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Por qué las embarazadas rusas tienen sus hijos en Argentina

Por qué las embarazadas rusas tienen sus hijos en Argentina

Atraídas por factores que van de la medicina al pasaporte.

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“Lo primero que se me vino a la mente fue ‘lo logramos, por fin. Ya podemos respirar, aquí no nos alcanzan’”, confesó María sobre lo que sintió al llegar al aeropuerto de Ezeiza luego de diez días de viaje. Tras meses de planear la mudanza para toda su familia, en diciembre de 2022 María Marrero arribó a Argentina desde su Rusia natal cursando un embarazo de seis meses; lo hizo acompañada de su marido, sus dos hijas y el perro de la familia. Pero esta historia no es la única, sino que se trata de una de las tantas de inmigrantes rusas que llegaron al país mediante el fenómeno llamado “turismo de embarazadas”. 

Esto no es una novedad, “tener un hijo en Argentina siempre fue una buena idea, eso empezó hace diez años más o menos”, explicó la politóloga rusa Alexandra Petrachkova quien reside desde hace 15 años en el país. Alexandra es madre de seis hijos, de los cuales solo uno nació en Los Ángeles y el resto en Buenos Aires, en donde a su entender “la calidad del sistema de salud es excelente y cuesta como diez veces menos”.

El motor que impulsa cientos de familias a tener a sus hijos en otros países es la posibilidad de brindarles una doble ciudadanía y es ahí donde Argentina se destaca ya que “el pasaporte es mucho mejor que el ruso, porque podés viajar a Europa sin tener que tramitar la visa”, manifestó Alexandra.

Esto se vio incrementado en el último año a partir del estallido de la guerra. Pero al querer abandonar su tierra, los ciudadanos rusos se encontraron con que -a excepción de Argentina- muchos países de occidente les habían cerrado sus puertas como castigo a la invasión de las tropas de su país a Ucrania.

“Argentina es un país con muchos problemas, sabemos eso, pero para los rusos es barato vivir acá, es muy cómodo para vivir con la familia”, algo que sumado al buen pasaporte hace que sea “una buena idea venir para acá”, analizó la politóloga.

DE RUSIA CON PERRO Y TODO

“Llegamos el 1 de diciembre, estaba de 6 meses”, recordó María en diálogo con TN. Ella tomó la decisión de dejar su patria al vivir “muy nerviosa” y con temor de que “de la noche a la mañana se llevaran a mi esposo al ejército”. Fue en el mes de septiembre, con el inicio de los reclutamientos, que “entendimos que teníamos que tomar una decisión, que nuestra seguridad peligraba”, confirmó.

El momento en que el gobierno ruso comenzó a reclutar a jóvenes y adultos para que se unieran a las filas del ejército, fue el último empujón que muchas familias necesitaban para empacar todo y salir en búsqueda de un futuro más tranquilo para sus hijos.

Antonio, el marido de María, que es bailarín y se dedica a dar clases de danzas, fue el primero de su familia en dejar Rusia. Pasó tres semanas en Armenia y luego partió a Turquía, donde se encontró con María, sus hijas y la mascota de la familia, la última escala antes de llegar a Ezeiza.

¿Por qué Argentina?, es la pregunta que escuchan una y otra vez las mujeres que llegan a tener a sus bebés aquí. “Uno de los factores importantes es la medicina, era importante que nos puedan brindar un buen servicio médico a mí y al bebé”, esbozó María quien aseguró estar “súper contenta con la calidad de los médicos y con el servicio médico de por sí. Aunque no tengo seguro médico y lo estoy haciendo de forma particular, igualmente estoy muy contenta”.

Contra todo pronóstico y lo que se cree normalmente, otro de los ítems fundamentales que pusieron al país al frente como una de las mejores opciones fue la seguridad. “Aunque los propios argentinos siempre nos dicen que hay que tener mucho cuidado, yo considero que entre todos los países de Latinoamérica, Argentina parece muy seguro”.

Tras una detallada evaluación “decidimos que Argentina era el país ideal por la gente, por el clima y por el ambiente que hay. Queríamos paz, queríamos llegar y estar tranquilos, no sentir rusofobia, no sentirnos presionados o que nos hagan responsables por las actitudes del gobierno ruso”, explicó María.

