Lito Ruiz y su pasión por la bicicleta que transformó su estilo de vida
El rojense Lito Ruiz conoció el mundo del ciclismo hace poco más de diez años y transformó su vida para que gire en torno al deporte que lo apasiona. Hoy, con 50 años, es uno de los deportistas más reconocidos y respetados en el rubro, no solo por sus logros, sino también por su manera de moverse en un ambiente muy particular.
Encontrar lo que uno ama hacer no es una misión sencilla que se puede resumir en una frase. Hay quienes se pasan la vida entera tratando de hallarse sin obtener respuestas en su interior. Otros, tienen la simpleza de ubicarlo rápidamente y, hay casos, que lo conquistan en medio de una búsqueda constante.
Pude decirse que el ciclista rojense Gustavo “Lito” Ruiz descubrió en su ser interior, que vive para pedalear, o pedalea para vivir, es lo mismo en este caso. A sus 50 años mantiene un nivel profesional que lo llevó a ser uno de los mejores de la Región en llano y montaña. Hace doce años, era algo totalmente impensado y desconocido.
Justamente, todo comenzó hace un poco más de una década. Porque en realidad Lito Ruiz corría en motocross, un deporte que requiere de una exigencia física fuerte y el paso del tiempo pone fecha de vencimiento a los pilotos. Tras un buen resultado en una enduro en el verano de 2009, se dio cuenta que era el tope de nivel que podía alcanzar como motociclística y le puso fin a su carrera.
Era momento de llenar ese vacío que dejaba el bajarse de la moto, tras invertirle tiempo, esfuerzo, lesiones y recuperaciones. Para no arrepentirse de la decisión, Ruiz vendió a su gran compañera de saltos y aventuras para cerrar definitivamente una etapa. La rutina del entrenamiento estaba incorporada en el ADN del rojense, solo faltaba encontrar qué hacer. Algo no tan sencillo. Pero la curiosidad de ver que otros compañeros de motos también cerraban esa etapa y se subían a una bicicleta, hicieron que Ruiz intentara ver de qué se trataba. “Un día me subí a una bici y no me bajé nunca más”, admitió en diálogo con Democracia. También recordó que “esos inicios fueron muy duros”, porque “andaba en un cachivache prestado (risas)”.
Tras salir unos meses a las rutas con amigos y sufrir el andar de aquella bicicleta inicial, hicieron que Ruiz tomara la decisión de invertir en su primera compañera de pedal. “A partir de ahí empecé a viajar a las carreras de Córdoba y nunca paré”, admitió el rojense, que suele vérselo pedaleando con pares de gran nivel, como también con principiantes, mostrando su verdadera simpleza, lo cual lo llevó a ser un referente y un ejemplo para otros.
A la semana de tener su primer equipo, corrió la Revancha del Río Pinto, una carrera de una dura reputación. “Cuando me encontré solo en la montaña, luchando para llegar, me di cuenta que era el hombre más feliz del mundo y ahí mismo me pregunté cómo no descubrí esto antes. Salí a la mitad del pelotón, pero terminé tan contento que, de ahí en más, empecé a viajar cada quince días a Córdoba para correr. Eso hace que a los del plano nos haga agarrar feeling con la montaña”, explicó.
En cada pedaleada que realizaba, le iba agarrando cada vez más la mano a este deporte. El paso siguiente fue adoptar dicha actividad como un estilo de vida. “Un día termino una carrera (La Vuelta de las Altas Cumbres), la cual arranqué en la punta y terminé en el puesto 33, pero la sensación había sido muy buena. Le cuento esto a un amigo y me dijo: ´Lito, vos con esa pansa nunca vas a andar bien en la montaña’. Lo quería agarrar del cuello (risas). Pero la realidad es que tenía razón”, recordó.
Esa situación hizo que, al otro día, allá por 2012, le toque el timbre a una nutricionista y deportóloga para adaptar su cuerpo a la bici. De 85 kilos que pesaba en ese momento, logró bajar a 70 kilos. “Al principio no podía creer que tenía que pesar eso para poder competir. Hoy, diez años después, peso 69 kilos, dándole la razón a mi nutricionista”, dijo Ruiz, quien lleva una vida adaptada a la bicicleta. Salidas, comidas, entrenamiento, descanso, todo gira en torno a lo mismo. Para el ciclista, este estilo de vida no es un sacrificio, ya que todo ese “esfuerzo” es retribuido con alegrías.
Hace un par de semanas, ganó La Vuelta de las Altas Cumbres, una carrera que lo vio luchar palo a palo con otros ciclistas hasta el kilómetro 70, donde el rojense pudo despegarse del pelotón y ganar por una considerable diferencia. “Un poquito de peso incide muchísimo en el cansancio y el resultado final. Medio kilo puede ser una gran diferencia”, explicó. En los últimos años el ciclismo ha crecido mucho. Jóvenes de corta edad realmente “vuelan” arriba de sus bicicletas. Ruiz, con 50 años, se mantiene, y hasta muchas veces lidera, ese pelotón de elite. “Es muy reconfortante. Cuando uno termina la carrera te das cuenta que llevar este nivel de vida vale la pena”, admitió.
En cuanto a las competencias de montaña. Ruiz consideró que “El Río Pinto es una carrera muy complicada de ganar”. Por surte tuvo la chance de hacerlo una vez, por una rueda de diferencia, pero es consciente que es muy difícil repetir el 1 en el podio por el gran nivel de la misma. “Todos apuntan a esa carrera, llegan bien entrenados por lo que ganar ahí es casi una casualidad”, consideró.
Esa adrenalina de estar compitiendo durante dos días y no saber si se sale primero o segundo, genera un querer más para lo que viene. Y en ese camino, el entrenamiento, solo o acompañado es fundamental. Rojas atraviesa un gran momento en lo ciclístico, no solo por resultados sino por la gran cantidad de gente que se ha volcado a practicar este deporte que, prácticamente, no tiene contraindicaciones.
Como se detallará, la cantidad de ciclistas se ha incrementado y la calidad ha mejorado. En las salidas grupales, el nivel de dos o tres ciclistas hace que mejore el del resto. Ruiz sabe que es considerado un ejemplo en este deporte, en el cual muchas veces pasan situaciones desagradables. Transitar el camino del deporte sano, hicieron que sea un referente para los más jóvenes. “Me considero que hago las cosas bien, sanamente, por lo que puedo considerarme un ejemplo”, valoró.
El ciclismo no tiene fecha de vencimiento como el motocross. Mientras permanezca ese fuego interior encendido que mueven el motor de querer entrenar y buscar nuevas metas y objetivos, todo indica que habrá Lito Ruiz para rato arriba de una bicicleta, recorriendo los caminos rurales de Rojas y la Región, o escalando una montaña cordobesa, cosa que lo llenan de pasión y querer más. Porque la clave, es no dejar de buscar.