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Facundo Manes: “Tenemos que volver a enamorar a los que se defraudaron de Cambiemos en 2015”
MANO A MANO

Facundo Manes: “Tenemos que volver a enamorar a los que se defraudaron de Cambiemos en 2015”

El científico y diputado nacional por la UCR accedió a una entrevista exclusiva con diarionucleo.com donde abordó diferentes temas y contó por qué se sumó a la política: “Me di cuenta que el consultorio me quedaba chico, había mucho más dolor por curar”.

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Facundo Manes accedió a un mano a mano con diarionucleo.com y repasó diferentes temas. El neurólogo, un “outsider” de la política, tal como él se describe, se sumó hace unos años a ese mundo que, para que el ciudadano pueda al menos comprenderlo, tal vez sea necesario ver series como House of Cards, Designated Survivor o Borgen. De allí saldrán espantados o enamorados. No hay grises.

“No te metas en política”, le decían sus allegados, pero a pesar de ello, Goropo, como le dicen en su pueblo natal, le hizo caso a su instinto. Parado en la vereda opuesta a los outsiders antipolítica, Manes se muestra como verdadero demócrata, algo que muchas veces los propios políticos de cuna no tienen.

Su carisma también es natural. En su paso por Rojas, un pueblo bonaerense de 25 mil habitantes rodeado de soja y maíz golpeados por la seca, lo dejó claro. Recorrió las calles a pie, sin seguridad ni nada por el estilo. En su andar, sólo lo acompañan su hermano (Gastón), algunos amigos de la infancia y un puñado de correligionarios. 

Tras llenar la plaza central en un acto político que compartió con Maxi Abad, se puso a charlar con vecinos, repartiendo abrazos y debatiendo sobre cuestiones simples de la vida. Inclusive, el diputado nacional le pidió a uno de ellos dar una vuelta en moto, como un niño, sin segundas intenciones y con una naturalidad que sorprende. Así, Manes recorre el país del cual busca convertirse en Presidente, admitiendo que “el problema de Argentina es la política”. 

Con ese diagnóstico, siendo crítico, pero también autocrítico, busca transformar la realidad social en la que se vive a través de un nuevo contrato social. A la hora de responder preguntas, con el grabador encendido como testigo, repite exactamente lo mismo que off the record, algo poco común en el mundo político. Ser como es, le atrajo críticas y elogios. Pero a esta altura, lo que parece buscar Manes es mostrarse tal cual es y no un político en campaña.

-En estos días ha estado viajando por rutas que atraviesan la zona núcleo productiva, e inclusive visitó la Expoagro, ¿qué le cuentan los productores?

-Noto mucha preocupación. Como todos saben vengo de esta zona donde me he criado, inclusive he trabajado en el campo. La sequía es muy extrema con un fenómeno global de cambio climático. Si la Argentina depende sólo del campo termina perjudicando al sector, porque el país tiene que diversificar la economía y lograr ingresos en otras áreas. Si eso pasara, ahora podríamos bajar los impuestos al campo, en este momento que está sufriendo tanto.

Es interés del mismo campo que el país pueda diversificar la economía para aliviarlos en los impuestos. Este planteo lo venimos haciendo hace tiempo. Tenemos que hacer una revolución educativa, científica y tecnológica para duplicar las exportaciones en una década.

El ejemplo concreto el Vaca Muerta. Si los dirigentes nos ponemos de acuerdo, que por ahora lamentablemente no pasa, Vaca Muerta en cinco años podría generar exportaciones como un nuevo campo.

-En varias oportunidades se ha considerado una persona outsider de la política, es decir, alguien que llega de afuera. ¿Se arrepiente de haberse sumado a la política?

-No me hago esa pregunta porque estoy acá por un sentido de necesidad humana de hacerlo. En la pandemia me di cuenta que la Argentina era un país que venía decayendo en niveles de economía, educativos y con aumento de la pobreza. Me duele ver a mi país así. Y la situación ameritaba que nos involucremos. Irme del país no es una opción. He vivido afuera, me iba bien, trabaja en los mejores hospitales y laboratorios, pero siempre sentí que ese no era mi lugar. Argentina sí lo es.

Me sumé a la política porque me di cuenta que mi consultorio me quedaba chico, había mucho más dolor por curar. Por eso estoy comprometido hasta el final con ser parte de la nueva Argentina que se merecen nuestros hijos y nietos. La convicción es más fuerte que los vicios de la política, ataques, operaciones mediáticas y enfrentamientos. Trato de entender la época y el dolor de mis compatriotas, en cómo ayudarlos a salir de esta decadencia y encarar el futuro.

-Gerardo Morales, gobernador de la provincia de Jujuy y presidente del Comité Nacional de la UCR, ratificó que será precandidato a Presidente. ¿Cree que le hace bien al partido que el presidente de la UCR se autoproclame precandidato?

