Ante la caída del consumo interno, crece el interés y la necesidad de exportar en las Pymes pergaminenses
Diarionúcleo.com dialogó con Lisandro Mogliati, licenciado en Negocios Internacionales, quien manifestó que las consultas se cuadruplicaron. El profesional aconsejó “prepararse para exportar” porque “el proceso puede llevar tiempo y requiere ajustes en el producto según el mercado externo”.
Resiliencia. Una palabra que está muy de moda en el último tiempo puede describir con claridad lo que les sucede a las Pymes de Pergamino que buscan hacerle frente a la gran caída de consumo interno y las obliga a reinventarse y pensar en nuevas estrategias que les permitan mantenerse a flote, al menos, hasta que pase el temporal económico.
Diarionúcleo.com dialogó con Lisandro Mogliati, licenciado en Negocios Internacionales, quien manifestó que se incrementaron las consultas de empresas pergaminenses y de la región sobre comercio exterior debido a la caída del mercado interno. El profesional aconsejó “prepararse para exportar” porque “el proceso puede llevar tiempo y requiere ajustes en el producto según el mercado externo”.
En su consultora se dedican a todo lo que es exportación e importación. Y esas dos variables de Comercio Exterior siempre se van modificando en función den la situación económica. “Lo que notamos en este último tiempo es un incremento de consultas de Pymes interesadas en volcarse al exterior”, reveló.
Las empresas locales y de la región manifiestan que una de las problemáticas que tienen es la caída del mercado interno y por eso buscan una alternativa en el exterior para tratar de reencauzar lo que han dejado de vender en estas tierras.
Y esa merma en la demanda en la oferta y demanda del mercado interno se debe a muchas de las últimas medidas adoptadas en materia económica por el Gobierno Nacional. “El Comercio Exterior utiliza el dólar oficial para exportar y pasamos de 400 pesos más o menos, que era el dólar con el que se exportaba o importaba, allá a finales de diciembre, al dólar actual en torno a los 1.000 pesos”, recordó.
Esa devaluación hace que todos los precios de los productos exportables corrijan al alza. El licenciado explicó que hay una fórmula que se llama 80-20, que es el 80% de lo que se vende, del valor de una exportación, se hace al tipo de cambio del mercado único y libre, más o menos 850 pesos, y el 20% restante se hace a la cotización del contado con liquidación.
De esa fórmula sale el precio de exportación, por lo tanto, actualmente hay una mayor inquietud por parte de las empresas a tratar de sacar su producto al exterior, porque, por otro lado, la contracara de eso es la caída de los salarios en términos relativos, el aumento de los insumos, de los precios de combustible y de los servicios.
Mogliati sostuvo que “el consumidor tiene un margen mucho más acotado para las compras en el mercado doméstico”. Se compra lo justo y necesario. Eso hace que las empresas necesiten reubicar esos artículos, que antes vendían en el mercado interno, y están viendo en la oportunidad de la exportación una alternativa que compense la caída de consumo interno.
Crecen las consultas
Esta situación hace que las consultas por porte de las empresas de Pergamino y Región hayan crecido en un corto periodo de tiempo. De cinco o seis consultas que teníamos al mes, pasamos a tener entre 15 o 20”, admitió.
Eso no quiero decir que todos hoy estén exportando. Esto no se hace de la noche a la mañana. Lleva todo un proceso. “Una Pymes que no está internacionalizada y quiere volcarse al mercado externo requiere de todo un proceso de preparación, de registro, de trámites, de desarrollo del mercado externo para posicionar el producto afuera, que lleva su tiempo”, advirtió.
Ante eso, el licenciado aconseja que “las empresas se empiecen a preparar internamente”. El tiempo depende mucho de cada Pymes. Cuanto más preparada esté la empresa, más flexible sea en materia de producción, de capacidad de poder registrar todos sus productos, más rápido será el proceso.
Argentina recupera el primer puesto en las exportaciones del producto que más dólares genera
Con la normalización de la cosecha argentina y el crecimiento sostenido en Brasil y Estados Unidos, el crush y el comercio exterior de harina de soja proyectan récords para este año.
La industria del procesamiento de oleaginosas se encuentra en pleno proceso de fortalecimiento a nivel mundial como consecuencia de la tendencia al alza en la capacidad instalada de las plantas procesadoras, un buen nivel productivo de soja de los principales países y la mayor demanda de aceite para biocombustibles.
Después de dos años de estancamiento, en el año comercial 2022/23 la producción de los principales aceites aumentó 10 millones de toneladas y en el ciclo 2023/24 se prevé un nuevo incremento de 5,1 millones de toneladas.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) realizado por Julio Calzada, Guido D'Angelo y Bruno Ferrari, en los últimos dos años comerciales el crecimiento del crush y en la producción de aceites 2022/23 tuvo especial participación la palma junto a la colza y el girasol, debido a que la molienda de soja a nivel mundial disminuyó por la gran sequía que atravesó Argentina.
