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HISTORIAS DE VIDA

El Veterano de Malvinas que encontró en el deporte un refugio en la vida

Walter Díaz, oriundo de la ciudad de Salto, es uno de los sobrevivientes del Crucero General Belgrano. Hoy, a los 61 años, ya jubilado, disfruta de la familia, los amigos y el deporte.

“Ser Veterano de Guerra uno lo lleva con mucho orgullo”, así comenzó la charla con Walter Díaz, un ex combatiente, ex sobreviviente y, sin dudas, un héroe de Malvinas. 

Díaz es uno de los cuatro saltenses que estuvieron en la guerra del atlántico sur. Fue uno de los sobrevivientes del hundimiento del Crucero ARA General Belgrano en manos de los ingleses. Reconfigó su vida, con mucho sacrificio. Fue empleado de comercios reconocidos en Salto, y se jubiló como auxiliar en educación. 

Gracias al deporte pudo reencontrarse con varios ex combatientes en las Olimpíadas que desarrollan los ex veteranos. 

- Walter, ¿Qué significa para vos ser un “Veterano de Guerra”? 

WD: Estuve con tres veteranos de Pergamino: Luis Parra, Pedro Acosta y Eduardo Silva, que es uno de los tantos héroes. Estuvimos juntos en el General Belgrano. Ser Veterano de Guerra uno lo lleva con mucho orgullo. Haber defendido la patria, defender la tierra, uno lo hizo con mucha satisfacción. 
Al General Belgrano lo hundieron los ingleses, lanzaron dos torpedos: uno pega en la proa, otro en sala de máquinas, que es donde murieron la gran mayoría de soldados que trabajaban en ese lugar. Arriba de la sala de máquinas estaba el comedor, algunas habitaciones; el ataque fue a la tarde cuando fue el recambio de guardia, mucha gente había salido de la guardia para ir a merendar, y ahí es cuando se produce el impacto. Fallecieron 323 héroes
Fue lamentable tener que ir a una guerra para reconquistar nuestras tierras. La guerra es una tragedia para la humanidad porque muere mucha gente. En el caso nuestro fuimos obligados a ir porque el servicio militar era obligatorio. Fueron muertes innecesarias porque todo tendría que haber ido por la vía diplomática.  Tenía 18 años, y ahora tengo 60. De Salto éramos cuatro soldados que estábamos a bordo de Crucero, en el cual también perdió la vida Walter Almirón. Me salvé porque estaba en el descanso, todavía no había ido a merendar, podía haber estado ahí.
En el buque éramos todos una familia. Fue muy duro, sinceramente. Nosotros, a diferencia del Ejército, estábamos bien, no sufríamos frio porque el barco estaba calefaccionado, comíamos bien, teníamos alimentos. Pero el día del hundimiento nos agarró un temporal muy grande, olas de veinte metros de altura, soportamos unas temperaturas de unos veinte grados bajo cero, todos mojados. Se rompían los cierres de las balsas, y de cada ola ingresaban como baldazos de agua. En las balsas en que iban tres, cuatro soldados murieron de frío. Nosotros al ser muchos nos pudimos dar calor entre nosotros. En mi balsa iban 32 personas, por eso pudimos sobrevivir.

- Cuando terminó la guerra, ¿cómo fue volver a la vida civil?  .

WD: Sinceramente, el primer tiempo fue muy duro, llevar la carga de todo lo que vivimos: el hundimiento, la gente herida, lastimada, perder un montón de amigos. Con Almirón éramos amigos antes del Servicio Militar. 

- ¿Pudiste volver a Malvinas?

WD: No volví a Malvinas. Yo no estuve en tierra, no me llama ir a conocer. Hay que sacar pasaporte para ir a conocer territorio que es nuestro, tampoco me parece justo. 

- ¿Cómteo te vínculas con el deporte? 

WD: Siempre hice deporte: fútbol, ciclismo, desde chico estuve en movimiento. Hace 19 años un Comité Olímpico conformó las Olimpíadas para Veteranos de Guerra. Tienen tres objetivos: El reencuentro con todos los soldados; el segundo punto es que vos para competir tenés que hacer una serie de estudios para ver si estás bien de salud, eso hace que el Veterano tenga un seguimiento de salud, y el tercero sería el deporte en sí. 
En estas Olimpíadas nos juntamos veteranos de todo el país. Se van haciendo en distintas provincias para poder intercambiar y conocer otras ciudades. La primera se hizo en Córdoba, la segunda en Mar del Plata. Ahí me enteré y no paré más, participé en 18 de las 19 ediciones.   

- Pero no solo participás sino también has conseguido varias medallas.

WD: Siempre he traído medallas. El año pasado coseché cinco medallas: dos de oro, una de plata y dos de bronce. Participé en arquería, canotaje, posta. Nos juntamos cerca de 1600, 1700 competidores. 

- A nivel futbolístico, Argentina viene de ser campeón del Mundo. Hubo un “himno”, una canción de cancha se convirtió en una “bandera” para todos los argentinos. En esa canción se los menciona. ¿Qué sentís cuando sentís la frase “A los pibes de Malvinas que jamás olvidaré”?

WD: Me emociona muchísimo, se me caen los lagrimones, ahora mismo se me recorta la voz. Como te decía, yo participo de las Olimpíadas, es hermoso el reencuentro, y ganar una medalla es muy lindo, no me quiero imaginar lo que habrán sentido estos chicos al salir campeones del mundo. 

 - Walter, ¿creés que hay una deuda social y política hacia ustedes?  

WD: La sociedad no tanto, sí de la parte política. Nos tenían olvidados. Hará cosa de cinco, seis, siete años atrás es como que nos dieron un poquito de importancia a lo que fue la gesta de Malvinas, sino estábamos olvidados; ni hablemos al principio que no se habló nada, estábamos, prácticamente, sepultados bajo tierra. Siento que durante diez años nos sepultaron bajo tierra, después se empezaron a formar los Centros, se empezó a pedir apoyo psicológico, económico, en ese momento nadie te daba laburo, fue muy complicado para nosotros reinsertarnos en la sociedad después de una guerra, después de lo que habíamos pasado. En el caso mío psicológicamente y físicamente estoy bien. Siempre es importante el apoyo de los familiares y de los amigos. 

- ¿Qué significa el deporte en tu vida? 

WD: Es una descarga a tierra, te hace sentir bien. Si vos haces deporte es bueno para la salud, para la mente, para lo físico. El deporte es salud. 

- Por último, Walter. ¿Sos feliz?

WD: Si, soy feliz porque todos los días me puedo levantar. Tengo todos los días un plato de comida, puedo disfrutar de mi familia. Qué mas le puedo pedir a la vida.