Todos se mostraron más que satisfechos con el destino que eligieron para vivir, una de sus hijas se mostró contenta con el clima ya que según dijo, “en Rusia hace mucho frío”. Pero lo que todos destacan es la hospitalidad, “una cosa que me impresionó es la predisposición de las personas, en cualquier puerta que abro me dan la bienvenida”, observó el padre.

La fecha en la que llegó esta familia a la Argentina no es un dato que pase desapercibido, ya que fue en medio del Mundial. “Vimos ese ‘ambientazo’”, expresó María y tras salir a las calles a festejar la tercera estrella de la selección nacional decidieron llamar a su hijo como el capitán argentino. Por lo que el pequeño que se espera que nazca entre el 30 de enero y el 7 de febrero “va a ser un Lionel más de los que nazcan acá en Argentina”, aseguró contenta su mamá.

LA INCLUSIÓN COMO BANDERA

El sistema de salud, la facilidad para ingresar al país y las puertas que abre el pasaporte argentino son los motivos que hacen a la Argentina la atracción del “turismo de embarazadas”, pero hay un plus y es el de la inclusión.

Eso fue lo que motivó a Anna y a su novia -ahora esposa- a dejar Rusia. Ellas hace 9 meses que viven en el país, en donde se casaron y tuvieron a su hijo, Mateo.

En su país natal “es imposible para las parejas de dos mujeres tener un bebé”, aseguró Anna, algo que las puede llevar incluso a “estar un tiempo en prisión”, ya que está prohibido en Rusia. “Vinimos acá solo para vivir como familia”, expresó la mujer, que tuvo que abandonar su patria para poder estar con la persona que ama sin correr ningún riesgo. Por lo que a pesar de que su hijo ya nació, la pareja no tiene en sus planes volver a su país.

Pero ellas no fueron las únicas que eligieron a Argentina como su hogar definitivo, también lo hicieron Sviatoslav y Vera, dos jóvenes que llegaron a Buenos Aires junto a su hija de un año a tener a su segundo hijo.

“No lo oculto, al principio pensé en venir sólo unos meses para tener a mi hijo aquí, pero ahora realmente me gustó el país y la situación está empeorando en Rusia, no sé si tenemos un futuro allí”, confió el joven padre de Daniel, el bebé que nació el 12 de diciembre en el Sanatorio Finochietto.

Es que si bien “antes había algunas familias que se quedaban, la gran mayoría se iban después de tener a sus bebés”, señaló Alexandra. Ahora con el conflicto bélico en marcha son muchos los que desean dejar Rusia por tiempo indefinido y en Argentina cuando los hijos obtienen sus documentos “los padres reciben más rápido la residencia permanente”, explicó la politóloga que a diario recibe mensajes con dudas de sus compatriotas interesados en instalarse en la ciudad de Buenos Aires.

En ese sentido Denis, otro de los rusos instalados en Argentina junto a su pareja Elena, contó que con la guerra es “psicológicamente muy difícil” seguir viviendo en Rusia. “Nos dimos cuenta que no podíamos seguir viviendo en nuestro país porque para nosotros esta guerra era terrible e injusta. Es nuestro país vecino y muchos rusos tenemos familias allí”, opinó sobre Ucrania.

Es por eso que en junio, cuando se enteraron que Elena estaba embarazada, “empezamos a hablar del futuro de nuestra hija y de donde queríamos tenerla. Argentina nos pareció un país muy abierto para los inmigrantes y si nuestra hija es Argentina, desde su nacimiento va a tener más opciones en su vida”.

EL NEGOCIO DE LAS AGENCIAS

Detrás de esto se encuentra el negocio de las agencias, que buscan facilitarle a las embarazadas el arribo al país. 

A través de estas agencias, las familias reciben información sobre la documentación necesaria, ofician de traductores y hasta les hacen de nexo para poder conseguir alojamiento en Argentina.

El trabajo de estos intermediarios que actúan como traductores o acompañantes creció notablemente desde el comienzo de la guerra y según indicaron vieron quintuplicada la cantidad de sus clientes.

Los honorarios que cobran oscilan entre los 5 mil y 10 mil dólares, según los servicios solicitados. A lo que se le debe agregar un presupuesto que va de los 20 mil a los 30 mil dólares por grupo familiar para los pasajes de avión, asistencia médica y alquiler.

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