El ajuste de Milei pone en jaque a la ciencia
El panorama se oscurece para la ciencia en Argentina: despidos y crisis financiera asfixian a las instituciones. Con recursos apenas para dos meses, la directora del Instituto Ferreyra en Córdoba refleja la angustiante realidad
En medio de una de las crisis más profundas que ha enfrentado la ciencia y tecnología en Argentina, los investigadores luchan contra despidos, recortes de becas y fondos, y la falta de recursos para mantener activos los institutos. En este contexto, el discurso de Javier Milei califica a los científicos como "parásitos", generando un clima de preocupación y temor ante una posible fuga masiva de cerebros, similar a la que ocurrió en el pasado.
La voz de la bioquímica Raquel Chan, galardonada con el premio Konex de Platino en 2023, resuena entre el pesimismo y la incertidumbre. Después de dedicar años de investigación al desarrollo de cultivos resistentes a la sequía, ahora ve amenazado el fruto de su trabajo por un panorama sombrío en el sistema científico argentino.
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el epicentro de la ciencia en el país, ha experimentado una ola de despidos y una reducción drástica en su presupuesto, lo que pone en riesgo la continuidad de numerosos proyectos y la estabilidad laboral de miles de investigadores.
El recorte indiscriminado de recursos ha llevado a instituciones como el Instituto Ferreyra, en la provincia de Córdoba, al borde del colapso financiero. Carolina Touz, directora de este destacado centro de investigación, expresa su angustia ante la falta de fondos para sostener sus investigaciones en neurobiología, enfrentando la posibilidad inminente de una paralización total de las actividades.
El impacto se extiende más allá de los despidos y la asfixia financiera. El congelamiento de becas y la reducción de fuentes de financiamiento amenazan con desalentar a las nuevas generaciones de científicos, quienes podrían optar por abandonar el país en busca de mejores oportunidades en el extranjero.
La desarticulación del sistema científico argentino contrasta con la tendencia mundial de aumentar la inversión en ciencia y tecnología como motor de desarrollo económico y social. Mientras países como Israel, Estados Unidos, Francia y Alemania apuestan por fortalecer su investigación, Argentina parece emprender un rumbo opuesto, poniendo en riesgo décadas de progreso en este ámbito.
Ante el escenario desolador, los investigadores se enfrentan no solo a la incertidumbre laboral, sino también al hostigamiento y los ataques en las redes sociales, donde son señalados como responsables de la crisis económica y calificados de "parásitos del Estado". La lucha por preservar la ciencia y la investigación en Argentina se convierte en un desafío urgente y colectivo, en el que está en juego no solo el futuro de la comunidad científica, sino el desarrollo y el bienestar del país en su conjunto.