“Hace dos años que estoy separada y no pude volver a tener un vínculo con nadie. No soy de las que se suman a una app de citas y mucho menos alguien que encara a un hombre en un supermercado. Creo que es algo que iré procesando con terapia. Fueron muchos años de matrimonio; tengo dos hijos; y a los casi 50 prefiero estar sola que exponerme tanto”.
La que habla es Gabriela (48), médica. Del otro lado de la mesa, su amiga y colega, Carla (49) se ríe a carcajadas. “Ya se le va a pasar; lo va a superar y se va a divertir mucho, como lo estoy haciendo yo. Laura se separó hace cuatro años. Si bien no volvió a tener pareja, se la pasa de “touch and go” con algunos amigos virtuales. “Ya la convencí a Gaby de estar en Tinder. Es el primer paso”, se entusiasma.
Carla tiene tres hijas y estuvo casada durante catorce años. Según afirma: “Apenas me separé, después de una infidelidad de mi ex muy alevosa, sentí ganas de vengarme. Será por eso que nunca me fue difícil encarar otras relaciones. Desde el principio tuve ganas de divertirme, de pasarla bien y disfrutar de mi sexualidad.
Es natural que no sea lo mismo conocer a alguien a los 20, que pasados los 40, pero se puede. Los hombres maduros tienen su experiencia y eso ayuda a que dar el primer paso sea más fluido. También he conocido a algunos más jóvenes, con los que la he pasado muy bien. Nunca tuve inhibiciones con mi cuerpo y la intimidad nunca fue un tabú en mi vida.
Así que estoy feliz: tengo a mis hijas, mi casa, mi profesión, me hago de vez en cuando un viajecito con amigas y los fines de semana disfruto a mi manera: con algún muchacho conocido u otro por conocer jajaja”, bromea.
El caso de Gabriela es un poco más “trabado”, según coinciden las amigas. “Yo nunca pensé que iba a estar en esta situación; me casé para toda la vida. Mi familia siempre fue todo. Pero el destino se torció y al principio estuvo mucho tiempo triste, muy triste.
Ahora vengo saliendo de esa especie de depresión, gracias a mucho análisis. Pero de todos modos, no veo situaciones en las que pueda conocer a alguien... y mucho menos, que surja la posibilidad de acostarme con alguien. La verdad es que me avergüenza mucho eso todavia. Lo estoy trabajando”, confiesa.
¿Cómo ‘volver al ruedo’ y experimentar una sexualidad plena luego de culminar una relación de años? ¿Qué lugar tiene el cuerpo luego de haber compartido con una sola pareja exclusivamente? ¿Cómo construir una nueva pareja?.
“Para la Psicología las posibilidades de encontrar a alguien y construir un nuevo vínculo se halla en estrecha relación con las expectativas, pero esencialmente con los deseos de volver a intentarlo. Si aún se continúa lidiando con el fantasma del fracaso: por que culminó una relación que fue concebida ‘para siempre’, se necesitará de un tiempo para tramitar ese paradigma y entender que la vida es un proceso compuesto de ciclos y requiere cierta madurez para aceptar la culminación de los mismos preparándose así para advertir nuevas experiencias” asevera la doctora en Psicologia Guillermina Rizzo (MN 79901).
“Comprender que los finales no necesariamente son ‘pérdidas’ evita transitar esta nueva etapa con miedos e inseguridades: perder el estatus de ‘señora de’, perder amigos comunes, afrontar aspectos económicos, perder las vacaciones en familia deben ser señales de alerta válidas pero que no deben paralizar las experiencias venideras”, agrega.
SENTIMIENTOS NATURALES
Para Ricardo (41), contador y padre de cuatro hijos, la separación fue un antes y un después en su vida. “Estuvimos casados desde los 19 años; siempre fuimos ‘padres’; tuvimos muy poco tiempo de ‘pareja’ y eso desgastó el vínculo, Formamos una familia hermosa, con hijos divinos, pero el ‘nosotros’ se fue desgastando. Yo entiendo que porque nunca llegamos a construirlo del todo.
