Llegó a Luján el peregrino tucumano que pasó por Colón, Rojas y Salto
Dante, el hombre de 71 años oriundo de Manantiales llegó a la basílica esta tarde, logrando cumplir la promesa para alegría de muchas personas que fue conociendo a lo largo de los más de mil kilómetros que hizo a pie.
Esta tarde pudo cumplir la promesa. Describir la emoción de él y de su entorno es casi imposible de hacer con palabras. Dante Paunero, el hombre de 71 años que decidió unir caminando a Manantiales, su pueblo tucumano, con la basílica de Lujan por una promesa, cumplió su cometido esta tarde.
Su mujer, desde Tucumán, no pudo disimular la emoción: “Hoy es el gran día en el que Dante cumple su promesa, es el mejor regalo de mi vida, porque hoy es mi cumpleaños. Es el mejor regalo que me pueden hacer junto a la Virgen, que él esté frente al altar. Mi corazón está a su lado, aunque estamos muy lejos”.
La historia de fe conmueve a cada pueblo que recibe al peregrino de la Virgen. En su travesía estuvo por esta región, haciendo noche en Colón, Rojas, Salto y varias de las localidades que integran esos tres partidos. A pesar de las bajas temperatura, el peregrino no detuvo su marcha y no hubo ola polar que lo detenga.
El hombre jubilado contó que su vida cotidiana en Tucumán es sencilla y se las rebusca, como muchos argentinos, para llegar a fin de mes. Pintando la casa de un vecino, tarea que no le gusta hacer, pero lo hace para ayudar, escuchó una historia. Y esa historia hizo que Dante haga la promesa.
En una de esas changuitas, se topó con una joven mujer angustiada que le contó que no podía quedar embarazada; Paunero le respondió que debía confiar en Dios y le pidió que siga intentando. Mientras tanto, él le hizo una promesa a la Virgen de Luján sin que la mujer lo supiese. Finalmente, quedó embarazada y en la actualidad es madre de una niña de 6 años.
No es la primera vez que peregrina a Luján. En 2019 hizo el recorrido en bicicleta, la cual dejó como ofrenda a la Virgen. En esta oportunidad repitió el viaje a pie. No pide dinero ni comida, porque la idea es arreglarse solo, aunque recibe la ayuda de los vecinos de cada pueblo que toca con muchísimo agradecimiento.