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Tras la renuncia de García Mansilla, la Corte vuelve a quedar con tres miembros
LUEGO DE TAN SÓLO 39 DÍAS EN EL MÁXIMO TRIBUNAL

Tras la renuncia de García Mansilla, la Corte vuelve a quedar con tres miembros

Lo hizo con un escrito dirigido al presidente Milei. El Gobierno culpa a “la política” y, por ahora, no hará nuevas designaciones.

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Manuel García Mansilla, finalmente, renunció ayer a la Corte Suprema de Justicia, luego de que el Senado rechazara su pliego, que había sido nombrado el 27 de febrero pasado, mediante un decreto del presidente, Javier Milei.

La salida de García Mansilla se dio en el marco de una fuerte controversia por su designación y una medida cautelar firmada por el juez federal platense Alejo Ramos Padilla, que le impedía firmar resoluciones. De este modo, la dimisión del magistrado deja al Máximo Tribunal nuevamente con tres integrantes: Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz.

El decreto por el que fue designado García Mansilla también había nombrado al juez federal Ariel Lijo, aunque este último no asumió el cargo, tras negarse a renunciar a su puesto actual antes de asumir su cargo en la Corte. En la carta de su dimisión, el exmagistrado afirmó haber aceptado la propuesta debido a que el funcionamiento de la Corte con sólo tres miembros conllevaba “un grave problema institucional que requería una solución urgente”. Y consideró “sorprendente” la “naturalización” de una vacante sin cubrir en el Máximo Tribunal durante un lapso tan prolongado, que “agravó aún más la situación y que, incuestionablemente, requería también ser cubierta sin dilaciones”.

La carta agrega que “con la misma convicción con la que asumí el nombramiento en comisión con que Usted me honró, considero que, debido a la decisión tomada por el Senado de la Nación de rechazar el pliego oportunamente enviado en el marco del art. 99, inc. 4, de la Constitución Nacional, tengo que hacer todo lo que esté a mi alcance para facilitar que se agilice el proceso para que se cubran de una buena vez las vacantes que existen en la Corte Suprema”.

El pasado jueves, el Senado rechazó por amplia mayoría los pliegos de García-Mansilla y Lijo, lo que intensificó las presiones sobre el primero para que abandonara su cargo. Poco después de la votación, el juez federal de La Plata, Ramos Padilla, firmó una medida cautelar que ordenaba a García Mansilla abstenerse de firmar resoluciones o medidas administrativas por un plazo de 90 días, hasta que se resolviera la legalidad del decreto presidencial que lo había designado.

El único miembro de la Corte en hacer pública su opinión sobre la situación de Mansilla fue el supremo Ricardo Lorenzetti, cuando dijo que “es una decisión personal que él estará evaluando” y que la Corte judicialmente no tiene nada “para opinar” al respecto.

“Yo nunca aceptaría ser designado por decreto, lo dije infinidad de oportunidades, y creo que hay que ser coherentes”, remarcó Lorenzetti. No habrá nueva propuesta

En ese contexto, desde el gobierno de Milei deslizaron ayer que no se enviarán nuevas propuestas para la designación de jueces en la Corte en el corto plazo. “La renuncia es un gran perdida y configura un gran daño”, sintetizó un importante voz libertaria sobre la carta que presentó el académico, dirigida al Presidente, luego de que este lo nombrar por decreto y la Cámara de Senadores rechazara su designación. Para la Casa Rosada, su salida representa “un reflejo más de lo que ha ocurrido en el año”, en el que detectan que la dirigencia política opositora de “intenta bloquear al Gobierno”.

La definición se da en consecuencia con la decisión del Gobierno de responder con un per saltum a la determinación de Ramos Padilla, cercano al kirchnerismo, quien imposibilitó inéditamente al académico de tomar decisiones judiciales y administrativas por tres meses.

Frente al panorama, y a la espera de que el mandatario acepte la dimisión, admiten tener la capacidad de enviar nuevos pliegos con propuestas, incluso amenazan con proponer a “dos talibanes liberales” como describen a los jueces Ricardo Rojas y a la chance de insistir con Manuel García Mansilla, pero aclaran que “ahora no tiene sentido” hacerlo.

“Hicimos un gesto al enviar a Lijo, que era del visto bueno de la mitad del Senado y aún así lo rechazaron”, justificaron, y rechazaron la chance de hacerlo, por lo menos, en el corto plazo, con las elecciones legislativas nacionales a la vuelta de la esquina.

Pese a que los números para reafirmar los nombramientos de Lijo y García Mansilla no estaban, en Balcarce 50 repiten que hicieron “todo lo que estaba ante sus posibilidades”, y si bien creen que “perder es parte del juego”, no lo toman como “una derrota”.

“Se pierden algunas batallas, y se ganan otras. No hay debilidad”, plantearon, y concluyeron: “Cuando el Presidente dice principios de revelación dice que hacemos cosas para avanzar o permiten cuestionar a los políticos”.

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