Rusia bombardeó Kiev en la antesala del cara a cara entre Trump y Zelenski
Rusia lanzó en la madrugada del sábado uno de los ataques más intensos de las últimas semanas contra Ucrania, con un bombardeo que se prolongó durante casi diez horas y tuvo a Kiev como principal objetivo.
La ofensiva, realizada con misiles balísticos y cientos de drones, dejó al menos dos muertos, decenas de heridos y cientos de miles de hogares sin electricidad ni calefacción, en pleno invierno.
El ataque se produjo en vísperas de la reunión prevista para hoy en Florida entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su par ucraniano, Volodímir Zelenski, un encuentro clave para avanzar en un eventual plan de paz que Washington impulsa desde hace meses.
Según informaron las autoridades ucranianas, Rusia utilizó misiles hipersónicos Kinzhal y cerca de 500 drones Shahed de largo alcance. Las alarmas antiaéreas sonaron pasada la medianoche en Kiev, mientras los proyectiles impactaban sobre infraestructuras energéticas y edificios residenciales. Un tercio de la capital quedó sin calefacción, con temperaturas cercanas a los cero grados, y entre 320.000 y 600.000 hogares de la región se quedaron sin suministro eléctrico.
“El mundo habla de paz y la respuesta rusa son misiles y drones”, escribió Zelenski en sus redes sociales, al iniciar su viaje hacia Estados Unidos. El mandatario ucraniano debió salir del país por vía terrestre hacia Polonia —el espacio aéreo permanece cerrado desde el inicio de la guerra— para luego volar a Florida.
Diplomacia contrarreloj
Antes del encuentro con Trump, Zelenski mantuvo reuniones en Canadá y tiene previsto dialogar el día de hoy con varios líderes europeos, entre ellos la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente francés, Emmanuel Macron; el primer ministro británico, Keir Starmer; la italiana Giorgia Meloni y el polaco Donald Tusk. El objetivo es coordinar posiciones y reforzar el respaldo occidental ante la negociación con Washington.
En ese marco, Canadá anunció una ayuda adicional de 2.500 millones de dólares para Ucrania. “Un enfoque sólido y coordinado sigue siendo esencial para la paz y la seguridad”, subrayó el canciller alemán, Friedrich Merz.
Uno de los puntos más sensibles para Kiev es el de las garantías de seguridad posteriores a un eventual acuerdo. Zelenski insiste en que Ucrania necesita una protección similar a la que tendría como miembro de la OTAN, algo que Trump aún no garantiza. “La pregunta es qué nivel de seguridad está dispuesto a ofrecernos Estados Unidos”, advirtió el presidente ucraniano.
Tensiones en el plan de paz
Las diferencias entre Kiev y Washington también abarcan cuestiones territoriales y estratégicas. Trump propone que las tropas ucranianas se retiren de una parte de la provincia de Donetsk para crear una zona desmilitarizada, mientras que Ucrania exige una retirada equivalente de las fuerzas rusas, una opción que la Casa Blanca considera difícil de consensuar con Moscú.
Otro foco de conflicto es la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, ocupada por Rusia desde 2022. Estados Unidos plantea una administración conjunta con empresas norteamericanas, mientras que Kiev reclama la exclusión total de Rusia. El Kremlin, por su parte, exige que Ucrania quede fuera de cualquier esquema de gestión.
Desde Moscú, el viceministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Riabkov, acusó a Ucrania y a sus aliados europeos de “torpedear” las negociaciones y sostuvo que las propuestas de Kiev son incompatibles con las condiciones discutidas entre Rusia y Estados Unidos. El presidente ruso, Vladímir Putin, mantiene silencio público, aunque Trump aseguró que hablará con él “pronto”.
Guerra sin tregua
Mientras la diplomacia avanza entre reproches y desconfianza, los ataques continúan. Además de Kiev, Rusia intensificó los bombardeos sobre la región de Odesa, clave para las exportaciones ucranianas por el mar Negro, y obligó al cierre temporal de aeropuertos en el sureste de Polonia.
Zelenski sostiene que cualquier acuerdo con Moscú deberá ser ratificado en referéndum y que, para ello, sería necesario un alto el fuego de al menos dos meses, una condición que Rusia considera excesiva. En paralelo, Kiev reclama que la consulta sea supervisada por observadores internacionales.
Por ahora, la guerra sigue marcando el ritmo. Y el bombardeo sobre Kiev dejó en claro que, aun cuando se habla de paz, el conflicto sigue lejos de apagarse.