Luego de darle muchas vueltas al asunto, entendimos que el desgaste era muy grande y decidimos seguir cada uno por nuestro camino. Yo desde la adolescencia que no habia estado con otra mujer. No fue simple; pero después de varios meses de terapia entendí que lo mío no era ser un picaflor, como muchos otros amigos separados; sino que tenía una necesidad muy grande de tener una compañera de vida”, recuerda.
“Caí en esa conclusión después de varias citas con chicas que me presentaban; algunas compañeras de trabajo; oportunidades que se me fueron presentando. Cuando te separás, todo el mundo te quiere presentar a una amiga (se ríe a carcajadas). Con nadie había mucha conexión, ni en la charla, ni en la cama.
La intimidad no es simple cuando sos más grande; cada uno tiene sus modos. Es más complejo coincidir que a los veintipico. Me di cuenta que nada me hacía sentir cómodo ni pleno. Lo trabajé mucho con mi psicólogo y vimos que no era por ahí. No me hacía feliz acostarme con cualquiera.
Tuve que comprender que a veces menos es más. Frené con los encuentros casuales por varios veces, hasta que empezamos a tener onda con una amiga de mi hermana que estaba en la misma situación que yo: se había separado hacía un año. A Marga la conozco desde mi infancia, así que entre charla y charla, mate y mate, tuvimos un flechazo.
En lo intelectual, en el deseo, en todo. Fue todo muy lindo: tuvimos una cita a la antigua, terminamos de conocernos más y luego nos fuimos un fin de semana a la playa a ‘concretar’ lo que nos estaba pasando. Desde ahí no nos separamos más. Ya hace dos años que estamos juntos; tenemos una familia ensamblada, somos 9 cuando estamos todos juntos, y realmente somos felices. Costó, pero pude volver a vincularme y encontrar un nuevo modo de ser en pareja”, resume Ricardo.
“Veo amigos que se la pasan en el gimnasio; que conocen mujeres ahí o en un boliche o en Tinder. Yo creo que a esta edad no estamos para eso. Pero bueno, es lo que yo siento”. dice el contador.
La doctora Rizzo sostiene que “obviamente el paso de los años, la ‘ley de gravedad’ y el haber estado por años con la misma pareja genera que se despierten fantasmas, inseguridades y temor al rechazo. Es una batalla perdida anhelar el cuerpo de épocas pasadas o perseguir, aunque atrase, un cuerpo ‘hegemónico’. Por eso, centrarse en los propios recursos estimula la capacidad para afrontar mutaciones, reconocer las propias capacidades y fortalezas permite sostenerse en momentos de incertidumbres”.
“El paso del tiempo es inexorable, cuando una pareja culmina canas y kilos se convierten para algunas mujeres en barreras, sin embargo, reconocer y valorar el paso del tiempo es un signo de sabiduría y evolución. Lo importante es reconocer el deseo que en definitiva es lo que motoriza la acción”, añade.
“Darse un tiempo para recuperarse, centrarse y recobrar la autoestima son las primeras premisas, luego vendrá la reflexión sobre necesidades, gustos propios y postergaciones, tal vez sea el momento para reformular la profesión, y luego pensar y madurar respecto de lo que se desea en una nueva relación. Si las segundas partes son mejores o si mejora la sexualidad luego del divorcio tienen como resultado opiniones divididas.
La felicidad se compone de instantes y es un derecho; gozar, disfrutar, vivir plenamente luego de una separación es un desafío que requiere que las heridas se hayan sanado y demanda la valentía de aceptarse y valorarse a uno mismo para poder ir al encuentro del otro”, dice la experta.
“Escribir una nueva historia es mucho más que una tendencia estética o resistir a la cera caliente o al láser, tiene que ver con el deseo y la disponibilidad con el atreverse a juntar las partes rotas, recomponerlas tal vez hasta con una nueva firma y atreverse a volver a intentar”, concluye.
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