El año pasado, el Ministerio del Interior reveló que la comunidad de extranjeros que más creció en el país durante los últimos 4 años fue la de los venezolanos. Según los datos ofrecidos por el organismo, del año 2018 al 2022 se registraron 272.00 radicaciones.
En el año 2004 el Estado nacional había expedido apenas 125 radicaciones. Diez años después la cifra superaba las 2.600 por año. A partir del 2014 el número de venezolanos que llegaron al país se multiplicó. En el 2017 las radicaciones registradas fueron 31 mil y en el 2021 los trámites realizados en la Dirección de Migraciones fueron 102 mil.
Interior informó que el 46% de las radicaciones registradas fueron de carácter permanente mientras que el resto fueron temporales, las cuales se renuevan cada dos años.
El motivo de la gran ola de imigración de Venezuela se debe a la terrible situación económica que el país viene atravesando a través de varios años. A este motivo se le suma también una crisis política y social que ha generado enfrentamientos entre los defensores de Maduro y sus detractores. Enfrentamientos que han causado varias muertes.
Diarionucleo.com dialogó con la venezolana Wilmeryi Carballo quien reside en la ciudad desde el año pasado y contó todo lo que dejó en Venezuela y todo lo que encontró en Pergamino.
Una nueva vida
Wilmeryi tiene 30 años y llegó a la Argentina el 3 de junio del año 2019. Por razones económicas, políticas y sociales se vio obligada a dejar a su familia y a Puerto Ordaz, su ciudad, para radicarse en Buenos Aires junto a su novio y su mejor amiga. En Venezuela, Wilmary se recibió de Licenciada en Bioanálisis, que es el equivalente a ser Bioquímico, y en la gran ciudad trabajó en un restaurante y luego en una panadería hasta que llegó la pandemia y cambió los planes.
- Wilmeryi en Pergamino junto a su novio y su amiga
La empresa para la que trabajaba su novio dejó de operar y encontró una oportunidad laboral en la ciudad de Rojas, por lo que decidieron mudarse. Allí comenzó trabajando en una tienda de celulares hasta que luego pudo desarrollarse en lo suyo y encontró trabajo en un laboratorio de calidad de semillas.
"Luego de un tiempo en Rojas, con mi novio quisimos mudarnos a una casa más grande y como no conseguimos ninguna allí nos pusimos a ver viviendas en Pergamino. Finalmente encontramos una de nuestro gusto, pude mantener el trabajo en el laboratorio y así es como llegamos a Pergamino", dice.
Asado y arepas
Luego de más de tres años viviendo en el país, Wilmeryi tomó contacto con las costumbres de los argentinos y se hizo propias dos de las más tradicionales. "Debido al trabajo tomé la costumbre de tomar mate, llegó un momento en que se me hizo parte de mi vida diaria. También la del asadito de los domingos, que ya lo traía de Venezuela pero allá la carne es un poco diferente y la de aquí me gusta mucho. Es lindo ver cómo se juntan los amigos y la familia alrededor del asado", explica.
Más allá de todo lo bueno que Wilmeryi pueda encontrar en Pergamino, le es inevitable añorar su país. "Extraño el clima porque el verano no se siente tan fuerte como aquí y el invierno no existe. Se extraña mucho a la familia y a los amigos que quedaron en Venezuela".
- La familia Carballo de Puerto Ordaz
La arepa es un alimento de origen precolombino que está preparado a base de masa de maíz seco molido o de harina de maíz precocida, de forma circular y aplanada. Es conocida bajo ese nombre en Bolivia, Colombia y Venezuela, y es consumida de manera tradicional en las gastronomías de estos países. La gran cantidad de personas de Venezuela que llegaron a Buenos Aires provocó que aparezcan cada vez más comercios que ofrezcan este producto junto a otros platos típicos.
"También extraño la comida de mi país. En Pergamino aún no he encontrado un lugar que cocine comida venezolana. Pero afortunadamente aquí se consigue una harina similar a la que consumimos en Venezuela y así que a las arepas me las preparo yo", dice.
A la hora hablar sobre las cosas que le gustan de Pergamino, Wilmeryi dice: "Cuando vivíamos en Rojas veíamos que no tenía mucho movimiento de noche. Soy joven, tengo 30 años y me gusta salir por la noche y aquí encontramos más oferta de ocio nocturno y eso es bueno".
Y agregó: "Lo que más me gusta es la gente. Tanto en Buenos Aires como en Rojas y Pergamino son muy amigables y no tienen problemas en recibir al extranjero y darle una mano. Creo que eso es muy importante. Nunca me han hecho sentir una extranjera y de alguna manera me han hecho sentir como una argentina más con un acento distinto".
La venezolana radicada en Pergamino vivió en carne propia las consecuencias de las malas decisiones políticas y económicas en su país, y a la hora de comparar la actual situación de Venezuela con Argentina dijo: "La crisis argentina no es comparable aún con la venezolana. En mi país las cosas están mil veces más graves y es algo que me preocupa. En Argentina estamos notando cómo, día a día, se te hace más difícil adquirir productos y cómo va disminuyendo tu capacidad de ahorro, pero confiamos en que la situación pueda cambiar para mejor y no llegue al extremo al que se llegó en mi país".
Wilmeryi es otra de las tantas personas que viven en el país y que siguen apostando a que un cambio es posible, y por eso decide seguir creyendo en Argentina. "No tengo planes de mudarme de Pergamino ya que aquí con mi novio hemos encontrado una estabilidad y realmente nos gusta mucho esta ciudad".
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