Incertidumbre por el dólar “cara chica”
A partir de la vigencia de la Ley de Inocencia Fiscal.
Con la aprobación de la Ley de Inocencia Fiscal que consiguió el Gobierno la semana pasada y sumado a la extensión indefinida para presentar billetes estadounidenses antiguos y deteriorados (“cara chica”) se genera un escenario de incertidumbre para quienes son propietarios de los dólares que quedaron fuera del circuito.
La sanción de la Ley de Inocencia Fiscal genera cierta incertidumbre en las entidades financieras, debido a la posible negativa de recibir los dólares no declarados.
El Banco Central (BCRA) reformó la normativa sobre el recambio de los dólares “cara chica” sin poner una fecha límite para que los bancos reciban depósitos de los billetes estadounidenses antiguos y deteriorados, mediante la Comunicación “A” 8352.
A pesar de ello, con la aprobación de la Ley de Inocencia Fiscal esos billetes dejarían de estar en circuito debido a la vigencia de normas antilavado y antievasión sobre los dólares no declarados.
Sin embargo, y luego de haberse aprobado el viernes en la Cámara de Senadores, todavía no se oficializó la ley. Resta la promulgación y comunicación del Ejecutivo mediante Boletín Oficial para que entre en vigencia.
El actual sistema de recambio de dólares funcionaba desde agosto del 2024. La entidad presidida por Santiago Bausili había adoptado la medida con el objetivo de facilitar la regularización de los activos.
Se debe presentar una superficie con más del 50% superior a cada billete y que la denominación y las medidas de seguridad sean identificables.
Una vez que los bancos reciben los billetes, se encargan de verificar su autenticidad y luego los trasladan al Banco Central. El mismo es quien manda esos papeles a Estados Unidos para su destrucción, y luego se coordina el cambio con los nuevos ejemplares.
El Banco Nación, sin embargo, confirmó que aceptará los “dólares del colchón” sin objeciones, una vez que la ley entre en vigencia. Es decir, permitirá que las personas depositen los famosos dólares “cara chica” al igual que todo el resto de los billetes circulantes, sin distinción por diseño o antigüedad.