Sebastián Delgado es un emblema local relacionado con el folklore; oriundo de Córdoba, comenzó a bailar a los 3 años y desde entonces nunca paró de incorporar conocimientos y transmitirlos, ya que es profesor desde hace mucho tiempo y además está a cargo de la coerografía del Cuerpo Municipal de Danzas. Es director de la academia Flor de Ceibo", de destacada actuación en Cosquín y en otros escenarios.
Sus conocimientos sobre la danza folklórica lo llevaron a recorrer distintos países, donde llevó orgullosamente el baile nativo y representó a la Argentina con su danza estilizada.
Recién llegado de Cosquín, Sebastián visitó los estudios de Fana Digital para asistir a la última edición de EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite los martes a las 19 por ese canal de streaming y habló sobre sus inicios, su presente y sus proyectos.
Recién llegás de Cosquín donde tuvieron una actuación destacada
Fue una experiencia muy linda, la danza se va renovando constantemente y hay un movimiento muy grande en lo que es la danza folclórica, sobre todo a nivel, me animo a decir internacional, porque muchos de los bailarines argentinos van a triunfar a Europa, donde se reconoce el folclore argentino, se trabaja en cruceros, en diferentes lugares y Cosquín es lo más alto para el bailarín, para el músico de folklore, que hoy en día se ha modernizado en cuanto a los instrumentos, a la forma de cantarlo, y obviamente nosotros como bailarines tenemos que estar capacitados para poder acompañar eso que tiene que ver con la música, que tiene que ver con la instrumentación, porque no es lo mismo bailar con una guitarra y un bombo, que bailar con una guitarra, un bombo, un violín y un bajo.
¿Eso modifica la estructura de la danza?
Muchísimo, porque aparte la danza hoy en día está nutrida por diferentes técnicas, no solamente el bailarín de folllore baila el gato, la chacarera y la zamba, como todos conocemos, sino que aparte de bailar tradicional, lo tiene que hacer de manera estilizada.
¿Qué significa hacerlo estilizado?
Es mostrar la danza desde otra perspectiva, es una proyección de lo que es la danza y está nutrida por técnicas como lo clásico, el jazz, o la danza teatro. Pasa que cuando bailamos, nosotros hablamos con el cuerpo, por decirlo de alguna manera, entonces para poder tener una llegada al público debemos asimilar eso también, y gracias a esas técnicas que se incorporan al folklore, podemos también mostrar más cosas corporales.
En ese sentido es muy importante que el bailarín, así como el atleta o el jugador de fútbol, aprenda a conocer su cuerpo y cuando vos aprendes a bailarlo hacés de una manera y muchas veces depende de quien tengas al frente, como maestro, como profesor, como formador, que son todas cosas diferentes, el formador es lo principal en la danza, es muy importante que no tenga un nivel de egoísmo en que te diga que tal cosa es de una determinada manera y que se haga sólo como a él le parece.
Es decir que le ponés tu impronta personal.
Si. Siempre y cuando no se vaya del eje principal, que es la palabra folklore.Hoy en día hay muchas competencias donde se trabaja lo tradicional por un lado, lo estilizado de raíz por el otro y lo libre, que son tres cosas diferentes.
Hablamos del tradicional y el estilizado ¿Cómo es el estilo libre?
Para entenderlo primero hay que mencionar, aunque sea obvio, que sin música no podemos bailar: en lo tradicional por ejemplo de una zamba, vos estás acostumbrado a saber tiene una cantidad de compases. Entonces lo libre sería lo que se conoce como "aire de zamba", puede ser una canción, un guayno, un carnavalito o fusiones.
Uno de los primeros que se animó a la fusión del folklore, a la innovación, y que ya no lo tenemos más entre nosotros fue Raúl Carnota. Un visionario con el tema musical y una persona que aportó mucho a los bailarines; creo que los que lo supimos entender pudimos intuir lo que iba a venir después.
¿Haber seguido la obra de Carnota te sirvió para la danza?
