Mario Draghi dejó su cargo de primer ministro ayer de manera definitiva tras perder el apoyo de tres de las fuerzas que formaban la coalición de Gobierno por las tensiones sobre la conformación de la alianza, en un escenario que refuerza a los partidos de derecha y pone en alerta a Europa.
“Firmé el decreto de disolución de las Cámaras para que se celebren nuevas elecciones en el término de 70 días indicado por la Constitución”, anunció por su parte Mattarella, que consideró “inevitable” la decisión por la falta de apoyo parlamentario al renunciante premier. Draghi, que había iniciado el mandato en febrero de 2021 y permanecerá en su cargo para gestionar la administración hasta la llegada de un nuevo Ejecutivo, debe decidir en las próximas horas la fecha de las elecciones, que se harán entre la segunda mitad de septiembre y comienzos de octubre.
Draghi había presentado ayer a la mañana su renuncia a Mattarella luego de haber obtenido este miércoles el apoyo de solo 95 de los 321 senadores del país por la reticencia de las derechistas Liga y Fuerza Italia y la centrista Movimiento Cinco Estrellas a dar el “voto de confianza” para la continuidad del Ejecutivo, como había reclamado el premier horas antes.
Tras recibir a Draghi y antes de firmar la disolución de las Cámaras que supone el primer paso hacia el adelantamiento de las elecciones originalmente previstas para marzo próximo, Mattarella se reunió con la presidenta del Senado, Maria Elisabetta Alberti Casellati, y con el de Diputados, Roberto Fico para ultimar detalles de la disolución de la composición actual del Parlamento.
El escenario de adelantamiento electoral pareció en ese marco ser el detonante de la falta de apoyo de la Liga de Matteo Salvini y Fuerza Italia a la continuidad de Draghi, motivados por las encuestas que los ubican, junto a su socia de derecha Giorgia Meloni de Hermanos de Italia, como los claros favoritos a ganar las elecciones. De hecho, Meloni, que aspira a convertirse en la primera premier mujer de la historia del país, ni siquiera esperó este miércoles que terminara la votación en el Senado para avisar que su espacio está “preparado para votar en dos meses”.
La postura de Fuerza Italia, de todos modos, no fue gratuita para el partido fundado por Silvio Berlusconi, que ya sufrió la escisión de la ministra de Asuntos Regionales, Mariastella Gelmini, disconforme con un rumbo al que caracterizado como “cooptado por Salvini”. También dejó el partido berlusconiano el ministro de Administración Pública, Renato Brunetta, que acusó a Fuerza Italia de “traicionar” su historia al no avalar a Draghi. Economista de 74 años, expresidente del Banco Central Europeo entre 2011 y 2019 tras más de 30 años de carrera en los principales organismos internacionales en la que cosechó elogios de todo el establishment europeo, Draghi había asumido con un fuerte apoyo popular.
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