Cuántas horas duermen habitualmente y si descansan bien debería ser una consulta ineludible de los médicos a los pacientes al evaluar su salud. Así lo sostienen las autoridades de la Asociación Americana del Corazón, que acaba de incorporar el buen descanso a su lista de hábitos esenciales para cuidar la salud cardiovascular.
Al reconocer oficialmente el peso que tiene la calidad del sueño en la salud, la Asociación norteamericana, una de las referentes mundiales en su especialidad, resaltó la necesidad de que los pacientes sean interrogados, evaluados y aconsejados por sus médicos en las consultas sobre este aspecto al igual que como se hace con la hipertensión arterial, la glucosa en sangre, el colesterol, la diabetes, la actividad física, el fumar y el peso corporal.
“Distintas sociedades científicas ponen a la duración del sueño como un factor de riesgo independiente para padecer un evento cardiovascular mayor, es decir, un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular o muerte temprana, que es aquella que se da antes de la edad esperada para una población. Estas nuevas recomendaciones ponen en su lugar al sueño, algo tan importante como los otros factores de riesgo o enfermedades citadas”, explica el médico clínico Ramiro Heredia.
Mientras que dos de cada tres adultos argentinos reconocen haber sufrido en el último año algún trastorno del sueño, sólo un porcentaje mínimo lo considera motivo suficiente para consultar a un médico. En lugar de ello, la mayoría recurre a pastillas o “yuyos”, desoyendo así señales del cuerpo que no conviene desoír. Y es que aún cuando pueden parecer menores, muchos de esos trastornos están asociados a patologías serias: desde obesidad e isquemias cardíacas hasta episodios de demencia y Parkinson.
“Sólo en los últimos veinte años hemos perdido casi dos horas de sueño, y lo estamos pagando con salud. Hoy la gente no sólo trabaja más, sino que también duerme menos; en gran medida por el estímulo de las pantallas, que al simular el efecto del sol desajustan nuestros ritmos biológicos y favorecen el insomnio. Y eso nos está matando; en particular porque la falta de sueño se traduce habitualmente en obesidad; y la obesidad viene de la mano de hipertensión, diabetes y un montón de otras enfermedades”, explican desde el Centro de Estudio del Sueño del Instituto Médico Platense.
CUÁNTO SE NECESITA DORMIR
Al ser consultado sobre cuántas horas se debería dormir, Heredia cuenta que “en un estudio reciente, un grupo de investigadores, luego de analizar más de 500.000 individuos con encuestas acerca de cómo dormían, cuestionarios de salud mental, pruebas cognitivas y resonancias de cerebro, llegó a la conclusión de que un adulto sano debería dormir al menos 7 horas por día para tener una mejor salud mental, menos incidencia de trastornos psiquiátricos y una menor declinación de la cognición”.
A la vez, “dormir más de 7 horas también se asoció a una disminución de la incidencia de enfermedad cardiovascular, síndrome metabólico, sobrepeso, obesidad y muerte temprana”, comenta el profesional.
En cuanto a la población pediátrica, el especialista señala que un bebé debería dormir la mayor parte del día, un niño al menos 10-11 horas, un adolescente 9-10, y un adulto mayor podría dormir un poco menos que un adulto.
“No obstante, si una persona duerme 8 horas, y luego de esto no se siente descansada, repuesta o plena, probablemente necesite dormir más horas. No hay un número mágico. Se dice que deberíamos dormir al menos 1/3 de nuestra vida. En general, para un adulto sano, se recomienda dormir alrededor de 8 horas”, explica Heredia.
Durante las últimas décadas la escasez de sueño se ha vuelto un problema cada vez más frecuente, reconoce el médico al mencionar que según un estudio hecho en Estados Unido el 35% de la población adulta duerme menos de 7 horas, el 20% reconoce sufrir somnolencia diurna, y menos del 50% de la población siente que duerme bien.
A esto se suman la presencia de distintos desórdenes del sueño como el insomnio y la apnea obstructiva del sueño, la que afecta hasta al 15% de las mujeres, al 15-30% de los hombres y se relaciona con una mayor incidencia de hipertensión arterial, arritmias, insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes mellitus y muerte súbita.
Frente a esta problemática creciente, Heredia menciona entre las principales recomendaciones para dormir bien el establecer un horario regular para irse a dormir y levantarse. “Si se tiene la costumbre de dormir la siesta no debería exceder los 45 minutos; conviene evitar el consumo en exceso de alcohol al menos 4 horas antes de acostarse y de cafeína unas 6 horas antes de ir a la cama, y no fumar”, agrega el profesional.
No menos importante, reconoce, es “evitar los alimentos con alto contenido graso, picantes, o ricos en azúcar, y calorías hasta 4 horas antes de acostarse, esto incluye al chocolate, que tiene un efecto estimulante”.
“Hacer actividad física en forma regular puede ayudar a un mejor descanso, pero no justo antes de acostarse; usar ropa de cama cómoda; mantener la habitación bien ventilada, con una temperatura agradable; eliminar o bloquear el ruido que distrae, y la mayor cantidad de luz posible”, detalla Heredia.
El médico recomienda además “usar la cama solo para dormir y tener relaciones sexuales, evitando que esta sea un lugar de trabajo, lectura, comidas, etcétera, y advierte que no es recomendable ir a dormir con hambre (en estos casos se puede comer algo liviano antes de acostarnos).
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