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Tiempo compartido
MARKETING APLICADO

Tiempo compartido

Acoso marketinero.

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Quienes hayan visitado un All Inclusive seguramente lo sufrieron. Se trata de un procedimiento habitual que busca fidelizar a los clientes. Un acoso que se impone como práctica comercial que genera rechazo. 

Bajo el paradigma obsoleto que postula que “el que insiste vende”, las grandes cadenas hoteleras despliegan una red insoportabe, un sistema de postas que busca por todos los medios atrapar a los peces cautivos. Vale decir, los pasajeros que permanecen ociosos y con la “guardia baja” por el estado de goce vacacional o simplemente por el efecto de los tragos caribeños. 

En los pasillos, la playa, rumbo al bufet o al regresar a la habitación. Un ejército de simpáticos muchachos instalados en lugares estratégicos que, con la excusa de la interacción social, lanzan sus trampas. “Hola! ¿De dónde son, cuándo llegaron, hasta cuándo se quedan?”. 

Los ingenuos como yo, que buscamos generar una conversación, nos entusiasmamos en pos de conocer un poco más de la cultura local, intercambiar experiencias y descubrir algo nuevo, desconocido o que vaya más allá de la “burbuja” del hotel. Lamentablemente, al instante surge la invitación a una “reunión” para “descubrir” los grandes beneficios por ser “clientes especiales”, si…vos sos especial, como todos los demás a quienes les dicen exactamente lo mismo, en tus narices. Que desilusión, si somos todos especiales, ninguno es “especial”. 

No gracias, una y otra vez, no gracias. Una respuesta que nunca es efectiva porque, como un tiburón que visualiza sangre en el agua, el vendedor ortodoxo,  lejos de buscar caminos alternativos, insiste al punto de la saturación. Mientras tanto, los turistas intentan mantener la cordialidad ante semejante acoso: “no, te agradezco, muchas gracias, en serio, gracias”. 

Se trata de una de las tantas prácticas del manual marketinero “retrógrado” que muchos bajan en la actualidad. Lejos de intentar “atraer” lentamente a los clientes aprovechanco su estadía extendida, los arrebatan con toda la energía ni bien llegan al hotel. Esto no es vender, esto es generar una estampida que hace pensar que un tiempo compartido con ellos sería insoportable. ¿Hola, cuanto tiempo se quedan por acá?.

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