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Lucini, la "fábrica" de fútbol de Pergamino
HISTORIAS DESTACADAS

Lucini, la "fábrica" de fútbol de Pergamino

Fue una de las empresas más importantes de la ciudad. Creó su propio equipo de fútbol y consiguió el campeonato local en 1978 con un plantel excepcional. Quizás fue el primer intento de Sociedad Anónima dentro del fútbol. La caía de la empresa y el club durante la dictadura militar

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Sociedades Anónimas en el fútbol si, Sociedades Anónimas en el fútbol no. Con la llegada de Javier Milei al poder, el proyecto que impulsa, principalmente, Mauricio Macri, volvió a estar en discusión. 

Pero qué son y cuál es la finalidad de las SAD (Sociedades Anónimas Deportivas): tienen como objetivo generar ingresos en los clubes, con el fin de obtener beneficios económicos, maximizando las ganancias. 

En el fútbol argentino hubo experiencias con otros nombres: “gerenciamiento”, que no fueron para nada buenas, como el caso de Racing, San Lorenzo, Quilmes, Ferro, por citar algunos casos. 

También existieron “emprendimientos” de empresarios, apasionados por el fútbol que decidieron “armar sus equipos” y competir en distintas ligas. Podrían ser considerados como “Primitivas Sociedades Anónimas” en el fútbol argentino. 

Tal es el caso de Loma Negra (Olavarría) y, ya en estas tierras, en Pergamino el del Club Social y Deportivo Benito Lucini. 

Lucini, un emblema de Pergamino 

La “génesis” de la fábrica Lucini, dedicada al laminado, no sería en Pergamino, sino a 246,3 kilómetros, en Lanús. Allí, en 1946, la familia Lucini daría el puntapié inicial con una pequeña fábrica. En 1950 nace Fundición Vulcano, una empresa que sería proveedor indispensable y socia de Lucini. 

En 1953, Benito Lucini, luego de realizar varios estudios en la ciudad, decidió comprar varios terrenos en una de las salidas de Pergamino, camino a la localidad de Salto para instalar una extensión de la fábrica. En ese año comenzó la instalación de los galpones, en lo que es hoy el “Parque Industrial de Pergamino”.   

Lucini concentró distintas alianzas empresariales: primero con Romero Dallhollo; dando lugar a la empresa LUDA; al tiempo ingresó Pedro Manzini, y la firmó pasó a llamarse LUCIDAL, hasta que finalmente en 1958 abre sus puertas con el nombre de Lucini.  

  • Trabajadores de la fábrica Lucini

En los inicios, la empresa metalúrgica contó con un equipamiento antiguo, pero al tiempo se fue renovando y mejorando la tecnología. 

Lucini le dio un “perfil industrial” a la “Perla del Norte”, al igual que Annan, Linotex, entre otras. 

La fábrica comenzó con 59 empleados. A fines de la década del sesenta ya contaba con 400 en la planta de producción, y más de 150 en la Central en Capital Federal, y otros tantos en los depósitos alrededor del Conurbano Bonaerense. Su pico fue en 1976 donde el registro era de 720, en la planta, y casi dos mil empleados en total. 

Llegó a producir entre 400 y 500 toneladas laminados diarios, no solo para abastecer el mercado interno, sino también exportaba a países como Sudáfrica, Estados Unidos, Japón y el continente europeo.

Parte de la estructura de las Torres Gemelas de Nueva York (la obra comenzó el 5 de agosto de 1966) fueron construidas con materiales fabricados en Lucini; como así también las torres de conexión desde Cerro Colorado a Buenos Aires, tan solo por nombras dos ejemplos. 

Del ´patio´ fabril a la Liga 

Los obreros de Lucini se juntaban a jugar ´picaditos´ en los patios de la fábrica en los momentos libres. De ahí surgió la idea de conformar un equipo de fútbol que los representara; con tanta cantidad de empleados, material había de sobra. 

En 1965 surge el club fútbol, conformado solamente por empleados, con el objetivo de competir en los torneos de barrio organizados por el Club Compañía, de ahí pasó a la Liga Rural, y luego a la Liga Independiente. El Club contaba con un gran complejo deportivo con hermosas instalaciones (Avenida Pellegrini y Ruta 8) con canchas de fútbol, vóley, playones, piletas, quinchos, juegos y la sede social. 

