Hoy se cumplen 12 años del femicidio de Marcela Rita Silva a manos de su ex pareja, Heber Bucetti, que tuvo lugar el 17 de noviembre del año 2012.
El espantoso hecho se registró en la planta alta de una casa situada en la calle Pueyrredón 1620, entre México y Vicente López, lugar en donde residía el femicida.
La víctima de 34 años concurrió un día martes a dicha vivienda y, según los investigadores, allí se generó una discusión que provocó que el hombre disparase tres veces apuntando a la cabeza de Silva, los impactos de bala le provocaron la muerte de manera instantánea. Tenía dos hijos adolescentes de 13 y 15 años cuando se desencadenó el trágico hecho.
Luego del aberrante suceso, Bucetti se entregó en la Comisaría Primera llevando consigo el arma calibre .38 que utilizó para acabar con la vida de su ex pareja. Quedó inmediatamente detenido acusado del delito de "homicidio agravado y tenencia ilegal de arma de fuego".
El 4 de agosto del 2014 dio comienzo el juicio oral y público en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Pergamino. La familia de Silva emitió un comunicado a los medios de prensa días antes que decía: "No hay que justificar lo injustificable, no hay un porqué, no existe. Lo ocurrido es un hecho criminal gravísimo, y merece la condena social y la máxima pena legal. Apelamos a la conciencia del tribunal y que juzgue de manera ejemplificadora: NI UNA MUJER MÁS VÍCTIMA DE FEMICIDIO. Queremos que el crimen de Marcela no pase al olvido como una muerte más. JUSTICIA PARA MARCELA. Desde este trágico hecho hemos convertido el dolor en acción y hemos llevado nuestra experiencia y nuestra voz a los barrios, las escuelas, las iglesias, sindicatos y todos los lugares que solidariamente nos han abierto las puertas y el corazón en lo que consideramos una lucha por los derechos humanos de la mujer, así como de los niños y los familiares, que son víctimas colaterales del femicidio. Por todo esto queremos comunicar a todos los vecinos de la ciudad de Pergamino que en estos próximos días pongan su mirada en el juicio, que sigan paso a paso cada instancia, que acompañen. Porque cualquiera de nosotros puede ser víctima".
La acusación fue llevada adelante por la Dr. Patricia Fernández y el abogado de la familia Silva fue Ramiro Gerber. Por su parte, el femicida fue representado por Aquilino Giacomelli.
En los alegatos de clausura, la familia solicitó una pena de 25 años mientras que la fiscal pidió 22 años de prisión. En tanto que el abogado de Bucetti le pidió al tribunal que se encuadre en las generales de atenuación del artículo 80 del Código Penal.
Finalmente, los jueces del TOC 1 condenaron al femicida a 21 años de prisión por los delitos de “homicidio simple, agravado por el uso de arma de fuego” y “tenencia ilegal de arma de fuego de guerra”.
“El monto de la pena que se le aplicó al señor Bucetti por el homicidio de Marcela Silva, que de haber sido consumado después de sancionada la ley que contempla el femicidio, hoy hubiese sido condenado a prisión perpetua, porque se lo encuadró en un caso de violencia de género como solicitaba la Fiscalía y el particular damnificado”, declaró la fiscal tras conocerse el fallo.
Una de las pruebas más importantes fue el informe confeccionado por funcionarios de la Asesoría Pericial La Plata, el cual da cuenta de que “Bucetti desde un primer momento, al margen de que actuó con gran contenido emocional que no se puede desconocer, trató de presentarse como un enfermo psíquico y adoptó una actitud de franca simulación basada en la conjunción de síntomas de distintos cuadros psiquiátricos”.
Los peritos concluyeron que Bucetti refería una “amnesia en bloque que cubría un período de tiempo durante el cual llevó a cabo actos complejos, que de ningún modo podían ser considerados meros automatismos”. Además advirtieron la presencia de un cuadro de simulación caracterizado por la elaboración de una estrategia activa y consciente por la que teatralizó un estado de enfermedad con el fin de obtener un beneficio”.
Al margen de describir un cuadro de depresión el informe concluyó que Bucetti “no presenta trastorno mental alguno que le impida conducirse normalmente; no es un alienado mental, ni un psicópata y en cuanto al momento del hecho, resaltaron que su capacidad de comprensión y discernimiento no estuvo anulada”.
Compartir