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Maricel López: tradición familiar y resiliencia transmitidas en el café de cada día

Tras el fallecimiento de Jorge, su esposo y mentor de la empresa, quedó al frente de Café Otavalo, una prestigiosa PyME familiar con cinco décadas de trayectoria. El desafío de mantener mercado a través de la calidad y la atención personalizada.

Café Otavalo es más que una marca en Pergamino, es un sinónimo de tradición y un emblema que trasciende fronteras, llevando el nombre de la ciudad a distintos puntos del país. Al frente de esta empresa familiar, con casi 50 años de historia, se encuentra Maricel López, quien asumió la conducción tras el fallecimiento de su marido, Jorge.

Durante la última edición de EN VIVO: DiarioNucleo.com, ciclo de entrevistas que se emite los martes a las 19 por la señal de streaming Fana Digital; Maricel compartió su historia de vida, la esencia de la empresa y cómo, junto a su hijo, se reinventa para mantener vivo el legado, con la calidad como bandera.

Café Otavalo es una PyME que es sinónimo de Pergamino y que además vende sus productos en otras localidades y partes del país. ¿Qué representa la marca para la ciudad?

Es una empresa que representa mucha historia, muchos recuerdos de la infancia para la gente. Ese café que iban a tomar con su abuelo o su padre. La empresa está a punto de cumplir 50 años.

Café Otavalo es una PyME familiar y ya se extiende a la tercera generación.

Sí, actualmente estoy trabajando con mi hijo, y como ya soy abuela, mi nieta de dos años también va. Ya está rodeada por el café, por los granos.

Concretamente, ¿cuál es el trabajo que llevan adelante en Café Otavalo?

Nosotros compramos el café verde en una empresa de Buenos Aires. Ese café verde llega a nuestro tostadero y nos encargamos de tostarlo. Trabajamos con granos de Brasil, Colombia y Bolivia.

 El logo de Otavalo es conocido por representar a una familia. ¿Cómo nace la empresa?

A la empresa la fundó mi suegra hace 49 años, cuando trajo la empresa de Rosario y compró la firma. De ahí viene toda la historia, y todo el esfuerzo, el esmero y el amor están puestos en esos granos. Fue una oportunidad que surgió para salir a trabajar.

Una característica distintiva de Otavalo es que venden café tostado y orgánico, no torrado, que es de inferior calidad y se comercializa mucho en Argentina.

Es una característica esencial. Nosotros no vendemos café torrado porque tiene azúcar y no sabemos si le hace bien al cliente. Hay que cuidar la salud primero. Nuestro café es solo tostado, sin químicos. Es café verde que se tuesta y se vende molido o en grano.

¿Cómo fue la evolución de la empresa en sus años dorados?

Tuvimos años muy buenos. En un momento abastecíamos a toda la Avenida, a todo Pergamino y alrededores como Salto, Arrecifes, y Colón. Incluso dábamos las máquinas en comodato.

¿Y vos te fuiste interiorizando en el funcionamiento del negocio?

Claro, me casé, tengo tres hijos y una nieta y todo eso es el fruto de de un gran amor. Fui aprendiendo, me fui interiorizando en lo que es la producción del café.

Y hace ocho meses te tocó asumir la dirección total de la empresa familiar tras el fallecimiento de su marido. ¿Cómo fue ese proceso?

El 100% de la empresa, de todo. Me cambió la vida. Nos estamos reinventando con mi hijo. Él se encarga de tostar y yo atiendo el local. La calidad se mantiene, es la misma de siempre.

Es admirable la resiliencia y la actitud de salir adelante ante una situación tan difícil. 

Sí, el legado que me dejó mi marido hay que seguirlo. Hoy justamente sería el cumpleaños de Jorge. Él había logrado un gran nombre para Café Otavalo aquí en Pergamino. Era el de las ideas, hacía todo, desde pagar los impuestos hasta tostar el café. Ahora estoy con Enrique, mi hijo, que le pone muchas ganas, porque necesitamos a alguien joven con otro chip.

 

¿Cómo se afronta el día a día en el comercio en un contexto económico complejo?

El comercio es día a día. El café ahora está en temporada baja, pero tengo clientes fijos que van todo el año y nunca me soltaron la mano. Gracias a ellos sigo existiendo. Hay días que no entra nadie, y otros días que repuntamos.

En ese sentido, ¿qué le recomendarías a alguien que está pasando por una situación similar o quiere empezar un emprendimiento?

No hay que quedarse, porque la cama te atrapa. Hay que seguir, no hay otra opción. Hay que hacer actividades, ir al gimnasio, nunca hay que quedarse. Yo lo recomiendo mucho. Mis hijos, de 14, 21 y 23 años, también siguen para adelante.

Al frente del negocio, ¿sentís el apoyo de la gente y de los clientes?

Sí, hay mucha gente que me está ayudando y me pregunta si necesito algo. Hay que ponerle fe y esperanza.

¿Cómo se logra ese vínculo especial con el cliente en el comercio?

Siempre atendí con una sonrisa, hay que atender de buena manera. El cliente no sabe qué problema pueda tener y uno no debe tratarlo mal. Hay que cuidarlos. Yo cuido a mis clientes, por ejemplo, regalando algo simple, como un plantín por la compra de un kilo de café en primavera. Son detalles de cariño, constancia y calidad humana.

¿Quién se encarga hoy de la elaboración del producto, del grano verde al café tostado?

Mi hijo, Enrique, es quien se encarga. Es un proceso que hay que hacer con cuidado en la tostadora. Si se pasa el tueste, se pierde el grano, que es muy caro.

¿Cómo se mantienen las ventas en las temporadas bajas, como el verano?

Antes dábamos las máquinas en comodato y eso entusiasmaba al cliente. Ahora estamos tratando de que la gente vaya al negocio y ofrecemos promos, como la máquina con un cuarto de café, o una tacita con un cuarto. También vendemos bombones Felford y hacemos combos. Tenemos que buscarle la vuelta todos los días.

¿Qué proyectos o novedades tienen para lo que se viene en Café Otavalo?

Tenemos muchas ideas para el verano. Queremos hacer café frío o licuados. También trajimos bazar, cafeteras, tazas, para hacer desayunos. Yo organizo los desayunos sorpresa, la gente elige los productos y yo los llevo a domicilio.

¿Trabajan con redes sociales?

Sí, estamos en Facebook e Instagram como "Café Otavalo" pero también, para la gente a la que le gusta el trato personal, tenemos nuestro local en avenida Colón 876, entre Florida y San Martín.

¿Podrías dar un mensaje para aquellos que tienen una PyME y quieren salir adelante?

Hay que trabajar, no hay que quedarse, y siempre buscando qué cosa nueva podés aportar, algo diferente que venda. Si alguien tiene ganas de hacer algo, que lo haga. Hay que jugársela. Dale para adelante, sin mirar atrás, lo otro ya fue.