El Banco de Medicamentos de Pergamino está conformado por 30 voluntarios que trabajan por un bien común que es el de proveer de medicamentos a las personas que lo necesitan. La institución atiende exclusivamente a las personas que se acercan con recetas del hospital y de los 14 Centros de Atención Primarios de la Salud (CAPS) que existen en la ciudad. "No tomamos recetas de obras sociales porque no competimos. Nuestra tarea es ser los intermediarios entre la persona que necesita un medicamento y la persona que lo tiene" expresa Abal.
La institución funciona en la sede del Ital Club, ubicado en Florida 857, los lunes y jueves de 13:30 a 15 horas, y los días miércoles de 10 a 11:30 horas. También cuentan con la ayuda de la Heladería La Fe de Casteli y San Nicolás para recibir las donaciones todos los días de 12 a 00 horas.
Cómo nació el Banco de Medicamentos
En el 2001 se produjo un accidente automovilístco y el Hospital San José no tenía los medicamentos necesarios para brindarle a los heridos. Ante este panorama, Susana Cuesta y Aurora Yapur se sensibilizaron con lo sucedido y pidieron una reunión en el Concejo Deliberante en donde plantearon el problema de la falta de medicamentos. Como resultado se llevó a cabo una colecta de dinero en toda la ciudad la cual contó con el aval del Colegio de Escribanos que fue el encargado de certificar lo recaudado para dar credibilidad.
Cuesta y Yapur se formaron en Red Solidaria, que en ese entonces lideraba Juan Carr, y presentaron como tesis de posgrado el proyecto de Banco de Medicamentos. A partir de ese entonces comenzaron a trabajar avalados por Red Solidaria y lograron conseguir la certificación del Colegio de Farmacéuticos, lo cual les permitió tener su primera sede en la Iglesia Merced por intermedio del Padre Mingo. "Gracias a estas dos mujeres y a las demás personas que las ayudaron en el camino, quedó conformado el primer Banco de Medicamentos de Argentina" explica Abal.
"Cada voluntario cede una hora y media por mes de su tiempo"
- ¿Jorge, cómo llegaste a trabajar en la institución?
- Llegué para tomar la posta que dejaron Aurora y Susana e intenté buscar una nueva forma de continuar el trabajo. Empecé a buscar voluntarios y encontré a muchos de ellos entre mis amigos. Junto con ellos nos propusimos darle el impulso al proyecto para que no sea un peso y así asegurarnos de que tenga la certeza de la continuidad. Distribuimos todo de forma tal que cada voluntario cede una hora de su tiempo por mes para esta acción solidaria. También pudimos lograr ampliar el staff de farmaceúticos y gracias a eso hoy podemos abrir tres veces por semana.
- ¿Cuáles son las tareas que cumplen los voluntarios?
- Nuestro trabajo es seleccionar, ordenar, descartar los medicamentos vencidos y atención al público. El rol de los farmacéuticos que nos ayudan es el de controlar que lo que se entrega sea lo que indica en la receta. A través del tiempo hemos logrado tener una farmacia instalada y con el mismo funcionamiento de clasificación que tienen las droguerías comerciales.
- Es bueno resaltar que ustedes no les cobran nada a las personas que van en busca de un medicamento.
- Es cierto. Eso es una pauta de Red Solidaria, nosotros no manejamos un solo peso. No podemos recibir donaciones de dinero ni tampoco podemos destinar plata para el pago de la luz o del alquiler. Nos valemos solamente de la solidaridad y esa es una de las bases de nuestra transparencia. Lo único que hacemos es recibir el medicamento que se dona y dárselo a quien lo necesite.
El Banco de Medicamentos tiene una sola excepción a la hora de aceptar recetas de mutuales, y esta es la de los remedio oncológico. A partir de un compromiso de solidaridad los voluntarios le entregan el medicamento a la persona que lo necesita y esta se compromete a devolverlo cuando la obra social se lo entregue. "Es muy común que el paciente necesite empezar con el tratamiento y la obra social todavía esté con el trámite burocrático, entonces nosotros lo que hacemos es dárselo a préstamo", dice Abal. Y este préstamo al que se refiere no se hace mediante la firma de papeles sino que a través del compromiso de palabra.
"Hemos tocado todas las puertas y las seguiremos tocando"
Actualmente la institución está en busca de un lugar más amplio porque, por suerte, el espacio que le brinda el Ital Club les comenzó a quedar chico debido a la gran cantidad de donaciones que reciben por parte de la comunidad. "Nos parece que nuestra función debe ser valorada, no solo por la sociedad, sino que también por las autoridades. Por eso desde siempre hemos tocado puertas y lo seguiremos haciendo. En estos momentos estamos tratando de conseguir un espacio más grande en el que podamos trabajar".
- ¿Desde la política le han ofrecido ayuda en algún momento?
- En 20 años que tenemos de existencia sólo un concejal nos vino a visitar. Nadie de las autoridades conocía dónde funciona nuestra institución. En abril del año pasado pedimos audiencia con el Concejo Deliberante y dos meses después tuvimos una charla por Zoom donde les contamos acerca de nuestro trabajo. Gracias a esa charla que tuvimos, hace un mes el Concejo votó por unanimidad la Declaración de Interés Municipal a nuestro Banco de Medicamentos. Por lo menos nos reconocieron oficialmente como institución. Por otro lado, pedimos una entrevista con Javier Martínez el 13 de abril y el primero de octubre logramos entrevistarnos con él. Como resultado del encuentro no nos pudo dar nada, ni siquiera la promesa de una visita y ahí quedó. Igualmente estas dos experiencias nos sirvieron para contarle a los dirigentes quiénes somos y qué trabajo hacemos.
- Resulta increíble pensar que la institución esté por cumplir 20 años exclusivamente gracias a la solidaridad de la gente y con mucho desdén de parte de la política.
- La sociedad de Pergamino es quien nos mantuvo operativos desde siempre. Si la gente no participara con las donaciones nosotros tendríamos que cerrar las puertas y resulta que vamos creciendo y creciendo. Y también es notorio que el Colegio de Farmacéuticos nos sigue avalando cuando podemos ser tomados como competencia.
- ¿Cuál es la parte del trabajo que más gratificación les da?
- La verdad es que todo. Todos los voluntarios tienen un compromiso muy grande con la comunidad. Desde que iniciamos nunca tuvimos que cerrar las puertas por falta de farmacéuticos para atender. Pero te puedo decir que cuando le entregamos un medicamento que cuesta 20 mil pesos a una persona que lo necesita es una maravilla. Te sentís bien porque podés asistir y te sentís mejor porque alguien lo donó.
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