El Senado sesionará este jueves para tratar el decreto de necesidad y urgencia 70/23 de desregulación de la economía, en un escenario de fuerte tensión entre la Casa Rosada y Victoria Villarruel por la decisión de la vicepresidenta de aceptar el debate del polémico DNU a sabiendas de que la oposición tendría los votos para rechazarlo.
Villarruel hizo un último intento en la tarde de este miércoles por evitar el debate del decreto, pero fracasó. Pidió a los jefes de bloque del Senado, reunidos en Labor Parlamentaria, prolongar por una semana el tratamiento en virtud de las negociaciones iniciadas la semana pasada entre el Poder Ejecutivo y los gobernadores en la búsqueda de un acuerdo fiscal, pero su propuesta no tuvo eco.
A pocas horas del inicio de la sesión, que está convocada para las 11, el clima se enrareció por un feroz ataque que cuentas libertarias iniciaron contra Villarruel en redes sociales y por la presión del Poder Ejecutivo para que no se discuta el DNU, sobre todo después de que el Gobierno lograra dejar sin quórum el intento de un grupo de la oposición por impulsar la aprobación de un proyecto estableciendo una nueva fórmula de movilidad jubilatoria en la Cámara de Diputados.
Según confiaron fuentes legislativas, en las últimas 48 horas Villarruel trajinó los teléfonos argumentando que de la continuidad del decreto dependía la estabilidad institucional para tratar de convencer a los jefes de bloques y a senadores de fuerzas provinciales para postergar el tratamiento.
Sin embargo, la arenga no tuvo éxito y fue así como la vicepresidenta terminó convocando en la tarde del martes a sesión e incluyó el decreto entre los temas a tratar. Villarruel tomó la decisión basada en el respeto al acuerdo que había sellado con un grupo de nueve legisladores que, dos semanas atrás, le había pedido una sesión especial para tratar el DNU pero, como un gesto político y parte de las negociaciones, lo habían hecho sin reclamar una fecha determinada para darle margen a la vicepresidenta de elegir el momento.
La tensión política se trasladó a los bloques de la oposición dialoguista, en los que se discutió con nerviosismo qué actitud tomar a la hora de la votación. En la UCR, por ejemplo, se escucharon voces a favor de avanzar con el rechazo, como la del presidente del Comité Nacional, Martín Lousteau (Capital), Pablo Blanco (Tierra del Fuego) y Edith Terenzi (Chubut.). Pero quedaron en minoría ante quienes preferían postergar el debate del decreto.
“Hacer esto en medio de las negociaciones con los gobernadores es como tirar una bomba”, fue uno de los argumentos que se escuchó en el salón de reuniones del bloque radical. Así fue como el jefe de la bancada, Eduardo Vischi (Corrientes), llegó a la reunión de Labor Parlamentaria con el mandato de aceptar la postergación del debate si lo pedía el oficialismo.
El pedido fue formulado por la propia vicepresidente. Pero no encontró consenso. El kirchnerismo, el correntino Carlos Espínola (Unidad Federal) y la neuquina Lucila Crexell, que responde al gobernador Rolando Figueroa, se plantaron en la postura de que ya no había margen para dilatar la cuestión y pidieron tratar el DNU tal como estaba previsto en la convocatoria firmada por la vicepresidenta.
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