El cultivo de girasol como alternativa productiva en la región núcleo
El ingeniero agrónomo Martín Principiano analiza las razones del aumento de la intención de siembra de este cultivo.
Según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la proyección de siembra posiciona la superficie a implantar de girasol a nivel nacional en 2 millones de hectáreas, lo que refleja un incremento interanual del 17,6 %, unas 300.000 hectáreas más, y una expansión del 19,6 % respecto al área sembrada promedio de las últimas 5 campañas.
En la región núcleo, históricamente, el girasol había participado en las rotaciones de los productores, pero en los últimos 20 años fue perdiendo protagonismo hasta casi desaparecer. Su lugar quedó limitado a las zonas tradicionales, generalmente ubicadas en la periferia, en las que siempre se mostró como una alternativa productiva interesante.
En la actualidad, el mapa de las zonas girasoleras parece estar expandiéndose nuevamente, ya que se observa una presencia cada vez mayor del cultivo en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. La tendencia al vuelco, la incidencia de enfermedades y la alta presencia de pájaros que se alimentaban de sus semillas hizo que la relación costo-beneficio de dicho cultivo no fuera óptima y provocó que fuera desplazado de la zona núcleo sumado al aumento de la rentabilidad en la región de cultivos como soja, maíz y trigo.
La mejora genética de los híbridos hizo que ahora tengan mayor resistencia al vuelco y a las enfermedades y que, a su vez, las plantas tengan una decumbencia más pronunciada, dejando a las semillas de su capítulo con menor impacto de las aves. Esto propició que, ante un mercado internacional más favorable y una tendencia a esquemas con mayor rotación, el girasol vuelva a formar parte como alternativa de los planteos agrícolas de muchos de los productores de la región.
Una característica de este cultivo es su buena tolerancia al estrés, un aspecto importante en campañas como la que estamos atravesando. Otro aspecto muy importante ha sido el desarrollo de tecnologías para el control de malezas (girasoles Clearfiel) que ha contribuido en mejorar y simplificar el manejo de malezas en el cultivo.
Del análisis de los resultados de los márgenes brutos comparativos de los cultivos y secuencias de la región surge que el girasol se vuelve una alternativa interesante para analizar en ambientes donde se dificulta superar los 35 quintales de soja de primera. Allí es donde el girasol empieza a ser una opción competitiva, considerando los actuales precios y la bonificación por materia grasa. Con los actuales precios internacionales, el rendimiento de indiferencia del cultivo de girasol para un manejo promedio en la región está en 14 quintales por hectárea en campo propio.
Entre los factores que pueden limitar el aumento de superficie de siembra se destacan la disponibilidad de semilla y la evolución de las lluvias.