Sirvió un montón y creo que tanto él como Alfredo Ábalos, que era así un cantor tradicional, una voz imponente, que te invitaba a vestirte de gaucho siempre tuvo una parte musical que al bailarín le llegaba. Carnota tenía su parte musical libre, que el que lo entendía y lo podía transmitir. Estamos hablando de hace 20 o 30 años. Hoy podemos mencionar a un tipo como Spaziuk, que es un innovador y hace una fusión del chamamé con la cumbia, y yo tengo la posibilidad de poder dar clases en Corrientes, en el Litoral Ballet y allá en la bailanta de cumbia se baila chamamé. Está todo muy hermanado.
Vos empezaste a bailar desde muy chico.
Empecé a los tres años y mi primera zamba fue a los seis años, La Amorosa, de Alfredo Ábalos, que está cantada por diferentes artistas. Después tuve la posibilidad de hacer la carrera de danza en Córdoba, en el Instituto Comechingones. Son siete años de carrera; me recibí de profesor superior de danza folclórica y de maestro instructor de Malambo.
Con el tiempo, cuando tuve la posibilidad de llegar a Cosquín, a los 17 años, empecé a hacer la parte de folklórico latinoamericano y me dediqué a aprender danzas puras y exclusivamente tradicionales de países, como México, Panamá, Venezuela, Chile o Perú.
¿Cómo se da el paso de bailarín a profesor?
Es un tema interesante porque muchos me dicen "¿por qué no te vestís de gaucho de vuelta y bailás? y digo que no porque creo que todo tiene un límite. Yo veo a mis adultos bailar y me pone contento, porque sé que lo que invertí cuando era más chico, hoy lo puedo ver plasmado en gente grande, que muchas veces dice, "estoy en mi casa, no sé si me van a dar los pies para bailar, no tengo tiempo" y van ahí, se liberan, bailan y aprenden realmente.
El arte tiene eso, ¿no? la posibilidad de expresar y de sacar un montón de cosas que uno tiene adentro.
Los profes de danza, los que hemos andado mucho, tenemos nuestras. La principal es pasar por hambre, frío, necesidades, pero siempre con el bolso y con las botas adentro. Yo lo digo porque me pasó y se lo puedo contar a mis alumnos para que sepan que cuando uno les dice "mira, esto tiene un sacrificio" se trata de esto. Y con mis alumnos adultos, con los que reniego mucho, pero que los adoro, me pasa eso, que por ahí los veo muy grandes al lado mío y les tengo que contar lo que a mí me pasó, porque ellos tienen una forma de vida en la cual me pueden enseñar muchas cosas a mí, pero en lo que se trata de danza, yo puedo aportarles cosas para que ellos se sientan bien, para que sepan por qué no están haciendo el ridículo arriba de un escenario, que es lo principal. Tomárselo en serio, cuando uno pisa una tabla y creo que toda la carrera que yo hice en la danza tuve presente eso.
Tuviste la experiencia de poder visitar distintos países también.
Las cosas se dieron de esa manera: llegué en el 93 a Cosquín, invitado por el director del ballet Kamin, que en ese momento era el ballet oficial, yo había ganado un par de competencias comunes de danza en Córdoba. Él había estado como jurado, me vio bailar y bueno, me llamó para participar en el Himno a Cosquín. Ahí me pidieron que me quedara a dar clases al ballet infantil y juvenil. Yo siendo un pibe de 17 años, teniendo esa oportunidad, no la desaproveché, y después pasé a ser el coreógrafo del ballet.
Es evidente que algo vieron en vos para hacerte semejante propuesta
Me conocieron bailando, en ese momento era alumno del ballet del Sindicato de Luz y Fuerza y un dia vinieron y le dijeron a mi profesor que me querían invitar, él me dijo "Mirá Seba, esta gente te quiere llevar a Cosquín, yo no te voy a cortar las alas, hacelo, porque conmigo no sé si vas poder hacerlo", así qeu voy a estar agradecido toda la vida.
