Cómo influye la genética en la longevidad
Las mejoras en las condiciones de vida han elevado considerablemente la esperanza de vida. Sin embargo, quienes superan los noventa o cien años presentan características que intrigan a los científicos
La longevidad es un tema que siempre ha fascinado a la humanidad, y la ciencia ha intentado descifrar los factores que la determinan. Aunque se ha avanzado mucho, la respuesta a si la genética es el factor decisivo aún está lejos de ser clara. Sabemos que la vida humana no está solo en manos de los genes, sino también influida por el ambiente y el estilo de vida. Desde el siglo XX, las mejoras en condiciones de vida, como el acceso a alimentos, agua potable y atención médica, han elevado considerablemente la esperanza de vida. Sin embargo, quienes superan los noventa o cien años presentan características que intrigan a los científicos.
Estudios recientes han enfocado su atención en nonagenarios y centenarios, y si bien sus niveles educativos, profesiones e ingresos varían, hay elementos en común. La mayoría de ellos no fuma, no sufre de obesidad y maneja bien el estrés. Curiosamente, también son en su mayoría mujeres. Estos hábitos parecen ayudar a evitar enfermedades crónicas, como la hipertensión o el cáncer, que suelen aparecer en la vejez. Esto no significa que estos factores sean los únicos responsables, sino que podrían ser una combinación de hábitos saludables y genética.
La influencia de la genética es más evidente cuando se estudian las familias de estos individuos longevos. Los hijos y hermanos de centenarios también suelen vivir más tiempo y desarrollar enfermedades relacionadas con la edad mucho más tarde que la población general. Este dato ha llevado a los científicos a pensar que, además del estilo de vida, la genética juega un papel importante en la longevidad. Si bien las primeras décadas de vida están más marcadas por el entorno, parece que los genes se vuelven determinantes a medida que la persona envejece.
El estudio de los genes relacionados con la longevidad es una ciencia que recién comienza a desarrollarse. Se estima que la genética influye en aproximadamente un 25 por ciento en la variación de la esperanza de vida, aunque aún no se identifican todos los genes involucrados ni se entiende del todo cómo actúan. Algunos, como el APOE, FOXO3 y CETP, han sido vinculados con una vida más larga, pero no todos los longevos tienen estas variantes. Esto sugiere que no existe un único “gen de la longevidad”, sino que es una combinación de varios factores genéticos que trabajan juntos para prolongar la vida.
Además, los estudios han mostrado que los supercentenarios, aquellos que viven más de 110 años, tienen variantes genéticas que, si bien predisponen a enfermedades, también parecen contener mecanismos protectores. Es decir, en el juego de la genética, han heredado combinaciones que los ayudan a evitar enfermedades graves y a vivir más tiempo. Estas variantes están relacionadas con funciones celulares esenciales, como la reparación del ADN y la protección frente a los radicales libres, que son cruciales para mantener la salud a medida que se envejece.
Otro aspecto que ha despertado interés son las comunidades donde es común que la gente viva hasta los noventa años o más, como en Okinawa (Japón), Ikaria (Grecia) y Cerdeña (Italia). En estos lugares, las personas suelen tener una vida más tradicional, con menos influencia del estilo de vida occidental, lo que ha llevado a los científicos a preguntarse si factores culturales, además de los genéticos, pueden estar jugando un papel. En Cerdeña, por ejemplo, destaca la proporción significativa de hombres centenarios, algo que no se observa en otras partes del mundo, lo que ha llevado a estudios sobre posibles diferencias hormonales o genéticas entre sexos.
El gran desafío sigue siendo entender qué parte de la longevidad depende de la genética y qué parte de otros factores. Lo que parece claro es que el estilo de vida juega un rol clave en las primeras décadas de vida, mientras que la genética se torna más influyente en las últimas. Mantener hábitos saludables, como una buena alimentación, evitar el tabaco y el alcohol en exceso, y mantenerse activo físicamente son algunas de las estrategias que permiten a muchas personas llegar a la vejez con buena salud.
La genética, aunque compleja, es solo una pieza del rompecabezas. La ciencia sigue avanzando, pero hasta ahora parece que el secreto de una vida larga y saludable radica en una combinación de factores. Mientras esperamos que los estudios arrojen más luz sobre este tema, cuidar de nuestro cuerpo y nuestra mente sigue siendo el mejor consejo para quienes aspiran a vivir más y mejor.