Edulcorantes: riesgo para la salud con consecuencias severas
La diabetes y el síndrome metabólico que puede generar obesidad tienen un vínculo con el uso de los endulzantes artificiales. Las precauciones a tener en cuenta para reducir su consumo.
Los edulcorantes artificiales se han convertido en una opción popular como sustitutos del azúcar en la industria alimentaria. Sin embargo, un reciente estudio realizado por miembros de dos importantes sociedades médicas en España ha arrojado luz sobre los posibles efectos negativos que estos edulcorantes podrían tener en el sistema cardiometabólico de las personas.
Publicado en la revista Current Opinion in Cardiology, el estudio realizado por los doctores Francisco Gómez Delgado y Pablo Pérez Martínez de la Sociedad Española de Arteriosclerosis y de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), junto con otros colaboradores, examina las evidencias más recientes sobre los edulcorantes artificiales, tanto nutritivos como no nutritivos, y su relación con la obesidad, hipertensión, niveles de colesterol, diabetes y eventos cardiovasculares.
Inicialmente, los edulcorantes artificiales se presentaron como una alternativa para reducir el aporte calórico en la dieta, especialmente en personas con sobrepeso u obesidad. Sin embargo, el estudio ha revelado que su consumo puede provocar un aumento de peso debido a mecanismos neuroendocrinos anómalos relacionados con la saciedad que se activan después de su consumo.
Los investigadores advierten que los edulcorantes artificiales no deben considerarse como una opción saludable para controlar el peso y que no reemplazan otras medidas nutricionales más saludables, como el consumo de productos vegetales, la reducción de alimentos procesados y la actividad física regular.
Además, se han encontrado pruebas científicas que demuestran que el consumo de edulcorantes artificiales puede causar disrupciones en el sistema endocrino, lo que afecta negativamente el metabolismo de las personas.
Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio es que el consumo de edulcorantes artificiales aumenta significativamente el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y síndrome metabólico, un conjunto de factores de riesgo para enfermedades cardíacas, diabetes y otros problemas de salud.
El trabajo también destaca que los edulcorantes artificiales provocan alteraciones en la regulación de la sensación de saciedad y en la microbiota intestinal, lo que, sumado a un aumento en la secreción de insulina, crea un escenario propicio para el desarrollo de diabetes.
Aunque los autores del estudio reconocen la necesidad de obtener evidencias más sólidas para una conclusión definitiva sobre el impacto de los edulcorantes artificiales en la salud, instan a limitar su consumo o incluso evitar añadirlos a bebidas como el café o las infusiones.
Este estudio de las sociedades médicas españolas se suma a las recomendaciones emitidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en mayo pasado. La OMS desaconsejó el uso de edulcorantes sin azúcar para controlar el peso corporal o reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles, y sugirió que su uso a largo plazo podría estar asociado con un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos.
ALGUNAS ALTERNATIVAS
Los edulcorantes artificiales o sustitutos del azúcar son productos que se usan para endulzar alimentos y bebidas sin aportar calorías o con muy pocas. Sin embargo, su consumo no está exento de riesgos para la salud, ya que pueden alterar el metabolismo, el apetito y la microbiota intestinal.
Además, no ayudan a prevenir las enfermedades no transmisibles (ENT), como la diabetes, la obesidad o las enfermedades cardiovasculares, según advierte la OMS. Por eso, es conveniente reemplazar los edulcorantes artificiales por otras opciones más naturales y saludables, que además de dulzor, aporten nutrientes y fibra.
Las frutas frescas contienen fructosa, un azúcar natural con gran poder endulzante. También aportan vitaminas, minerales y fibra. Se pueden consumir enteras, en trozos, en licuados o en compotas caseras. Son ideales para endulzar yogures, cereales, postres o infusiones.
En tanto, la miel es un producto natural que se obtiene de las abejas. Tiene un alto contenido de azúcar, pero también de antioxidantes, enzimas y minerales. Se debe consumir con moderación y preferentemente cruda y orgánica. Se puede usar para endulzar bebidas calientes, panqueques, tortas o galletas.
La melaza es el líquido que queda después de la cristalización del azúcar de caña. Tiene un sabor intenso y un color oscuro. Aporta hierro, calcio, magnesio y potasio. Se puede usar para endulzar panes, bizcochos, muffins o salsas.
Por último, los dátiles son frutos secos que se caracterizan por su dulzura y su textura suave. Contienen azúcares naturales, fibra, potasio y antioxidantes. Se pueden consumir solos o triturados para hacer una pasta que sirve para endulzar masas, batidos, helados o barras energéticas.