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Infieles de la promesa
CHARLATÁN

Infieles de la promesa

La fugacidad de las relaciones.

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Hoy vamos a ponerle un poco de comedia a la cuestión. Quiero referirme a una tribu urbana que camina por nuestra ciudad. Estén atentos porque andan por todos lados, son los chamulleros, característica que por estos tiempos parece ser una virtud. Creen que tienen “labia” que no es lo mismo que tener capacidad discursiva o de argumento. Un flagelo que afecta a la castigada “credibilidad”, que necesita de la palabra para que la propuesta sea acción. 

Suponen que tienen en su poder, un arma letal. Van por la vida safando, como quien salta de una piedra a la otra sin saber que alguna vez tendrán que volver sobre sus pasos.

Dejan un tendal de inconformismos. No tiene que ver con una profesión u oficio sino con el “bicicleteo” en las respuestas. 

Se nutren de alguna máxima de lo que ellos imaginan como “marketíng” con acento en la “i” porque algo leyeron en google y lo aplican. Darle la razón siempre al cliente, decirle lo que quiere escuchar y otras “berretadas” que no sirven más que para “safar” de la situación y extenderla, o mejor dicho “patearla” hacia adelante. 

¿Cuándo venís Jorge? La respuesta, una imprecisión, casi una burla. Un pulgar para arriba o un “perfecto”. Perfecto ¿cuándo es?. “Llego en 15” y uno se queda esperando, al consultar “…estás llegando?” ahí queda la charla, perdida en un vacío temporal impreciso e imperfecto. Suman clientes golondrina, es decir todos de una sola contratación, porque la disconformidad les impide fidelizar, mantener una relación estable. Una rueda que gira y un día se les va a trabar, sobre todo en ciudades como la nuestra donde, como se dice “nos conocemos todos”. 

Son infieles del discurso y por ellos sufrimos muchos, sobre todo quienes estamos obligados a argumentar, por la profesión que como todas usa la palabra. Una verborragia que es observada con la desconfianza de quien ha escuchado a “los labiales”, los portadores de “labia” y por ellos ya nadie cree en nada. Muchachos se nota. A veces es mejor decir no puedo, no llego o lo hago, pero en estos plazos. La fidelidad es el mejor negocio, paren con la labia.

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