Polideportivo
HISTORIAS DE VIDA

Mariano Mortara, el abogado colonense que cruzó a nado el Río de La Plata

Es uno de los pocos privilegiados que completó la travesía de cruzar el río argentino, además de Gibraltar, Manhattan y Leme a Pontal en Brasil. Suma desafío a fuerza de espíritu y una mentalidad superadora.

Pergaminense de nacimiento, pero colonense por adopción. Trabaja como abogado en el Juzgado de Colón, y combina su profesión con la actividad deportiva. Dialogó con Diario Núcleo acerca sobre su preparación, las rutinas, su experiencia y próximos desafíos.  

- Mariano, ¿cómo nació esta pasión por la natación?

- MM: “La pasión por el deporte la recuerdo desde los 5, 6 años que ya nadaba, ya competía, tengo algunas medallas a esa edad. De chico iba al Aero Club Colón con mi mamá y con mis hermanos, nos daban clases ahí, también he tomado clases en Hispano, en Círculo y ahora en Alianza. Ajeno a la natación, soy un apasionado del deporte: he jugado al básquet, vóley, ping pongo, tenis, maratón, duatlón. Hace un tiempo hice triatlón, pero no pudo seguir por cuestiones de incompatibilidad del entrenamiento con mi trabajo. A partir de haber dejado el triatlón me puse solamente a hacer natación, que es un deporte que me gusta muchísimo, compito y hago este tipo de travesías, que no tienen carácter de competencias, más que desafíos personales, por el hecho de permanecer muchas horas de permanencia en el agua, no por enfrentar a otros participantes”. 

- ¿Cómo decidiste pasar de una piscina a aguas abiertas? 

MM: “Cuando empecé a nadar en pileta ya hacía eventos. En el triatlón no hacía largas distancias, pero sí en la parte inicial hacía una laguna o en el mar. O sea que mezclaba pileta y aguas abiertas, en mar y ríos. Y después de ahí pasé a larga distancia, porque siempre me sentí cómodo en los deportes de resistencia. Eso de las travesías es un poco eso, son muchas horas de nadar, pero lo disfruto por los lugares, porque me gusta nadar largo, me gusta cuando entreno”. 

- Recién comentabas que los desafíos son personales, que no competís contra nadie. ¿Cada desafío es una competencia contra vos mismo por lo que decís?  

- MM: “Mirá, lo que yo veo es que hay mucha gente que se toma la competencia contra otros, sea profesional o no, perdiendo el disfrute en el deporte, entonces entrás en una situación donde se sufre. Yo siempre tuve como referencia el tratar de hacer mis marcas, pero no siento la presión de superarme a mi mismo, a poner objetivos, esas son mis metas, me siento conforme y no necesito más que eso. La competencia la vivo como algo natural, tratando de no sufrirla, más allá de la adrenalina en la meta de largada que siempre está, es propio del ser humano, es propio de la competencia también, y es lindo. No vivo la competencia furiosa de ganar”. 

- ¿Cómo es tu rutina en cuanto a la preparación, al entrenamiento? ¿Hay un plan de alimentación? ¿Cómo combinas con tu vida diaria, la familia, el trabajo?

- MM: “Yo creo que la disciplina, que es necesaria en cualquier deporte y actividad, hace que llegues a los resultados. La persistencia, la constancia, como valores a lo largo del tiempo, lleva a los resultados, sea el deporte que sea. Y en el deporte que es de resistencia quizás se nota aún más. Hay nadadores que no nadan tan bien, pero la perseverancia y la práctica les dan resultados. Eso se traslada a cualquier meta u objetivo que vos te propongas. 
Yo trabajo a la mañana, a veces también a la tarde, me levanto muy temprano; hay veces que leo muy temprano, otras que hago rutinas de ejercicios. Vuelvo de trabajar y luego voy a nadar. Uno se imagina que uno tiene una rutina de mucho entrenamiento, de profesional, pero nado una hora y media, dos como mucho. Y lo complemento con una rutina de gimnasio. En cuanto a alimentación, no llevo una dieta estricta, por supuesto consulto con nutricionistas para tener una alimentación adecuada de acuerdo al deporte que uno hace, pero siempre fui de comer sano, es raro que coma frituras, no me gusta mucho los dulces ni las gaseosas, eso como natural, no es que me privo y lo sufro, no me gusta, y en función de eso llevo una vida normal. No modifico lo que coman en mi casa en función de lo que tengo que comer yo. La familia me banca y me acompaña en esta actividad. A veces en esta locura organizar las vacaciones de acuerdo a las travesías, más allá que son lugares hermosos, pero mi familia también acompaña. Hay que compatibilizar un montón de cuestiones”. 

- Mariano, vas batiendo ciertos récords. Has sido el primer argentino en completar la travesía de Leme a Pontal en Brasil, que es considerada, por la Asociación Mundial de Aguas Abiertas como la más popular de Sudamérica. ¿Cómo fue esa experiencia?

- MM: “La idea surgió de un argentino que me comentó que no pudo culminarla. Es relativamente nueva porque hace ocho años que se hace. Llegué 51, y sí soy primero de los argentinos en culminarla. La travesía en sí fue muy linda, demoré 10 horas con 38 minutos en completarla, en hacer los 36 kilómetros. La nota especial que tuvo es que me asistió desde la embarcación mi familia, en lo que es hidratación y alimentación. Se largó a la doce de la noche, nadé toda la noche y llegué al otro día a un lugar hermoso. Vas viendo todas las luces, Ipanema, Copacabana, todas las playas. Amaneces ahí, justo nos tocó un día hermoso, disfrute mucho el paisaje, el nado. Lo único que sufrí en esta travesía es porque largué con una contractura muy fuerte en el trapecio. Sabía que se podía presentar, y a la hora de largar me empezó a doler; la opción era seguir con el dolor o abandonar. Así fueron pasando las horas hasta que pude concluirla”. 

