inmueble y una discusión terminan no hablándose entre ellos en cambio la herencia del conocimiento no la podés perder porque la tenés en tu cabeza. Nadie puede quitarte tus conocimientos y si estudiás y sabés noo te van a llevar a una plaza a gritar por un choripán. Las criaturas tienen que estudiar. Es lo único que nos llevamos. Si no estudia pobrecito después anda juntando cartones.

Con tu trayectoria hecha, seguís viniendo a trabajar

Mientras pueda seguir caminando vengo todos los días porque esto es mi vida y vengo caminando porque a los dos autos que tenía se los dejé a mis hijos; así que mientras pueda caminar voy a seguir viniendo. 

¿Qué le recomendarías a un joven que, como te pasó a vos en tu época, está recien empezando y quiere abrirse camino en la vida?

Que cuando vaya a buscar trabajo no empiece preguntando cuánto le van a pagar. Que agarre el laburo y que se lo vaya ganando él. Que vaya haciendo mérito. Que se rompa. Que respete los horarios. Que cuando el patrón le llame la atención le haga caso. Yo siempre me hice la idea que era empleado y que tenía que hacer lo que ellos me decían. Porque ocurre que los chicos ahora piensan distinto: vos necesitas un empleado y lo primero que te pregunta es cuánto le vas a pagar. Y si yo no lo ví trabajando ¿como voy a saber cuánto pagarte? 

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