El gobierno de Javier Milei busca dar otro paso en la desregulación del acceso a la medicina prepaga. Tras la implementación el 1 de diciembre de la libertad de acción a la hora de elegir el servicio médico, a fin de evitar la famosa triangulación en donde una obra social oficia en intermediario entre el afiliado y la prepaga, la próxima etapa sería directamente eliminar el viejo sistema y dar por finalizada la figura intermediaria de la obra social.
Desde un principio las obras sociales no vieron con buenos ojos la medida en razón de los enormes volúmenes de aportantes que manejan. Por el contrario, desde las prepagas confían en el cambio de paradigma y le estarían dando el visto bueno al gobierno en su idea de eliminar ese porcentaje que queda en el medio como una suerte de "peaje" por la gestión.
Más allá de la desregulación, faltaría un empujón para que los afiliados se introduzcan en la nueva cultura de elegir su propia compañía de salud, ya que a nivel estructural no se habrían registrado cambios significativos en el acceso a prepagas.
Hay algunas cuestiones como el corporativismo de las obras sociales y la resolución del trámite que podrían estar frenando la decisión de los afiliados a optar por su prepaga. En este marco las obras sociales dejaron trascender que el Gobierno estaría elaborando una resolución para ponerle un punto final a la vieja modalidad y así darle rienda definitivamente al nuevo sistema de elección. La idea de la Casa Rosada es que los beneficiarios opten por la vía directa y entiendan el sentido.
Al respecto, si las obras sociales dejan de funcionar como un "sello de goma", tal como califican a la intermediación desde el Gobierno, el costo administrativo deberá ser absorbido por la prepaga. Uno de los puntos a pulir sería que el afiliado obtenga un beneficio a favor de ese cambio burocrático, que sería básicamente un alivio en la cuota mensual.
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