También hiciste historia cruzando los “20 puentes en Manhattan”...

- MM: “Ese viaje lo tenía planificado desde hace un tiempo. Lo pude hacer en el 2021. La complejidad que se dio ahí fue el viaje en sí, no había vuelos, me lo consiguieron tres días antes. Tenia el temor si iba y podía volver a la Argentina. Iba a cruzar Manhattan junto a un compañero italiano que hicimos Gibraltar, pero no pudo salir de Italia por las restricciones. Pude llegar a Estados Unidos. El día que iba a realizar la travesía, llegué al lugar y se suspendió por mal tiempo, así que se reprogramó. Recién al otro día pude hacer la travesía junto a dos personas más. Los tres pudimos concluir las 28,5 millas, desarrolladas por los tres ríos, alrededor de Manhattan. El agua estaba a 24 grados, una de las complejidades que se podía presentar era esa precisamente, que el agua estuviera fría, pero realmente estaba a una buena temperatura, el Hudson estaba en un pico superior, así que no fue un limitante el agua. Demoré 8 horas con 24 minutos. Me iban explicando cada uno de los veinte puentes, sus hsitorias. Fue una experiencia muy linda”. 

- Entraste en el grupo “selecto” que cruzaron el Río de La Plata. En Pergamino, por ejemplo, está Patricio Dottavio que también ocupa ese sitio de privilegio. La primera en realizar esa hazaña fue Lilian Harrison, con apenas 19 años, allá por 1923. Luego 34 personas más pudieron llevar a cabo ese hito.  

- MM: “Quizás sea el evento físico de resistencias más complejo que tuve hasta ahora. Hubo muchas personas que intentaron cruzarlo y no pudieron. Yo tardé 13 horas 35 minutos. Me encantó el cruce, el agua estaba a una temperatura agradable. Te largan a la noche desde Colonia y vas viendo la ciudad, pero cuando vas nadando no se ve nada para ningún lado, un silencio absoluto, lo único que tenés es la embarcación tuya. Me tiré con estadounidense y una marplatense y no pudieron concluirlo, por mala suerte. 
Siempre digo que todos los cruces son si la naturaleza te lo permite, es así, más en eventos de tanta distancia porque siempre se te puede presentar alguna complejidad derivada del frio, del viento, del agua, de la corriente, de tormentas; en tanto recorrido y tantas horas se te pueden presentar muchas cosas. 
A mi se me presentó una complejidad cruzando el Canal Mitre, que está a 30 kilómetros de largada, me habían dicho que la prueba comienza sobre el final, en los últimos 10 kilómetros, efectivamente fue así. Yo venía a muy buen ritmo, para terminarlo en 11, 12 horas; y cuando crucé sobre el Canal Mitre sentía que había cambiado un poco la corriente, se picó más el río. Cuando le pregunto a la persona que me asistencia a qué velocidad venía nadando, por decirte, pasé de nadar de 3,8 kilómetros por hora a 1,7, en cuestión de un ratito, me faltaban dos horas para llegar, y a partir de ahí pasaron a ser 5, 6 horas más. 
La complejidad está en la cabeza, por ahí venís con 10 horas arriba nadando, con el cansancio que te puede producir y de repente te variaron las condiciones que vos tenías previstas para llegar. Yo ya sabía de todo esto que podía pasar”. 

- ¿Qué otras metas te planteas para el futuro? 

- MM: “hay una triple corona sudamericana que el año pasado no lo pude hacer por las restricciones de Covid. Cruzar el Bagle, que el mayor inconveniente está dado en el frio del agua, está entre 8 y 10 grados. No tiene que ver con la parte de resistencia física, sino con el agua. Es un evento de 25, 30 minutos, según como se presenten las condiciones climáticas
Pero desafíos por venir, un montón, mientras tenga vida voy a seguir teniéndolos. Desde hace rato estoy tratando de conseguir un lugar para poder cruzar el Canal de la Mancha, también”. 

- ¿Qué le decís a una persona que quiere comenzar a incursionar en el mundo de nadar en aguas abiertas?

- MM: “Las palabras que dijo el capitán de expedición Atlantis: ´Que el hombre sepa que el hombre puede´. El cuerpo nos da la posibilidad de hacer grandes desafíos, con la posibilidad de tolerarlo; obviamente eso lleva un proceso de entrenamiento y adaptación responsable. Hay que estar en una buena condición física. A partir de ahí, yo creo que cualquier persona puede hacerlo, con esas condiciones de base. He leído muchas historias de superación. Cuando fui al Río de La Plata lo primero que dije fue ´no me saquen del agua, voy a nadar hasta que trate de concluirlo o hasta que pueda´. Dicen que el deporte no construye el carácter, sino que lo revela, quizás es así. Le estoy muy agradecido a mi entrenador, a mis amigos, a mi familia, a mi mujer y mis hijos, a los compañeros en el deporte. Que todo el mundo sepa, que tenga presente que cualquier objetivo que se propongan y estén dispuesto a trabajarlo responsablemente, es posible hacerlo. Todo es posible en la medida de lo razonable, y en la medida de la responsabilidad, en ponerse metas y trabajar en ello; no confiar que los resultados son obras de la magia, sino del trabajo constante, permanente y del esfuerzo”.