Claves para celebrar un fin de año en paz y no estresarse en el intento
Dentro de un contexto marcado por una crisis económica y social ineludible, los pergaminenses se preparan para despedir un 2023 muy duro. El médico especialista en psiquiatría y psicoterapeuta, Juan Ignacio Bustos, ofrece unos tips para evitar que el pesimismo opaque los festejos.
En un año muy particular para todos los argentinos, con complejas situaciones socioeconómicas y políticas que nos rodean, elevados índices de pobreza, y notorio malestar y estrés psicosocial, llegó diciembre, que per se tiene características peculiares por ser el último
mes del año en el que aflora el cansancio acumulado de todo el año.
Y llegan las fiestas y con ellas esa vieja costumbre de reunir a toda la familia o cercanos (o no tanto). Para muchos, las fiestas son momentos muy esperados, gratificantes, divertidos y pacíficos. Pero para otros, esas reuniones son momentos de encuentro con personas que no vieron durante todo el año, o en muchos casos con personas con las cuales hay alguna enemistad vincular, y la reunión con él, ella o ellos, resulta más que una elección, una obligación.
En otros casos, donde quizás no existen problemas vinculares, estresan otras cuestiones como los regalos, la comida, la organización, etc. Y otras veces, las fiestas son también momentos de angustia por aquellos que no están, cuya ausencia se siente particularmente en esos días.
Toda situación que nos estrese, nos pone más a la defensiva, ya que se activan sistemas de alerta cerebrales, que se traducen con emociones ingratas. Acá les paso algunas sugerencias que pueden ayudarte a regular tus emociones durante estas fechas.
Reconocimiento. Es importante que te detengas, antes de las fiestas, a reflexionar y que aprendas a reconocer todo lo que te genere presiones o exigencias relacionadas a estos eventos, para poder actuar en consecuencia previamente antes de que sea tarde.
Sentido solidario y equitativo. No dejes en mano del anfitrión toda la responsabilidad de la organización del evento. Valora y agradece su buena predisposición a abrir las puertas de su hogar. Es importante distribuir tareas y responsabilidades, antes, durante y después del encuentro, en todo sentido, desde las decisiones, compras, la comida, el orden, la limpieza y hasta el manejo de las finanzas. En épocas de economía sensible y ajustes, es importante gestionar todos los gastos con claridad, previsibilidad y equidad, previo al encuentro, para evitar cualquier discusión y conflictiva innecesaria.
Conflictos vinculares. Es importante resolverlos previamente al evento. Si hay alguna situación vincular con alguna de las personas con las que vas a compartir el encuentro, es importante que intentes comunicarte y dialogar para limar esas asperezas previamente, en la medida de lo posible. En caso de no serlo, lo conductual toma protagonismo. Trata de sentarte lejos de esa persona/s y no compartir nada. Lo que no se resolvió antes, es difícil que se resuelva ese día. Y si la situación vincular es muy compleja, también puede ser una sabia decisión buscar otro plan evitando juntarte con esa persona/s. En definitiva, nadie está obligado a hacer algo que no quiera o que genere más perturbación que satisfacción. Y tené en cuenta que, quizás otros integrantes de tu familia no estén en conflictiva vincular, por ejemplo, tus hijos pueden estar esperando con ansias esos momentos, por ende, la alegría de ellos puede ser un motivo de alegría para vos a pesar de no sentirme muy a gusto.
Temas sensibles. El ser humano es tribal, defiende sus ideales (a pesar que la evidencia demuestre lo contrario), y lucha más por la razón que por la felicidad. Y particularmente, los argentinos somos muy pasionales, y arrastrados por esa mixtura emocional, perdemos fácilmente la objetividad. Comprendiendo esto, es importante que entiendas que hay temas que se deben manejar con cautela, y con determinados participantes de ese banquete es preferible quizás evitarlos con el fin de que ese momento festivo no se torne desagradable. Y si te sentís agraviado, ignora esa situación para dialogar en otro momento. Una cosa es debatir, otra cosa es confrontar.
Ausencias. Como sentimos miedo si estamos en una situación de peligro, tener tristeza ante la ausencia de seres queridos, por distancia o por pérdida también es normal, más en estas fechas de encuentros. Está bien tomarte el tiempo para llorar o expresar tus sentimientos. Verbalizarlo y buscar contención en ese momento, te va a hacer sentir más aliviado. Y si la persona está lejos, hoy las tecnologías son nuestros cómplices para que al menos, virtualmente, se apacigüe esa distancia.
Despliegue atencional. Esto significa depositar nuestra atención en cualquier otra cosa que pueda otorgar vivencias placenteras, por ejemplo, mirar a nuestros hijos disfrutar con sus primos, pensar en aquellas festividades en las que disfrutamos la experiencia, evocar experiencias más positivas con este mismo grupo de personas, etc.
Sé realista. Las fiestas no tienen por qué ser perfectas o exactamente como las del año pasado. Al cambiar y crecer las familias, las tradiciones y los rituales con frecuencia también cambian.
Sé positivo. Como siempre digo, el solo hecho de estar vivos es algo que cada día que nos levantamos debemos agradecer. En estas reuniones quizás haya cosas que nos desgasten o estresen, pero también hay cientos de cosas que nos diviertan, que podamos disfrutar y que por algo año a año estas costumbres las seguimos manteniendo culturalmente. En definitiva, no son los hechos lo que nos generan emociones sino la forma en cómo los interpretamos, por ello pararse frente a ellos desde un lugar positivo, siempre nos va a generar emociones más gratificantes y, por ende, mayor bienestar.
En definitiva, diciembre y las fiestas exigen que toda la maquinaria de regulación emocional esté disponible y con el mayor nivel de autoconciencia que en otras ocasiones. Así que intentemos hacer el esfuerzo en pos de pasar un buen momento en familia y que las fiestas
queden como un hermoso recuerdo. Y recordá que, si sentís que tus recursos son insuficientes para manejar todas estas cuestiones, podés pedir ayuda psicológica.
Dr. Juan Ignacio Bustos, médico especialista en psiquiatría y psicoterapeuta, MP 64023. IG: docjuanibustos.