Anticiparse. Esa es la clave en este verdadero dolor de cabeza que sufrieron, y sufren, muchos pergaminenses que intentaron sacar dinero del cajero de un banco o usar su tarjeta de débito (también de crédito), y se dieron cuenta que estaba vencida. La renovación, nunca llegó. Y para colmo de males, la demora en algunos casos llegó a durar 90 días.
“Se me venció la tarjeta de débito y no puedo hacer pagos ni adjuntarla a Mercado Pago. Fui al Banco Nación y me dijeron que hay demoras en entregarlas por problemas con el importador”, explicó un lector de este medio.
Hugo Elías, de La Bancaria, le dijo a diarionúcleo.com que “las demoras son reales, particularmente en el Banco Nación”. “El problema es conseguir el material con el que se confeccionan porque está en falta”, incorporó.
Elías, también detalló que el problema se acrecentó por la época del año que se transita, donde suele haber una gran demanda. “En algunos casos la demora de la entrega de tarjetas llegó a 90 días; en otros casos 60. Por suerte en estos últimos días la situación se regularizó bastante y la entrega se está efectivizando con 15 días de demora”, informó.
Consejos para no tener problemas
El integrante de La Bancaria aconsejó a los usuarios que chequeen la fecha de vencimiento de la tarjeta en uso y que se adelanten a solicitar el nuevo plástico antes de vencerse. “De llegar a sucederles, pueden extraer el dinero por casa”, advirtió Elías.
Otros factores que inciden en el problema
Además de los problemas que existen para importar, la falta de tarjetas está centrada en las complicaciones globales que tiene el abastecimiento de chips. Desde el sector privado señalaron que el principal problema lo tienen los bancos públicos porque tienen procesos licitatorios que fueron quedando desiertos en los últimos meses por cambios de precios en los valores de los chips a nivel global.
Los bancos privados muchas veces los resuelven con más rapidez, son más versátiles para solucionar estos temas que surgieron con un contexto internacional que antes no había, al resto le cuesta más. Lo cierto es que faltan chips porque hay más sectores que los demandan, desde autos a electrodomésticos, porque aún hay impacto por la pandemia, por temas logísticos y por China, que aún tiene restricciones.
Con qué se hacen las tarjetas
El plástico es PET y en general se resuelve con industria nacional. Las tarjetas son complejas, tienen antenas, capas de plásticos, etc., pero en estos casos el problema suele ser la falta de chips”, detallaron.
El camino de producción de las tarjetas es el siguiente. El emisor, sea banco o fintech, compra plásticos con diseño a su elección y con características fijadas por cada uno de ellos, como chips homologados, medidas, etc., a una empresa proveedora de plásticos. Pueden ser locales o extranjeras; en general, son unas 5 o 6 ya que es un mercado concentrado. Los materiales suelen ser locales.
Ese plástico se entrega a las procesadoras, las más conocidas son Prisma y Fiserv, pero hay algunas otras que hacen el proceso de personalización. Estas empresas las reciben, hacen guarda de los plásticos y los van embozando a pedido de los bancos. Ese embozado consiste en ponerle al plástico los datos del cliente que envía el banco, como los dígitos, el nombre completo, la carga digital de los datos (como los límites) y otras medidas de seguridad, entre ellas el código de seguridad (CVB).
Luego se hace el proceso de ensobrado y la entrega, que puede realizar la propia procesadora o un correo, según el contrato y la preferencia de cada entidad financiera. Así llega a los domicilios particulares o sucursales bancarias.
Muchas fintech que cuentan con tarjetas prepagas están generando tarjetas virtuales, a la espera de poder disponer de los plásticos. Con la tarjeta virtual, cargada en la app, puede ser utilizada de varias maneras. Con los datos pueden hacerse compras virtuales, suscripciones a servicios digitales como plataformas de streaming o similares, o bien pagar con QR, a veces utilizando la app o bien cargando la tarjeta en billeteras como Mercado pago. De esa forma, en paralelo al mundo bancario, las fintech buscan que las tarjetas puedan empezar a ser utilizadas aún sin tener el plástico.
Dónde está mi chip
Mientras tanto, a nivel global comienza a mejorar el suministro de chips. Según datos de Bloomberg de hace 20 días, los plazos de entrega disminuyeron en cuatro días en septiembre, el mayor descenso en años, en una señal de que la escasez de suministros del sector está cediendo.
Los plazos de entrega, es decir, el tiempo que transcurre entre el pedido de un chip y su entrega, se situaron en un promedio de 26,3 semanas en este periodo, según un estudio de Susquehanna Financial Group. Esta cifra se compara con las casi 27 semanas del mes anterior.
El año pasado, la escasez de chips en todo el mundo afectó a un amplio abanico de industrias, y los fabricantes de automóviles y otras empresas tuvieron dificultades para conseguir suficientes semiconductores. Sigue habiendo problemas de suministro, pero ahora muchos fabricantes de chips están preocupados por el problema contrario: el exceso de existencias de chips.
Compartir