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COLUMNA DEL CAMPO

Pulgón amarillo del sorgo: para estar alertas

El ingeniero agrónomo Martín Principiano exhibe algunas bases para el manejo del pulgón amarillo en el cultivo de sorgo.

El pulgón amarillo del sorgo es considerado una de las plagas más dañinas en este cultivo. En Argentina, fue detectado en lotes de producción durante el año 2021 en distintas regiones. En la última semana se registraron las primeras colonias en lotes de producción en la región norte de Buenos Aires.

La especie de pulgón amarillo es Melanaphis sacchari. Su coloración es amarillenta, pero depende de la planta hospedante y de las condiciones ambientales (de color amarillo pálido, amarillo-marrón, marrón oscuro, púrpura o incluso rosado).

Respecto a su ubicación en la planta, este pulgón se caracteriza por ubicarse en el envés de las hojas iniciando la infestación desde la parte inferior de la planta y avanza hacia la parte superior.

El pulgón amarillo del sorgo atraviesa por cuatro estadios ninfales para convertirse en adulto, que puede cumplir en 5 a 9 días. La etapa adulta normalmente presenta una duración de 22 a 24 días y puede producir entre 68 y 86 ninfas/hembra (Manthe, 1992, Valverde 2018).

El adulto puede ser alado o áptero (sin alas). El áptero tiene la función de la reproducción, y cuando cambia las condiciones ambientales o la calidad del alimento se generan adultos alados cuya función es la de dispersión y colonización.

En nuestras latitudes la reproducción del pulgón amarillo es asexuada de forma partenogenética telitoquia (no ponen huevos ni necesitan del macho para la fecundación), por lo que las colonias son todas hembras que dan origen a otras hembras. La temperatura es la variable meteorológica de mayor efecto en la tasa de su desarrollo. Según Setokuchi (1988) a 25º C tarda 5,2 días para reproducirse y a 30º C sólo 3,5 días.

El pulgón amarillo puede atacar en todas las etapas del cultivo de sorgo, pero el perjuicio económico usualmente ocurre durante las etapas posteriores al desarrollo vegetativo. El daño es causado por la succión de la savia de las hojas, adquiriendo en estas una coloración marrón y un retraso en su crecimiento y con efectos en la producción (de manera general ocasiona mermas que pueden fluctuar entre el 30% al 100%).

Como daño indirecto, este insecto produce una melaza sobre la cual puede crecer Fumagina, un hongo de coloración oscura que aprovecha su melaza como sustrato, afectando la capacidad fotosintética de la planta. 

El control químico de esta plaga no es sencillo. En primer lugar, dada la ubicación en la planta, se requiere llegar con el insecticida al envés de la hoja y a la parte inferior de la planta. Se debe poner mucha atención a la calidad de aplicación.

Por otro lado, no se dispone de insecticidas con registros para esta plaga en Argentina. En este sentido, el SENASA autorizó el uso de los siguientes principios activos: alfacipermetrina, gammacialotrina, deltametrina, mercaptotion, pirimicarb, sulfoxaflor y la mezcla comercial sulfoxaflor/lambdacialotrina. Se sugiere consultar al ingeniero agrónomo de confianza sobre dosis máxima de uso y tiempos de carencia.

Como método de control cultural, existen en el mercado híbridos de buen comportamiento (tolerancia) al pulgón amarillo. El pulgón amarillo es una plaga que llegó para quedarse. Su alta tasa de reproducción es la principal característica para sobrevivir y este punto es clave para diseñar estrategias de manejo y seguimiento del cultivo, que involucren la implementación de monitoreos tempranos y periódicos.

Ingeniero Agrónomo (MSci) Martín A. Principiano. MP (CIAFBA): 1110, MN (CPIA): 18105