Todos los partidos terminaban en goleadas; entonces empiezan a vislumbrar la posibilidad de afiliarse a la Liga Pergaminense, donde ingresan, finalmente, en 1973, bajo el nombre de Club Social y Deportivo Benito Juan Lucini. 

En esos inicios se dio una disputa porque el club, como decía el reglamento, debía dar sus primeros pasos desde la tercera categoría, pero la dirigencia de Lucini quería saltar algunos escalones; finalmente aceptó y empezó a ”pelear” desde abajo. Y su paso, como en la Liga Rural y la Liga Independiente, fue arrollador.   

El club se movía como una entidad profesional, desde la vestimenta (camiseta blanca, con una franja verde, pantalones blancos, similar a la de Banfield, quizás por la cercanía de los orígenes de la fábrica en el sur bonaerense con esa ciudad), el cuerpo técnico también tenía una elegante indumentaria deportiva; las autoridades contrataban a los mejores futbolistas de Pergamino, a quienes les pagaban muy buenos sueldos, imposibles de competir para otra entidad local, como así también a ex jugadores profesionales, y también conformaron muy buenas divisiones inferiores.  

El debut deportivo del Club Lucini fue en Primera División (y no en tercera) en el Torneo Preparación, donde consiguió un amplio triunfo ante Douglas por 4 a 0. 

Ya en su divisional no tuvo inconvenientes para llevarse el título (y el ascenso), en tan solo seis meses. Goleó en todos los partidos y venció en la final a Compañía por 1 a 0.

En la siguiente divisional fue un calco, consiguió diez triunfos en fila y en la final derrotó a Juventud por 3 a 1, en el partido de ida, y 4 a 0, en la vuelta. Así Lucini llegaba a Primera. 

Uno de los “gerentes” del club, Omar Lucini, tenía contacto por doquier, entonces organizó partidos amistosos para tener “otro roce”: Lucini enfrentó a Banfield, en más de una oportunidad, a Ferro, Rosario Central, Independiente, y a varios equipos del fútbol del ascenso. 

Ya en Primera División, la campaña de 1975 pasó sin trascendencia, la del ´76 fue de recambio de plantel y en donde terminó tercero luego de Argentino y Juventud; mientras que la del ´77 fue la más floja de todas, donde no consiguió ni siquiera clasificar a la ronda final. 

Pero después de varios tropezones llegaría la gloria. En 1978 armó un plantel excepcional: trajo a Juan Miguel Etchecopar de España, contrató al arquero de Independiente, Miguel Ángel Santoro, y a Oscar Baquela, tambien llegó Ramón Aguirre Suárez de Lanús, Hugo Mateos de Banfiel, Alegre de Rosario Central, entre otros, y a los mejores de Pergamino: Ruben Giamarchi, Ruben Ferreyra, Raul Anghileri, entre otros. Como no podía ser de otra manera, Lucini se clasificó campeón, indiscutido, en los dos torneos que participó, de punta a punta.

En el primer torneo venció a Sports (4 a 0) y en el segundo se coronó sin jugar; Douglas, su inmediato perseguir, empató con Argentino y quedó sin chances, un día más tarde “Los Metalúrgicos” hacían lo suyo, vencía a Deportivo Guerrico por 1 a 0. La "fábrica" de Lucini también prestó jugadores de divisiones inferiores a otras instituciones del fútbol argentino.  

El club tuvo alguna participación en torneos regionales. A comienzos de 1979, en momentos oscuros del país, la fábrica Lucini sufrió los coletazos económicos y sociales (en 1976 el obrero José Pellita había sido secuestrado y desaparecido) de la dictatura Cívico Militar. 

Sin poder sostenerse económicamente, Lucini S.A ingresó en concurso de acreedores. El club se desmembró, algunos de sus integrantes fueron a Juventud Obrera, pero en su gran mayoría a Douglas, donde engrosaron las filas de las inferiores y de la Primera División, de ahí vendría la raíz de las grandes glorias del Douglas de la década del ´80, pero esa es otra historia, 

Para los pesimistas: la felicidad no es eterna. Los sueños se dilapidaron, al igual que el club, que sus hinchas. Los futbolistas del equipo de Primera se despidieron, simplemente, con un asado en el quincho, que después se remató, como el resto de las instalaciones. 

Hace 45 años Lucini dejó de existir, pero dejó, sin dudas, una marca imborrable en la ciudad, un legado, un Pergamino pujante en su máximo esplendor, la lucha obrera y una huella deportiva en el fútbol local. 

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