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Parejas en crisis: mitos, palabras de más y maneras para entenderse mejor
HACIA UNA MAYOR ARMONÍA Y ESTABILIDAD EMOCIONAL

Parejas en crisis: mitos, palabras de más y maneras para entenderse mejor

Durante las peleas, algunas frases pueden desviar el foco de la resolución de problemas hacia discusiones inútiles sobre el pasado. Los terapeutas y psicólogos destacan la importancia de evitar ciertos comentarios.

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“Yo nunca dije eso” o “Vos siempre…” son algunas de las tantas frases que pueden desviar el foco de la resolución de problemas hacia discusiones inútiles sobre el pasado.

Las relaciones personales están plagadas de desafíos que pueden intensificarse por frases mal escogidas y creencias arraigadas que, según los expertos, pueden dañar profundamente la conexión entre parejas. Los terapeutas y psicólogos destacan la importancia de evitar ciertos comentarios durante los conflictos, mientras que figuras como María Esclapez, psicóloga y divulgadora, desmitifican creencias populares sobre el amor. Este artículo explora cómo la elección de palabras y la comprensión de los mitos pueden transformar las relaciones, fomentando una mayor armonía y estabilidad emocional.

Terapeutas como Kier Gaines y Alexandra Solomon sugieren alternativas para mantener la conversación centrada en el presente y en la empatía. Al mismo tiempo, María Esclapez enfatiza que para evitar relaciones tóxicas, es crucial identificar y rechazar mitos como los celos como signo de amor o la necesidad de encontrar a un “príncipe azul”.

Ambas perspectivas coinciden en la importancia de la tranquilidad y la comunicación efectiva en una relación sana. Mientras que los terapeutas aconsejan sobre qué frases evitar y cómo reemplazarlas por una comunicación más empática, Esclapez guía en la desmitificación de conceptos erróneos que alimentan la dependencia y la ansiedad. Juntos, estos enfoques ofrecen herramientas prácticas para construir relaciones más saludables y equilibradas, donde la felicidad propia y la responsabilidad afectiva sean las bases fundamentales.

 

MITOS A DERRIBAR

En el complejo mundo de las relaciones personales, los mitos y las creencias erróneas a menudo complican la búsqueda de una conexión sana y duradera. María Esclapez, psicóloga y divulgadora, ofrece una perspectiva clara y práctica para derribar estos mitos y construir relaciones más saludables.

Para Esclapez, una relación sana se fundamenta en la tranquilidad. En una relación tóxica, falta este elemento crucial, y lo que prevalece es una constante sensación de ansiedad y preocupación. “En una relación tóxica, la persona se siente en alerta permanente, lo que genera un desgaste emocional significativo”, explica. Este estado de alerta perpetuo impide disfrutar de la relación y vivirla de manera plena y equilibrada.

Uno de los mitos más dañinos es la creencia de que los celos son una manifestación de amor. Esclapez aclara que, en realidad, los celos están más relacionados con el miedo y la ira. “Detrás de los celos se ocultan el miedo y la ira, dos emociones básicas que constituyen su creación”, comenta. Para abordar los celos, sugiere un trabajo de introspección, preguntándose a qué se le tiene miedo y qué desencadena esa ira. Además, recomienda acompañar emocionalmente a la pareja en la gestión de estos sentimientos.

La fantasía del príncipe azul es otro mito perjudicial. Creer que una persona debe venir a traer la felicidad que uno no posee es peligroso porque delega en otro la responsabilidad de nuestras propias emociones. “Esto genera dependencia y nos hace sentir que no podemos vivir sin esa persona, depositando en el otro una responsabilidad que debería ser nuestra”, sostiene Esclapez. La clave es encontrar la felicidad propia antes de buscarla en una pareja.

El concepto de la media naranja sugiere que somos seres incompletos y que necesitamos de otra persona para encontrar sentido a la vida. Esclapez destaca que esta creencia es engañosa, ya que cada persona es un ser completo en sí mismo. “Es importante que podamos ser felices con o sin pareja”, asegura. Trabajar en nuestra propia felicidad es esencial para poder tener relaciones más sanas y equilibradas.

Otro mito común es la creencia de que nuestra pareja debe saber siempre lo que queremos y pensamos sin necesidad de expresarlo.

Esclapez enfatiza la importancia de la comunicación abierta y clara. “Esto se solucionaría fácilmente con una buena comunicación. No podemos esperar que nuestra pareja adivine nuestras necesidades; debemos hablar, expresar, pedir y escuchar”, aclara. Esclapez también aborda la importancia de la responsabilidad afectiva, que está intrínsecamente ligada a la comunicación. Destaca la diferencia entre sinceridad y sincericidio. “La sinceridad implica decir lo que se siente de manera asertiva y filtrada, evitando que emociones como la ira influyan negativamente. El sincericidio, en cambio, es expresar lo que pensamos de forma brusca y potencialmente dañina”, explica.

 

COSAS A EVITAR

En el trajín diario de cualquier relación, es natural que surjan desacuerdos y conflictos. Sin embargo, hay ciertas frases que, según los terapeutas, pueden inflamar aún más las tensiones y dañar la relación. Recientemente, una amiga terapeuta de parejas compartió conmigo algunas de estas frases que desearía prohibir de las discusiones. Aquí te presentamos ocho declaraciones que deberías evitar, junto con sugerencias sobre cómo manejar mejor estos momentos difíciles.

