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Lucini: el gigante de acero que forjó la historia de Pergamino
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Lucini: el gigante de acero que forjó la historia de Pergamino

Fue una de las empresas más representativas del proceso de industrialización que experimentó la ciudad durante las décadas del 60' y 70', período en el que entonces fue bautizada como "La perla del norte". Su historia.

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La ciudad de Pergamino guarda entre sus calles y memorias la historia de un gigante de acero: la fábrica Lucini. Más que una simple empresa, Lucini fue un pilar fundamental del desarrollo industrial y social de la ciudad, dejando una huella imborrable en el patrimonio cultural y económico de Pergamino.

La “génesis” de la fábrica, dedicada al laminado de hierro, no sería en Pergamino, sino a 246,3 kilómetros, en Lanús. Allí, en 1946, la familia Lucini daría el puntapié inicial con una pequeña fábrica. En 1950 nace Fundición Vulcano, una empresa que sería proveedor indispensable y socia de Lucini. 

En 1953, Benito Lucini, luego de realizar varios estudios en la ciudad, decidió comprar varios terrenos en una de las salidas de Pergamino, camino a la localidad de Salto para instalar una extensión de la fábrica. En ese año comenzó la instalación de los galpones, en lo que es hoy el “Parque Industrial de Pergamino”.   

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Lucini concentró distintas alianzas empresariales: primero con Romero Dallhollo; dando lugar a la empresa LUDA; al tiempo ingresó Pedro Manzini, y la firma pasó a llamarse LUCIDAL, hasta que finalmente en 1958 abre sus puertas con el nombre de Lucini.  

Más allá del acero: un motor del desarrollo social

En los inicios, la empresa metalúrgica contó con un equipamiento antiguo, pero al tiempo se fue renovando y mejorando la tecnología.  Lucini le dio un “perfil industrial” a “La Perla del Norte”, al igual que Annan, Linotex, entre otras. 

La fábrica comenzó con 59 empleados. A fines de la década del sesenta ya contaba con 400 en la planta de producción, y más de 150 en la Central en Capital Federal, y otros tantos en los depósitos alrededor del Conurbano Bonaerense. Su pico fue en 1976 donde el registro era de 720, en la planta, y casi dos mil empleados en total. 

Llegó a producir hasta 120 toneladas de laminados diarios, no solo para abastecer el mercado interno, sino también exportaba a países como Sudáfrica, Estados Unidos, Japón y el continente europeo. “Las Torres Gemelas tenían todos los materiales de Pergamino “, sostuvo el ex chofer de Omár Lucini, José Marucci, en el documental “Lucini, la fábrica”.

Parte de la estructura de las Torres Gemelas de Nueva York (la obra comenzó el 5 de agosto de 1966) fueron construidas con materiales fabricados en Lucini; como así también las torres de conexión desde Cerro Colorado a Buenos Aires, tan solo por nombras dos ejemplos.

Los trabajadores contaron con muchas reivindicaciones que la fábrica les otorgaba y que fueron un avance para la ciudad en materia de derechos laborales. Tenían un boleto, un comedor infantil que la firma subvencionaba, ayuda escolar para los obreros que tenían hijos escolarizados, un club destinado también a los hijos de los empleados y otros beneficios que permitieron que los trabajadores de Lucini ganaran casi el doble que sus pares de otras empresas.

La llegada del ocaso

El comienzo de la Dictadura Militar en el mes de marzo de 1976 coincidió con el momento de mayor apogeo de la empresa, a esa altura llegó a tener 720 trabajadores en la planta y casi dos mil empleados en total.

José María Pellita, quien entonces era el delegado gremial de Lucini, fue secuestrado en el mes de septiembre de 1976, cuando en horas de la madrugada, un grupo de hombres que se identificaron como miembros del Ejército Argentino y de la Policía, se lo llevaron de su domicilio de calle Chile.

Los empleados de la empresa, recuerdan que durante aquellos años oscuros era muy común que los policías entraran en la fábrica para detener personas sin motivos.

  • Pellita fue alumno del ex Colegio Industrial e ingresó a trabajar a Lucini siendo muy joven

Pero los flagelos de la dictadura no terminaron allí para la empresa. El ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, llevó a cabo una serie de políticas que alentaron la desindustrialización en todo el país. Entre los años 1964 y 1974, la industria nacional evidenció un crecimiento continuo que fue interrumpido por las políticas económicas del gobierno de facto.

Según los ex empleados de Lucini, la empresa pasó  a ser competencia directa de Acindar en la industria siderúrgica, empresa en la que tenía intereses Martínez de Hoz, y desde allí comenzó el declive económico del gigante de acero pergaminense que llegó al año 1979 con muchísimas deudas.

 También son muchos los ex empleados de la firma quienes sostienen que, dentro del contexto económico desfavorable, las malas decisiones empresariales de sus responsables contribuyeron a abrupto final.

“El cierre fue algo traumático para todos los trabajadores. Teníamos un trabajo muy importante en el que ganábamos muy bien, manteníamos a nuestras familias y nos sobraba un peso para construir una casa, y de repente no tuvimos nada. Se nos vino el mundo abajo”, señaló el ex empleado Mario Alonso.

Las puertas de la fábrica cerraron para siempre en el año 1980 y este hecho sepultó los sueños de una ciudad industrializada que comenzaron a forjarse en la década del 60 y fueron ciertos durante los 70' gracias a firmas como Lucini, Linotex y Annan, entre otras. A partir de entonces, la ciudad, conocida como "La Perla del norte", no pudo repetir aquellos años de prosperidad económica e industrial que la hicieron famosa en todo el país.
 

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