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Polémica frase de Francisco al referirse sobre los homosexuales
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Polémica frase de Francisco al referirse sobre los homosexuales

Utilizó la palabra italiana “frociaggine”, que deriva de “frocio”, término traducible como “maricón”.

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El papa Francisco expresó que “ya había mucha mariconería” para defender la posición de no admitir a homosexuales en los seminarios en la reunión a puerta cerrada en la asamblea de la Conferencia Episcopal Italiana, según informan algunos medios italianos.

El papa Francisco, conocido por su espontaneidad y por utilizar un lenguaje directo y coloquial, sobre todo cuando se encuentra en una reunión en teoría reservada y confidencial, utilizó la palabra italiana “frociaggine”, que deriva de “frocio”, término traducible como “maricón”, que se utiliza para hablar despectivamente de los gays. Algo que causó revuelo y que, aunque no fue confirmado por la Sala de Prensa del Vaticano, es considerado verosímil.

Medios italianos como Corriere della Sera y Repubblica confirmaron con algunos obispos presentes que el papa habría usado la palabra despectiva ‘frocciagine’ (mariconería) durante una reunión. En el encuentro se discutió si se debía admitir en los seminarios a candidatos homosexuales y en ese caso cuáles serían las medidas. El papa, aunque reiteró como siempre la necesidad de acoger a todos, se mostró muy rígido al respecto, reiterando y rechazando la admisión de estas personas, como ya lo ha reiterado en varias ocasiones la Iglesia.

El diario La Repubblica cita varias fuentes anónimas que concuerdan en la versión de que el papa bromeando dijo que “ya había mucha mariconada” en los seminarios.

Corriere della Sera explica que, según los presentes consultados, “más que vergüenza, la frase fue recibida con algunas risas incrédulas” y que “era evidente que el papa no era consciente de lo ofensiva que resulta esa palabra en italiano”.

El papa habló sobre la posición de la Iglesia con una instrucción del dicasterio del Clero que en 2005, con Benedicto XVI, y confirmada en 2016 con Francisco establecía que “la Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir en el seminario y en las Sagradas Órdenes a quienes practican la homosexualidad, tienen tendencias homosexuales profundamente arraigadas o apoyan la llamada cultura gay”.

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