De esa manera tuve la posibilidad de conocer el ambiente de Cosquín, charlar con músicos a nivel internacional de igual a igual y aprender.
¿Y esa experiencia te sirvió cuando empezaste a crecer en tu actividad artística?
Si, claro, fue muy útil para saber lo que lleva una carrera en la danza y eso es lo que trato de transmitir en mis clases, saber que implica subirse a colectivos, aviones, barcos, andar siempre con el bolso, dejar a la familia, todas esas cosas. Por ahí alguno escucha y dice "se fue a Europa y la está pasando bárbaro" y la verdad es que no la estoy pasando bárbaro. Me voy a laburar, a participar de certámenes en los que a veces tenés que esperar un día entero para bailar porque vos llegaste y te inscribiste y te toca bailar en la última hora. La danza es una pasión, sin lugar a dudas; y tiene algo extra, porque es muy difícil que la danza se reconozca económicamente. La gente para poder bailar saca de donde no tiene para poder viajar, comprarse un traje, para un montón de cosas que tienen que ver con las actuaciones folclóricas o certámenes, bien dicho, competencias. Si vos querés ir a bailar a algún lugar tenés que gastar y te das cuenta ahí del sacrificio que hacés; se los recuerdo a mis alumnos y les remarco que cuando suban al escenario hagan que valga la pena.
Esa es la realidad, porque a mí me lo hicieron, tuve posibilidad de conocer a gente muy importante, pero me costó llegar.
¿Y en algún momento dudaste de seguir?
Mirá, muchas veces te pasa, muchas veces te dan ganas de tirar todo pero bueno, como dice mi señora, la danza es más fuerte que yo. Me crié en esto, en este ambiente y los recuerdos y mi forma de haber vivido la danza, que muchas veces con mis alumnos del ballet municipal, que son más jóvenes que los adultos de Flor de Ceibo, siempre le trato de decirles lo que a mí me ha pasado en la danza. por qué lo veo de esa manera y por qué no cambio mi forma de dar clase
¿Sos muy exigente?
Si, y los alumnos lo reconocen y gracias a Dios van para adelante conmigo, tanto el ballet municipal como Flor de Ceibo. Tengo una familia, mi señora, Yanina y mi hijo Benicio, que me ayudan y me acompañan en todo. Estoy feliz de haber podido llevar a mis alumnos a competencias, a viajes y de todo lo que hemos vivido juntos.
¿Te identificás con algún estilo en particular?
A mí me gusta la estilización, armar cuadros, parejas de danza, malambos. Para espectáculos como Cosquín, para certámenes como Lbordeboy. No sé si soy el mejor o el peor, me gusta hacerlo y le pongo respeto porque vivo de esto. Doy clase en litoral; en Corrientes. El correntino baila de una manera y yo llego con mi forma de dar clase y trato de que ellos aprendan otras cosas. También voy a Villa General Belgrano, que es una colonia alemana, y la gente entiende, voy a San Lorenzo y la gente me entiende y voy yo a enseñar chacarera, samba, escondido, a Santiago del Estero; a La Banda, en una de las escuelas más tradicionales que tienen, que es la Sixto Palavecino. Y voy a enseñar, pero no lo tradicional de ellos sino lo estilizado. Trato siempre de innovar de presentar cosas nuevas.
¿Qué significa Cosquín para vos y que representa para tu carrera haber podido pisar el escenario principal?
Cosquín es el templo del folklore, que te causa esos nervios, esa cosquilla que te da cuando sabés que tenés que bailar. Y haber estado en Cosquín nuevamente con mis alumnos es algo único. Flor de Ceibo ya viene bailando en Pre-Cosquín y este año le tocó ser partícipe del Festival junto a La Callejera. El año pasado lo hizo el Ballet Municipal y este año le tocó a Flor de Ceibo. Creo que es lo máximo que un maestro le puede dar a sus alumnos y por eso de lo cual me siento muy orgulloso. Lleva mucho tiempo de preparación, muchos nervios, mucho gasto. Pero bueno, lo pudimos lograr entre todos.
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