Sin embargo, en la campaña en curso (2023/24) sigue aumentando el crush y la demanda de aceites global mientras que el crecimiento en la producción de aceite de palma, colza y girasol se desacelera fuertemente y el 45 por ciento del crecimiento productivo proyectado estaría vinculado a la soja. Y esto implicará, paralelamente, un crecimiento importante en la oferta de harina de soja que se obtiene del procesamiento del poroto.
El crush en el mundo
De acuerdo con la BCR, Argentina se mantiene como el país con mayor capacidad de procesamiento medio por planta aunque muestra una baja en la cantidad de plantas activas y una elevada capacidad ociosa. Esto contrasta con el crecimiento en la capacidad de procesamiento de China, Estados Unidos y Brasil de los últimos años. Actualmente, China es el país con más capacidad instalada y nivel de procesamiento anual, seguido por Estados Unidos y Brasil, con Argentina ubicado en el cuarto puesto en términos de producción.
En el ránking de exportadores de harina de soja, Argentina ocupa el primer puesto desde finales de la década del noventa – excepto en la campaña 2022/23 por la sequía - seguido por Brasil y en tercer lugar Estados Unidos.
Entre 2003 y 2013, Argentina más que duplicó su capacidad de crush de soja en el Gran Rosario, superando ampliamente a esos dos países. No obstante, "en línea con la mayor capacidad instalada fue creciendo el porcentaje de capacidad ociosa ya que la oferta total de poroto de soja no logró avanzar al ritmo de las inversiones", indicaron los técnicos de la entidad.
En la última década, Brasil y Estados Unidos aceleraron el aumento de sus posibilidades de crush, con la ventaja de contar con una amplia oferta de soja para introducir en el circuito industrial. En este nuevo escenario, Argentina reduce levemente su potencial de molienda y casi queda tercero en la tabla dado que Brasil crece en capacidad.
Si bien Argentina sigue manteniendo su primer puesto como exportador de harina de soja, en materia de competitividad, la brecha con Brasil se redujo significativamente en la última década. "La principal amenaza es que tanto Brasil como Estados Unidos crecen en crush de soja, pero no terminan de introducir toda su producción de harina en el mercado doméstico para alimentación animal", alertó la BCR.
Entre la campaña 2013/14 y 2023/24, los dos países incrementaron en poco más de 12 millones de toneladas su producción de harina de soja por campaña comercial. Brasil destinó el 50 por ciento de ese aumento productivo a la exportación y en Estados Unidos alrededor del 30 por ciento. "Con las perspectivas de que ambos países sigan incrementando su corte para biocombustibles y demanden más aceite de soja, es factible que continúe aumentando el crush de soja y crezca la competencia por colocar excedentes de harina de soja en el mercado internacional", advirtió la institución rosarina.
Harina de soja en 2024
Argentina, Bolivia, Brasil, Estados Unidos y Paraguay representan el 90 por ciento de las exportaciones mundiales de harina de soja globales. La BCR proyecta que estos países industrialicen 164,5 millones de toneladas de soja en 2024, lo que representa un aumento de 10 millones de toneladas interanual, superando el récord de 2022.
En 2023, el crush de Argentina se redujo en 11,32 millones de toneladas y solo pudo compensarse parcialmente con un aumento en el crush del resto de principales países. Pero en 2024, Argentina sería el principal motor del crecimiento en la molienda de soja entre los principales exportadores con un aumento en el crush de 9,8 millones de toneladas respecto a 2023, mientras que el saldo conjunto del resto de países bajo análisis sería prácticamente neutro.
Respecto a las exportaciones de este grupo de países, se proyecta que en 2024 alcancen un récord de 64,2 millones de toneladas. Argentina crecería en 8,14 millones de toneladas, lo cual se espera que limite el crecimiento en las exportaciones del resto de los principales países exportadores que caerían 2,16 millones de toneladas en conjunto.
No obstante, "todo depende de cuan competitivo se mantenga Argentina, dado que se encuentra próximo a comenzar la campaña comercial 2023/24 y aún resta un gran crecimiento del programa de exportaciones al tiempo que Brasil contará con una buena cosecha y una presión de crush importante por la mayor demanda de aceite de soja para biocombustibles", indicó la BCR.
Por el lado de las exportaciones de harina de soja, se proyecta un pico estacional exportador hacia mediados de año y una tendencia decreciente para los meses subsiguientes. Por otro lado, parece más difícil de que se rompan récords mensuales de exportación, dada la mayor volatilidad que tienen las exportaciones de harina frente al crush, aunque se espera que los volúmenes mensuales se ubiquen por encima del promedio de los últimos cinco años.
La industria de crush de soja crecerá este año en los principales países exportadores. No obstante, en la BCR destacan que aún hay dudas respecto de cómo se comportará la demanda de harina de soja, tanto a nivel doméstico de los países exportadores como de los países importadores.