Los artículos científicos definen a las personas no binarias como aquellas que no se sienten identificadas con el género masculino o femenino y que, por esa razón, comienzan a construir su identidad al margen de la lógica binaria del sistema cisnormativo, según el cual el sexo biológico y la identidad de género coinciden en la constitución identitaria.
Pero a veces las definiciones académicas no alcanzan para entender bien un fenómeno y sobre todo cuando se trata de elecciones personales de un conjunto de personas. Diario Núcleo dialogó en exclusiva con Neri Carunchio para conocer en primera persona cómo fue construyendo su identidad de género.
Ni hombre ni mujer
Neri Carunchio tiene 27 años, es poeta y no mira al mundo de manera binaria, "Dentro del género trans, si mi género asignado al nacer fue mujer y me siento hombre sería trans femenina, y si mi género asignado al nacer fue hombre y me siento mujer sería trans masculino. Y es ahí donde el abanico se abre, porque yo no me siento hombre pero tampoco me siento mujer. Personalmente, pienso que mi identidad de género es política y es una manera de ver a un mundo que se rige por imposiciones binarias. Las imposiciones de género que se hicieron a lo largo de la historia fueron también imposiciones de poder", dice.
Neri asegura que su identidad de género es política porque "todos somos seres políticos y tenemos una responsabilidad, entonces poder nombrar quién soy, lo que siento y luchar por eso es una acción política. Si te pones a pensar todo cae dentro del binarismo, o sos bueno o sos malo, o es blanco o es negro, y eso hace que perdamos la posibilidad de movimiento. Somos personas y estamos cambiando todo el tiempo, quizás una mañana me levanto y no sé si tengo ganas de ponerme una pollera y que me sexualicen. Y quizás otro día me levanto con ganas de vestirme de esa manera. Yo no me siento ni mujer ni hombre porque las cosas que están predeterminadas para cada género no me representan. Soy anti etiquetas, por eso elijo las etiquetas más abiertas como el no binarismo o la pansexualidad".
- ¿Cómo fue tu proceso de autodescubrimiento?
- Yo no nunca me sentí mujer. Mi mamá me llevaba a los locales de juegos infantiles y yo no estaba en el escenario bailando como lo hacían las otras nenas porque estaba con los chicos jugando al fútbol. Yo me críe junto a mi hermano y jugaba con sus amigos a la lucha. De chica ya me gustaba vestirme con ropa grande y nunca me dio placer maquillarme o pintarme las uñas porque me daba igual, podía hacerlo como no. Ya de más grande comencé a investigar por Internet qué era ser no binario y al interiorizarme dije: "Si, yo soy esto". Soy una persona, ni hombre ni mujer y no quiero que me encajen en un lugar, yo soy todos los colores que hay en el medio del negro y el blanco. Puedo vestirme con una remera grande, de hombre, y maquillarme. Es hermoso tener esa libertad. Por supuesto que si una persona te ve vestida como mujer y usando bigote se le va a romper el cerebro, y ahí están las pequeñas batallas que hay que dar.
- Por lo que decís, pareciera que nunca te sedujeron aquellas imposiciones sociales hacia el género femenino como el hecho de estar siempre arreglada, jugar con muñecas, ser madres, etc.
- Exacto. Mi vínculo afectivo más duradero y más grande es el arte. Le pongo mucho corazón y tiempo a eso, y es algo que siempre estuvo relegado para los hombres, el hecho de salir a trabajar de lo que querés. La imagen de una mujer familiera que está en la casa cuidando a los chicos me parecía aburridísima. Y también veía que los artistas eran todos hombres, recién ahora les dan más lugares de visibilización a las mujeres en los escenarios.
Neri comenta que solía asistir a las marchas feministas y que tampoco se sentía cómoda, "Acompaño la lucha, el feminismo me dio muchas herramientas pero para mi ahora la revolución es trans-eco-femenista".
- ¿Cómo consideras la postura de la sociedad de Pergamino en cuanto a las diversidades?
- Me fui de la ciudad a los 18 años porque sentía que no podía ser yo. Viví en Buenos Aires en donde existe la libertad absoluta y allí descubrí el arte y la sexualidad a fondo. Luego emigré al exterior y volví nuevamente a Pergamino. Aquí me encontré con que la post pandemia descentralizó mucho. Si bien no deja de ser un lugar conservador, considero que fuimos muchos los que volvimos a la ciudad porque nos cansamos de buscar afuera lo que tenemos que construir acá, y eso es una responsabilidad. Creo que lo estamos logrando porque hoy existe más diversidad y más arte en Pergamino.
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