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Dengue: descubren cómo el mosquito detecta al ser humano
INVESTIGACIÓN SOBRE EL AEDES AEGYPTI

Dengue: descubren cómo el mosquito detecta al ser humano

El insecto que también provoca enfermedades graves como la fiebre amarilla, el zika o el chikungunya, opera fundamentalmente a través de señales olfativas. Pero también las radiaciones infrarrojas –que emite el calor del cuerpo- son claves para que logre su objetivo: picar.

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Un grupo de investigadores descubrió que el mosquito Aedes aegypti utiliza el espectro de luz infrarrojo para detectar y alcanzar su objetivo de picar a seres humanos, según un estudio publicado en la prestigiosa revista científica Nature.

El Aedes aegypti e volvió tristemente célebre en la Argentina en los últimos años por ser uno de los principales vectores de transmisión de virus muy nocivos para la salud humana como el dengue, la fiebre amarilla, el zika o el chikungunya. Pero este es un daño colateral de su objetivo principal: alimentarse de sangre, preferiblemente humana.

Pero, ¿cómo detecta un mosquito a un humano? El aedes –según surge de esta investigación- percibe primero la mínima fluctuación de dióxido de carbono (CO₂) en el aire provocada por la respiración de un ser humano, una detección que el insecto puede realizar a más de diez metros del sujeto.

El mosquito entonces reacciona a la "actividad locomotora e incrementa su reactividad a otros estímulos provenientes del huésped", por ejemplo, el olor de los humanos, detectable a una distancia de uno o dos metros.

“Las señales olfativas orgánicas son particularmente importantes para encontrar humanos. Sin embargo, la eficacia del CO2 y de las señales olfativas para proporcionar información direccional está limitada por perturbaciones de la corriente de aire que superan la velocidad de vuelo del mosquito, o si el huésped se mueve rápidamente. Cuando los mosquitos están muy cerca de la superficie de la piel, detectan la humedad y el calor corporal convectivo”, detalla el informe.

Esta percepción sensorial del Aesde aegypti a través del olfato se debe a que posee una "pobre agudeza visual", por lo que la eficacia de estas señales se ve alterada por posibles corrientes de aire.

Sin embargo, el mosquito sí sabe que está cerca de alcanzar su objetivo cuando se encuentra a menos de diez centímetros de la piel humana, ya que detecta la humedad y el calor. Empieza entonces a percibir en el rango de la radiación infrarroja, un tipo de radiación electromagnética de mayor longitud de onda que la luz visible que no registra el ojo humano.

En la investigación sobre el Aedes aegypti, para poner a prueba su detección infrarroja los científicos colocaron 80 mosquitos hembras en una jaula, a pocos centímetros de dos placas: una a temperatura ambiente de 29,5 °C, típica de un país cálido, y la otra a la temperatura de la piel humana: 34 °C.

En el experimento también se usó la emisión de una discreta nube de CO₂ y la difusión del olor de sudor humano proveniente de un viejo guante. De este modo, los científicos observaron que una sola señal, ya sea CO₂, olor o radiación infrarroja de la placa a la temperatura de la piel, provocaba una respuesta muy débil.

No obstante, esta era notablemente más fuerte con una combinación de olor y CO₂, y máxima al asociar la radiación infrarroja, el olor y el CO₂.

A la luz de estas verificaciones, los autores suponen que "la detección por infrarrojos podría ser ampliamente utilizada por los mosquitos para dirigirse hacia huéspedes de sangre caliente". Si es así, los investigadores mencionan la posibilidad de diseñar "trampas más eficaces" en base a estas verificaciones.

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