El freno que puso la sociedad a la implementación del régimen académico de educación secundaria provocó un caos en las escuelas del nivel.
La Dirección General de Cultura y Educación, en el marco de la pandemia, suspendió la implementación de la norma que regula la manera en que los alumnos ingresan, se los evalúa y egresan de la secundaria (régimen académico), reemplazando la calificación numérica por la valoración cualitativa de los aprendizajes (TEA-TEP-TED), pero fundamentalmente permitió que los estudiantes promovieran con más de tres materias desaprobadas y habiendo tenido escasa o nula vinculación con la escuela, con los docentes y con los aprendizajes. El problema fue que esto no se limitó al bienio 2020-2021, como lo estableció la Resolución 1872/20, la práctica se extendió durante todo el ciclo lectivo 2022, aún con presencialidad plena.
Las máximas autoridades de Educación intentaron continuar con este escenario, al querer modificar el Régimen Académico, y así mostrar una exitosa gestión de la pandemia en el ámbito de la educación al obtener números favorables en materia de promoción de estudiantes.
Hubo una variable que no tuvieron en cuenta, que tanto alumnos y familias conocían las falencias en los aprendizajes, y especialmente los docentes no estaban dispuestos a estafar a sus estudiantes, favoreciendo la promoción cuando sabían que no tenían incorporados los contenidos mínimos, es la ética profesional la que está en juego, pero claro cuando la educación está tomada por Baradel, eso no es muy importante.
También sabemos que los profesores del nivel secundario hicieron un gran esfuerzo acompañando las trayectorias de sus alumnos, y quienes repitieron fueron aquellos estudiantes que por una u otra razón se desvincularon totalmente de todas las instancias de acompañamiento e "intensificación". Pero ahora, ante el resultado de los porcentajes de repitentes, hay ejércitos de inspectores, y asesores de la Dirección General allanando las escuelas a ver que se hizo mal, para encontrar justificativos y promocionar a esos estudiantes, o al menos a los que puedan.
La presión ejercida a los equipos directivos de las escuelas para bajar los números de repitencia es inadmisible. Sabemos que en las escuelas de mayor vulnerabilidad hay un 15/20% de alumnos que repiten, números que la Dirección General no publica.
La manera que encontraron para salvar esta situación es cuestionando el accionar de docentes y directivos, solicitando verbalmente (nunca por escrito), extender el periodo de intensificación hasta fines de marzo a alumnos que adeudan más de tres materias, no respetando el criterio profesional de los equipos directivos de las escuelas, ni el de los docentes.
Es momento que los docentes defiendan sus argumentos y su profesión en post de mantener la calidad educativa, es momento de defender los derechos de los estudiantes a terminar su educación secundaria con las herramientas que le permitan continuar estudios superiores, o emprender su propia actividad laboral o insertarse en un trabajo que le permita vivir dignamente. ¿No será también momento de que los docentes se nucleen en una colegiación profesional?
(*) Consejera General de Educación bonaerense.
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