-Se vienen meses claves en donde la oposición tiene que entender que no podemos girar sobre el electorado histórico de la coalición. Tenemos que volver a enamorar a mucha gente que se defraudó con Cambiemos en 2015. Con el radicalismo tenemos que llegar a los jóvenes y a los sectores populares, estando más enfocado en eso. Cuando el radicalismo tiene vocación de poder, nace en la provincia de Buenos Aires como con Yrigoyen y con Alfonsín. 

-Cuando tuvo el famoso cruce de palabras con Mauricio Macri el PRO salió a castigarlo y muchos radicales no lo apoyaron. ¿Se sintió solo en ese momento?

-No. Porque salía a la calle y la gente me acompañaba. La verdad que en este proceso nunca me sentí solo. Al contrario, cada vez me siento más acompañado porque la sociedad argentina para mí está por delante de los dirigentes.

En mi opinión, la sociedad argentina ya quebró el romance con la dirigencia. Por eso hay tanta apatía. Porque a diferencia de 2001, hoy no hay rebeldía ni esperanza. La sociedad no espera nada de la dirigencia política. En ese aspecto, la sociedad valora ver a alguien fresco, nuevo, que se involucra y tiene todo para perder, diciendo cosas que otros no dicen.

-Encuestas lo posicionan mejor en Provincia que en Nación, ¿analizó la posibilidad ser candidato a gobernador?

-Como científico debo decir que ninguna encuesta predice lo que va a pasar. Y un ejemplo de eso es lo que pasó con Barack Obama o Emmanuel Macron. Hoy el 40% de la gente no responde una encuesta, el 15% decide el voto el día de la elección y, en esta elección, se calcula que ese número pueda crecer al 30%.

-¿Cómo viene el armado político de cara a las elecciones de 2023?

-Bien. Te mentiría si te digo si ese es mi foco, porque lo mío es conectar con la sociedad. Si logramos eso, el armado político va a ser un tema de unos meses para adelante. Yo no soy un político tradicional ni un armador, soy un argentino que quiere representar a la mayoría, que quiere algo nuevo, disruptivo y nosotros cumplimos estos requisitos en un partido histórico. No soy antisistema. La política se tiene que renovar, porque es la herramienta de mayor transformación social y se debe hacer con mejores políticos.

-Rojas tiene uno de los intendentes más jóvenes de la provincia (Román Bouvier, 37 años), ¿eso es parte de la renovación del partido?

-Sí. La verdad es que la ciudad está muy linda. Y eso es el radicalismo, una administración que gestiona, transforma y embellece los espacios. La UCR es un partido histórico que sabe de dónde viene y hacia a dónde va.

-Salto es otro de los municipios que conoce más que bien, ¿Cómo lo ve?

-Tengo un aprecio muy grande por el intendente Ricardo Alessandro (FdT) desde lo personal. Tengo una carta de él del 2001 o 2002, donde me felicitaba como intendente por mis contribuciones a la ciencia. Veintitrés años después sigue siendo intendente, por lo que me parece que Salto, al igual que Colón, necesita alternancia. La gente joven y las mujeres deben involucrarse porque ellos son el futuro.

-¿Cómo se hace para no repetir la historia de Cambiemos 2015 2019?

-El próximo Presidente debe convocar a un nuevo contrato social, mandar al Congreso un paquete de medidas para un plan integral de estabilización, poner como prioridad la lucha contra el narcotráfico, la inseguridad y eliminar el hambre de la Argentina.

La pobreza no se puede solucionar rápidamente, pero el hambre sí. Pero el mayor desafío de un líder es unir a la sociedad. Hoy el problema más grande del país es la política, hay un bloqueo político que impacta en la economía y en el talento argentino.

-La inflación también afecta mucho a los argentinos…

-Si. Es un tema que viene de décadas. Cuando era chico vivía en Arroyo Dulce (un pueblito entre Pergamino y Salto), donde mi viejo era médico rural. Recuerdo que miraba programas de televisión, yo tendría unos seis años, y escuchaba hablar de inflación, de brecha cambiaria y fuga de divisas. Es de lo mismo que hablamos ahora. 

Los economistas más liberales o neoliberales sostienen que la inflación es producto del déficit y de la emisión monetaria. En cambio, los economistas ligados al peronismo dicen que la inflación es producto de la necesidad de generar divisas que el país necesita para crecer. Ahí está parte del problema: tenemos diferentes diagnósticos y no tenemos un tratamiento adecuado y coordinado. 

Puede que tengamos una mezcla de ambos. Por lo tanto, hasta que los argentinos no entendemos que la inflación necesita un consenso social político y económico, con mayor confianza, mayor productividad y políticas a largo plazo, vamos a seguir hablando de inflación, la cual es un síntoma de la economía enferma. Mi idea es cambiar el marco mental de los argentinos para empezar a transformar el sector productivo.

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