“Yo nunca dije eso”. Esta frase, una de las más comunes y problemáticas según mi amiga, terapeuta de parejas, puede desviar completamente el foco de la conversación. En lugar de resolver el problema, las parejas se enfrascan en debates sobre quién dijo qué, lo cual es contraproducente. Una mejor estrategia es centrarse en el presente y abordar el problema actual sin discutir el pasado.

“Vos siempre...” / “Vos nunca...”. Generalizaciones como estas son exageradas y desvalorizan los esfuerzos de la pareja. Kier Gaines, terapeuta en Washington, DC, explica que tales afirmaciones llevan a la defensiva, alejando a la pareja de una conversación productiva. En vez de ello, enfócate en el comportamiento específico y cómo te afecta en el momento presente. Por ejemplo, “Me molesta cuando no ayudas a recoger el desorden de los niños”.

“Sí, pero...”. Esta frase minimiza la preocupación de la otra persona y suele usarse para defenderse. Alexandra Solomon, psicóloga y autora de “Love Every Day”, sugiere reemplazarla con reflejos de las palabras y sentimientos de tu pareja, como “Lo que escucho de vos es...”. Este enfoque valida las emociones de tu pareja y facilita una conversación más constructiva.

“Deberías parecerte más a...”. Comparar a tu pareja con otra persona nunca es una buena idea. Según Gaines, esto puede generar celos y problemas de autoestima. En lugar de comparaciones, enfócate en tus propias necesidades y deseos, lo cual es más productivo y menos dañino. “Esto nunca fue un problema en mis otras relaciones”. Esta frase mina la confianza y la seguridad en la relación actual.

Wonbin Jung, terapeuta en Silicon Valley, sugiere que es mejor centrarse en las dinámicas presentes y evitar mencionar relaciones pasadas que sólo pueden generar resentimiento y sentimientos de insuficiencia.

“Estás exagerando”. Desestimar las emociones de tu pareja es una forma de eludir la responsabilidad. Solomon aconseja en lugar de juzgar, escuchar y tratar de entender la perspectiva de tu pareja con frases como “Está bien, te escucho. Decime más”.

“Calmate”. Instar a alguien a calmarse generalmente tiene el efecto contrario. El Dr. Jung recomienda que si uno o ambos están agitados, es mejor tomarse un breve descanso y calmarse. Alternativamente, puedes preguntar: “¿Qué necesitás ahora?”, ofreciendo así apoyo y comprensión.

“No es para tanto”. Minimizar las preocupaciones de tu pareja es denigrante y puede ser inexacto. Gaines sugiere reconocer que ambos pueden tener perspectivas diferentes y luego pedirle a tu pareja que te ayude a comprender por qué un tema es importante para ella. Ofrece todo el apoyo que puedas.

 

¿TERAPIA SÍ O NO?

EEl 70% de los problemas de pareja no tienen una solución definitiva, revela la Lic. Asunción Barrancos, psicóloga especializada en terapia de pareja y familia. Entrenada en el Método Gottman, Barrancos destaca la importancia de negociar, identificar conductas de riesgo y hacer preguntas clave desde el inicio de la relación para construir una base sólida.

Conocer las experiencias, sueños y aspiraciones de nuestra pareja es crucial para evitar malentendidos futuros. “Mantener actualizado ese mapa del amor del otro es lo que genera que una pareja sea amiga”, explica Barrancos. Preguntas sobre gustos, relación con la familia y aspiraciones laborales ayudan a construir una amistad profunda y duradera.

Muchos problemas persistirán a lo largo de la relación. Barrancos llama a estos “problemas perpetuos” y sugiere manejarlos con negociación constante y una cultura de apreciación. La clave está en encontrar compromisos que respeten las diferencias individuales. “El 70% de los problemas que atraviesan las parejas son problemas que no van a tener una solución definitiva y final”, señala.

Barrancos enfatiza la cultura de apreciación como antídoto contra el desprecio. Gestos y comentarios simples, como “¡Qué rico que preparaste el café hoy!” o “¡Cómo me gusta cuando sonreís!”, fortalecen el vínculo. Estos pequeños actos de validación y valoración mutua son fundamentales para una relación sana.

Establecer momentos regulares para una comunicación sincera y desestresada es vital. “La pareja tiene que encontrar pequeños momentos de la comunicación diaria, del desestrés del día”, sugiere Barrancos. Compartir logros, preocupaciones y deseos mantiene a la pareja emocionalmente conectada y previene crisis.

Confianza y compromiso son esenciales para una relación saludable. “Sumado a la confianza y el compromiso, el respeto por el otro, por quién es, respetarlo, honrarlo. Especialmente, honrar los sueños del otro”, destaca Barrancos. Este enfoque crea un entorno de seguridad y estabilidad emocional.

Barrancos advierte sobre actitudes riesgosas como la crítica destructiva, la actitud defensiva, el desprecio y el amurallamiento. “La crítica destructiva: casi todos lo hacemos, cuando hablamos del otro en modo de crítica, mirar lo que hace el otro en vez de hablar de una”, advierte. Evitar estas actitudes y adoptar una comunicación respetuosa y constructiva es crucial para resolver conflictos y fortalecer la relación.

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