El primer día hábil poselecciones se anunciaron múltiples medidas a nivel macroeconómico, entre las que se destacó, además de la devaluación, la suba de tasas de interés por parte del Banco Central.
El Bcra estableció un aumento en 21 puntos porcentuales en la tasa de política monetaria, llevándola de 97% a 118% nominal anual. Dejar sin pagar parte del resumen de la tarjeta o, peor aún, concretar solo el pago mínimo ahora puede ser muy costoso.
La mayor repercusión se centró en los plazos fijos y en el impacto que el 118% de tasa de interés tendrá sobre las inversiones en pesos. Sin embargo, de la mano de esa mayor rentabilidad llega también un encarecimiento de los préstamos en general y del financiamiento con tarjeta de crédito en particular.
A través de la Comunicación “A” 7822, el BCRA ordenó a las entidades financieras reemplazar, con vigencia a partir del ciclo de facturación correspondiente a septiembre de 2023, por 107% nominal anual el límite al interés compensatorio para financiaciones a personas humanas vinculadas a tarjetas de crédito que pueden aplicar en concepto de “Tasas de interés en las operaciones de crédito”.
Esto implica un incremento de 19 puntos porcentuales respecto a la tasa máxima permitida hasta el viernes pasado (86%). En la práctica, esto implica que financiarse con tarjeta de crédito será mucho más caro. Si el resumen de septiembre fuera de $70.000 y el titular de la tarjeta decidiera pagar $50.000 y financiar los $20.000, debería enfrentar un costo nominal de 107% sobre esos $20.000.
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