La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) realizó un sondeo reciente en la zona núcleo para conocer el estado del trigo en los campos de la región.
Según los datos obtenidos, el informe asegura que las lluvias que recibió el cultivo fueron insuficientes. Del millón de hectáreas sembradas, hay 400.000 en estado regular, 100.000 en malas condiciones y se registran los primeros lotes pastoreados. En las áreas más afectadas estiman rindes de 5 a 15 quintales por hectárea. Y en las que fueron más beneficiadas por las lluvias, alertan una caída brusca de potencial; sin napas ni reservas, el cultivo depende solo de nuevas lluvias.
Los trigos que presentan estas condiciones están centrados más que nada en el centro sur de la provincia de Santa Fe. En contraposición, en la región sur santafesina y el noroeste de Buenos Aires, región en la que se encuentra el Partido de Pergamino, se ven los mejores lotes. No obstante, el informe de la BCR indica que su evolución está sujeta a nuevas lluvias.
El trigo de la región se encuentra entre desplegando la hoja bandera y comienzo de llenado de granos, etapas críticas en la definición del rendimiento. Los agrónomos coinciden en que con cada semana que pasa sin lluvias importantes los rindes se ajustan hacia abajo.
Ante este panorama, el estudio indica que para el Partido de Pergamino se esperan rindes que van de los 25 a los 50 quintales por hectárea.
Los resultados que arrojó el relevamiento volvieron a encender todas las alarmas en el sector debido a que confirman que los efectos de la sequía que azotó al país el año pasado aún persisten.
Ante este escenario, la BCR redujo en 600.000 toneladas la proyección de la cosecha de trigo, calculada ahora en 15.000 millones. En otras palabras, peligra al menos en parte el ingreso de los USD 3.000 millones promedio que suele aportar y afecta también las condiciones del maíz temprano. En un escenario agravado, podría dilatar la siembra de los cultivos de la cosecha gruesa.
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