
Los casinos de Montecarlo, una historia de lujo y prestigio
Acudir a los casinos de Montecarlo es una actividad reservada a los más privilegiados y se ha convertido en sinónimo de nobleza y elegancia.
Si pensamos en el principado de Mónaco y en el sector de Montecarlo seguramente se nos vienen a la mente dos cosas: el Gran Casino y el Grand Prix de Fórmula 1, en ese orden estricto. Y es que la historia y fundación de esta popular zona de recreo para los más pudientes es indivisible del juego, entendido no simplemente como forma de divertirse y ganar algo de dinero, sino como un evento de la alta sociedad.
Aun cuando en nuestros tiempos estamos, quizá, más familiarizados con los casinos de Las Vegas y Macao, la idea de jugar en Montecarlo se reviste de un aura diferente. Seguramente esto tiene que ver con la exclusividad de la zona y con el concepto de que es un área reservada a la realeza y a las más exquisitas celebridades. Es un hecho indudable que, mientras la mayoría de los mortales jugamos en Mr Bet Casino desde casa para pasar el rato, los ricos y los nobles llegan a Montecarlo con el fin de encontrarse entre ellos y celebrar su estilo de vida.
A continuación, un repaso por la historia de los casinos en Montecarlo y su significado en la cultura del privilegio y el lujo.
Los casinos de Montecarlo, una breve historia
La historia de Montecarlo y del principado mismo de Mónaco se encuentra estrechamente ligada a los juegos de azar terrestres como forma de demostrar poder económico. Durante el siglo XIX, se comenzaron a establecer salones de juegos o “casinos” en diversas ciudades europeas, con la intención de dar un impulso a la economía del continente y de proporcionar recintos donde hacer vida social a la clase burguesa, cada vez más relevante en el entramado social del Viejo Continente.
Sin dudas el más famoso de todos estos casinos decimonónicos es el Gran Casino de Montecarlo (conocido por muchos simplemente como el Casino de Montecarlo), inaugurado en 1856, aunque la edificación principal no fue terminada hasta 1863. Este edificio junto con un balneario fueron las estructuras con las que se originó el barrio de Montecarlo en la riviera francesa, llamado así en honor al príncipe Carlos III, quien ordenó su construcción.
El Gran Casino es un edificio de estilo imperial, diseñado por el famoso arquitecto Charles Garnier, un entusiasta del academicismo francés. Como dato adicional, es el mismo artista detrás de la Ópera de París. Al igual que esta última, el casino se destaca por la planta simétrica, el eclecticismo en sus formas y el desborde de elementos decorativos. Estos están presentes tanto en la fachada como en el interior. Observamos por todas partes balcones, esculturas, relieves, balaustres, pilares adosados, entre otros, que dotan de una belleza refinada a toda la construcción.
El recinto vivió sus años dorados durante la belle époque, cuando los miembros más prominentes de la sociedad asistían frecuentemente a las instalaciones. A principios del siglo XX a las salas de casino se añadió un teatro para ópera y ballet, acentuando aún más el valor cultural del complejo.
Pero el Gran Casino no es el único sitio de juegos reconocido de Mónaco. También están en barrios aledaños el Montecarlo Bay Casino, el Sun Casino de Montecarlo y el Casino Café de París. En conjunto hacen de la zona una visita obligada para los amantes del juego y de las experiencias suntuosas.
El Gran Casino de Montecarlo, un símbolo de prestigio y realeza
Durante la segunda mitad del siglo XX la ciudad de Las Vegas fue la meca de los apostadores. Hoy ese lugar lo comparte con Macao, por todos los avances tecnológicos y en materia de lujos que presenta la localidad china. Pero mucho antes de la popularización de estos centros de ocio estuvo Montecarlo, a donde no solo acudían −y acuden− las estrellas de cine y los ricos empresarios, sino también lo hacen distinguidos miembros de la realeza y la aristocracia europea.
El Gran Casino de Montecarlo es, desde la década de 1860, la principal atracción turística del principado de Mónaco. Tanto por las posibilidades de juego como por su ostentosa arquitectura, que le ha hecho ser protagonista innumerables ocasiones en el mundo de la publicidad, la literatura y el cine (todos recordamos la saga de James Bond y Ocean's Twelve). Año tras año miles de turistas visitan la edificación, que se ha convertido en un símbolo de nobleza, elegancia y glamour.
Ver y dejarse ver en los casinos de Montecarlo es una experiencia que otorga refinamiento a la vida de los más pudientes. Ya sean aristócratas o personas con los suficientes recursos para costearse una o varias noches de juegos, hospedajes en los hoteles más distinguidos del principado y la vestimenta apropiada para la ocasión. Después de todo, ¿quién no quisiera acudir bien ataviado a los espacios donde podría encontrarse con estrellas del cine y el deporte, o con los miembros de la familia Grimaldi?
Por todo lo que significa el Gran Casino de Montecarlo en el imaginario de la gente, afirmamos que es el corazón del barrio mediterráneo y el mayor referente si hablamos de juegos de azar y prestigio.