Una feroz emboscada. Trompadas, golpes por la espalda y en el pecho, en la mandíbula y patadas mortales en la cabeza. Todo en un poco más de un minuto, según los 45 testigos que pasaron durante la primera semana del juicio, reconstruyendo con sus palabras cómo fue la noche del crimen de Fernando Báez Sosa, aquel 18 de enero de 2020 en Villa Gesell.
A su vez, a partir de sus propios teléfonos, que entregaron con docilidad cuando fueron detenidos, los investigadores le van dando sustento a la investigación con imágenes y chats escalofriantes, tratándose de un homicidio, inauditas.
En cuanto a los roles que en el grupo ocupaba cada uno de los ocho imputados, Máximo Thomsen, Luciano y Ciro Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli fueron identificados como agresores directos de la víctima, mientras que otros dos de los acusados, Lucas Pertossi y Ayrton Viollaz, fueron ubicados entre quienes arengaban o golpeaban a amigos suyos que intentaban defenderlo.
El único implicado que no fue mencionado con una participación activa en el hecho en ninguna de las cinco audiencias que se desarrollaron ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Dolores fue Blas Cinalli, aunque una joven que declaró citó mal su nombre y un efectivo policial dijo que estaba presente en el lugar, de acuerdo a uno de los videos que registraron la escena del ataque.
Desde el inicio del juicio por el crimen del joven estudiante de derecho, declararon entre otros sus padres, amigos que veraneaban con él y también sufrieron lesiones, el remero de Zárate incriminado falsamente en el hecho, personal de seguridad del local bailable, efectivos policiales, turistas y vecinos que presenciaron el ataque, y testigos con información que permitió la detención de los acusados.
En varias de las declaraciones, Thomsen fue mencionado como agresor directo de Báez Sosa: un joven que veraneaba en Gesell dijo que lo vio mientras le pegaba “patadas en la cabeza, como puntinazos”; cuatro amigos de Fernando y un comerciante señalaron que lo golpeó “en el pecho” cuando ya estaba en el piso, que le dio “tres patadas en la mandíbula” y que los golpes tenían “intención de matar”.
Graciela y Silvino Báez, padres de Fernando, estuvieron presentes y al cierre de la última audiencia, ella estiró su remera con la foto de su hijo y un rosario cuando retiraban a los imputados de la sala.
El juicio continuará hoy a partir de las 9 con una nueva rueda de testimoniales, hasta completar el miércoles 18 la lista de más de 150 testigos.
Un abrazo para festejar el crimen
Tan solo 20 segundos después de asestar la tanda de patadas mortales a Báez Sosa y dejarlo tirado con la cara ensangrentada en la vereda, dos de los integrantes del grupo agresor volvieron sobre sus pasos, miraron hacia donde estaba Fernando y se abrazaron.
Esta escena fue registrada por un domo de la Comuna de Villa Gesell y el detalle de las imágenes figura en el acta de visualización firmada por la oficial Evelin Merlo que secuestró las grabaciones.
Otro dato revelador es que pese a que los acusados intentaron limpiarse y ocultar pruebas del aberrante homicidio, los estudios de ADN realizados en las prendas de los ocho imputados revelaron que el 70 % de la ropa de los agresores tenía sangre de Fernando.
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