Los argentinos volverán a votar el año próximo con más inflación y pobreza que en 2019. Ese crudo escenario es el que explica las tensiones en el oficialismo, con una Cristina Kirchner que para diferenciarse de la Casa Rosada sólo puede ofrecer nostalgia por lo que considera que fueron los logros de la “Década ganada”, pero también lo que sucede en Juntos por el Cambio, donde la cercanía a la vuelta al poder ha desatado una disputa de liderazgos que no logró ser atenuada con la cumbre “virtual” del pasado martes.
Es que la forzada reunión de la Mesa Nacional de JxC surgió como respuesta a la andanada de críticas entre referentes del PRO y el radicalismo pero, además, por el “desorden” que exhibía la propia interna del partido amarillo. Si bien el encuentro logró obturar las versiones de una posible ruptura de la coalición opositora, no arrojó pistas sobre mecanismos para dirimir las fórmulas para las candidaturas a la Presidencia ni en acuerdos programáticos.
Por ejemplo, aún no hay una propuesta consensuada para enfrentar una crisis económica caracterizada por un régimen “de alta inflación” no visto desde los años previos a la Convertibilidad. Una inflación que reduce el poder adquisitivo de la población y hasta causa graves dificultades al funcionamiento de la industria y el comercio mientras los productores agrarios sienten que no pueden soportar la presión impositiva.
Y ahora la sequía.
“Fórmulas cruzadas”
En el PRO y en un sector de la UCR abogan para que haya “fórmulas cruzadas”, integradas por dirigentes de ambos espacios. Horacio Rodríguez Larreta pugna por esta alternativa para evitar enfrentamientos ásperos, por ejemplo como podría ocurrir en la Ciudad de Buenos Aires. Por eso el acercamiento que ha tenido a Lousteau.
Los jóvenes dirigentes que rodean a Facundo Manes se han trazado un objetivo que aparentemente va más allá de la próxima elección y consideran indispensable que el partido permanezca fiel a su identidad programática y busque un acercamiento a las clases medias suburbanas con pautas culturales propias y a las que debe dárseles la oportunidad de tener las mismas posibilidades económicas, culturales y educativas que sus vecinos porteños.
Patricia Bullrich intenta mientras tanto conjugar esfuerzos con dirigentes radicales y volvió a mostrarse con el senador radical Alfredo Cornejo, esta vez en Rosario, al que sumó a su campaña “La fuerza del cambio federal”, que también integran suspicazmente varios dirigentes cercanos a Macri.
El ex mandatario había convocado el martes a las principales figuras de su espacio para desescalar la tensión entre su ex ministra de Seguridad y el alcalde porteño. Pero nadie salió del desayuno realizado en un hotel del centro porteño con la certeza que decidió jubilar su proyecto para intentar un “segundo tiempo” en Casa Rosada. En los próximos días se mostrará en Qatar, con la excusa de su cargo en la Fundación FIFA, pero con la clara intención de aprovechar la visibilidad que le darán los partidos que juegue la Selección.
Una “final”
Hay dirigentes como el peronista Miguel Pichetto que fantasean con una “final” en el balotaje de 2023 entre Macri y Cristina. El actual auditor de la Nación insiste en que JxC debería definir un liderazgo claro antes que comience a desandarse la etapa de pre-campaña con las clásicas recorridas por los destinos turísticos. No parece haber consenso para tamaña decisión.
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